En el sector agrícola hace falta desterrar la idea
de que sólo produce pobres, e implementar conocimiento para
impulsar su desarrollo; los agrónomos somos el vehículo
para ello, afirmó Eugenio Cedillo Portugal, académico
de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, de la
UNAM.
En ocasión del Día del Agrónomo, que
se conmemora este 22 de febrero, el universitario refirió
que esta área está estrechamente relacionada al desarrollo
de un país, “la humanidad en general requiere de alimentos,
y la agricultura es la encargada de producirlos, no sólo
en cantidad, sino en calidad”. Aquí, la participación
de estos profesionales es vital, acotó.
Uno de los retos es lograr que la población comprenda
el papel de los agrónomos en el aseguramiento de una alimentación
con calidad, “aún en condiciones adversas de clima
y suelo”.
El egresado de la Universidad Autónoma Chapingo
y especialista en agricultura protegida apuntó que aunque
en la nación “ya no se incrementa la superficie de
producción, pues cada vez hay menos tierra cultivable, es
importante emplear nuevas técnicas para optimizarla, como
los sustratos, sistemas hidropónicos o agricultura protegida
(casas sombra, túneles e invernaderos), que en México
crece, principalmente para la producción de hortalizas”.
Los sembradíos a cielo abierto no pueden ser protegidos
de lluvias torrenciales, granizadas o heladas, lo que representa
pérdidas y el incremento en los precios de los productos;
sin embargo, mediante la protegida el daño puede ser menor,
e inclusive controlarlo totalmente a través del control climático.
Es factible el uso de técnicas como la hidroponía,
riego tecnificado, nutrición balanceada y control del clima,
lo que permite obtener cosechas de mayor calidad, incrementar la
producción por unidad de superficie, y sembrar en cualquier
época del año, comentó.
En el caso del jitomate, prosiguió, a cielo abierto
se pueden obtener unas 30 toneladas por hectárea, mientras
que en invernadero la cantidad se incrementaría hasta las
250 toneladas. Si se cuenta con un sistema tecnificado, es posible
brindar calor o en su caso a las plantas y producir fuera de época.
“De eso se trata la agricultura protegida, sistema
que en México se encuentra en expansión. En 1999,
se reportaron bajo ese sistema de producción 791 hectáreas,
hoy existen más de 15 mil, principalmente en Sinaloa, Jalisco,
Baja California y Sonora, aunque prácticamente ya se emplea
en casi todos los estados de la República”.
Los alimentos del campo obtenidos con esta técnica
son más sanos, pues disminuye el uso de plaguicidas, se ahorra
agua, se pueden incorporar suelos de mala calidad a la producción
o cultivar en zonas urbanas mediante el uso de sustratos.
Según un artículo publicado por el académico
de la FES Aragón en la Revista Encuentros UNAM, medio digital
editado por la multidisciplinaria, en 2008 la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Ganadería,
reportó que 51 por ciento de la superficie de horticultura
protegida son de casa-sombra; 44 por ciento de invernadero y cinco
por ciento de otros sistemas de agricultura protegida (acolchados
o microtúneles).
Asimismo, consideró que si se enseñan estos
métodos a los agricultores es necesario también diseñar
estrategias de capacitación, planeación, financiamiento,
y la salida del producto al mercado, “sin duda, un trabajo
complejo donde los agrónomos somos parte importante”.
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