Boletín UNAM-DGCS-081
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 7 de febrero de 2013


Tania Valentina López Pérez
           


RECONOCEN INVESTIGACIONES DE BIOMÉDICAS


• Por sus estudios sobre el efecto de una hormona en el cáncer cervical, y demostrar que el reloj biológico de anticipación al alimento está formado por la interacción de varias estructuras, entre otros, integrantes de Biomédicas recibieron el Premio Silanes 2011
• Tania Valentina López Pérez fue distinguida en el rubro Autor de la Mejor Tesis Doctoral, mientras que Leticia Rocha Zavaleta, recibió la distinción como directora de la misma
• Ruud Buijs fue galardonado por el Mejor Artículo Publicado, y Abel Blancas Cabrera como el Técnico Académico del Año

Por sus trabajos sobre el efecto de una hormona en el cáncer cervical, y demostrar que el reloj biológico de anticipación al alimento está formado por la interacción de varias estructuras, entre otros, integrantes del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) recibieron el Premio Silanes 2011, que otorga esa empresa farmacéutica y la entidad universitaria a trabajos destacados realizados dentro de su comunidad.

Tania Valentina López Pérez, quien concluyó su doctorado en Ciencias Biomédicas en el laboratorio de Leticia Rocha Zavaleta (investigadora del Departamento de Biología Molecular y Biotecnología), fue distinguida en el rubro Autor de la Mejor Tesis Doctoral, mientras que Rocha recibió la distinción como directora del mismo trabajo.

En tanto, Ruud Buijs, del Departamento de Biología Celular y Fisiología, fue galardonado por el Mejor Artículo Publicado, divulgado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), en el que demostró, en colaboración con otros grupos de investigación, que el reloj de anticipación al alimento no es una sola estructura, sino varias que interaccionan entre el cerebro y otras áreas del cuerpo.

Mientras, Abel Blancas Cabrera, ingeniero de la Unidad de Bioprocesos, fue reconocido como el Técnico Académico del Año.

Las cuatro distinciones se entregaron en una ceremonia realizada en el auditorio Dr. Alfonso Escobar Izquierdo, encabezada por la directora del IIBm, Patricia Ostrosky Shejet, y el titular de Laboratorios Silanes, Antonio López de Silanes.

Eritropoyetina, pro y contra

López Pérez, bióloga y doctora en Ciencias Biomédicas en la UNAM, ganó con la tesis doctoral “Estudio de la eritropoyetina en cáncer cervical. Su efecto sobre la proliferación y las vías de señalización que activa”, en la que evaluó el papel de la hormona eritropoyetina en el padecimiento, pues se utiliza como tratamiento para curar la anemia en pacientes con esa enfermedad, pero se ha observado que produce efectos adversos, como una mayor reincidencia del tumor y un mal pronóstico para las enfermas.

“De ahí el interés por conocer el papel de esta hormona en el desarrollo o recurrencia de la afección. En el laboratorio observamos que es capaz de inducir diferentes vías que favorecen al tumor. En el trabajo evaluamos la proliferación celular y observamos que favorece el crecimiento de las células tumorales”, explicó López Pérez, en entrevista.

En su trabajo, analizó las vías de señalización que se activan con esta hormona, es decir, qué caminos sigue la célula para proliferar. “La idea es que, a partir de estos estudios, se puedan sugerir tratamientos combinados que permitan tratar la anemia sin que haya proliferación de las células tumorales. Ése es el interés global del proyecto”, detalló.

Su tutora, Rocha Zavaleta, consideró que el trabajo, publicado en la revista International Journal of Cancer, puede ser de importancia para las pacientes oncológicas.

“Hasta ahora se demostró que la eritropoyetina puede ser un arma de dos filos, pues reduce la anemia, pero aumenta el crecimiento del tumor. El trabajo de Valentina da pie al diseño de mejores terapias en las que las pacientes puedan ser curadas de la anemia sin afectar el desarrollo de la terapia antitumoral. Actualmente, investigamos de qué manera diseñar mejores sistemas de tratamiento”, adelantó.

Controla red neuronal anticipación a los alimentos

La fisiología y el comportamiento de los mamíferos se rigen por ciclos de descanso y actividad, que dependen del funcionamiento neuronal sincronizado por el reloj biológico o núcleo supraquiasmático (NSQ), ubicado en la base del hipotálamo.

La actividad neuronal de este reloj es dirigida por genes que le dan un ritmo autónomo, pero en su sincronización es fundamental la luz, que brinda señales de actividad en el día, y de descanso en la noche. Para lograr este proceso, el NSQ tiene extensas proyecciones neuronales en el hipotálamo, a través de las cuales transmite su ritmo al resto del cerebro.

Un estudio realizado en Estados Unidos en 1977 demostró que, si se restringe el acceso a los alimentos durante el día a un periodo corto y previsible para ratas de laboratorio, éstas cambian su patrón de comportamiento y pueden anticipar por varias horas el próximo evento de alimentación, aún sin tener NSQ.

Aparentemente, explicó Ruud Buijs, esos roedores tienen la capacidad de organizar el tiempo en función de la alimentación, pues antes de la hora de la comida ya presentan cierta actividad y comienzan a secretar hormonas como la corticosterona.

Con estos resultados, investigadores en el mundo plantearon que la anticipación a la comida, aún sin el NSQ, era regulada por otro reloj, al que llamaron por más de 30 años “reloj de anticipación a la comida”, mismo que trataron de ubicar.

En su trabajo, publicado en la revista PNAS, Ruud Buijs demostró que el reloj biológico que se anticipa a los alimentos en los mamíferos no es una sola estructura, sino una compleja red neuronal que funciona entre el cerebro y otras zonas del organismo.

Al respecto, estudió la actividad neuronal en el hipotálamo durante la anticipación a la comida, con el uso del marcador de actividad neuronal c-Fos, en un modelo experimental de rata. Observó que la actividad del NSQ se reducía en la fase de reposo si los animales anticipaban a la comida, y simultáneamente, la actividad en el núcleo dorsal medial del hipotálamo (DMH, por sus siglas en inglés) se incrementaba.

Asimismo, demostró que la inhibición de la actividad neuronal del NSQ se debía a la activación del ácido gamma-aminobutírico (GABA) en las neuronas del DMH, que proyectaban al NSQ. Dado que en los animales nocturnos como las ratas, la actividad del NSQ inhibe la actividad locomotora, Buijs formuló la hipótesis de que la disminución de la actividad del NSQ es necesaria para que el animal inicie actividad durante su periodo de descanso.

En el momento que el investigador lesionó el DMH, se presentó no sólo la pérdida de la anticipación al alimento, sino también un incremento simultáneo en la actividad del NSQ, indicativo de que, sin DMH, el NSQ mandaba una fuerte señal al cerebro del animal para mantenerse inactivo. Estas observaciones fueron probadas y con ello se mostró que, después de la pérdida de la actividad anticipatoria al alimento por lesión del DMH, ésta se recuperaba si se lesionaba el NSQ.

Buijs y sus colaboradores concluyeron que en animales intactos la anticipación al alimento durante el periodo de descanso, sólo puede producirse si el DMH inhibe la actividad del NSQ, lo que permite la actividad locomotora. Como resultado, la anticipación se origina en una red neuronal que comprende normalmente la interacción entre el DMH y el NSQ.

Sin embargo, el hecho de que sin DMH y sin NSQ los animales puedan anticipar al alimento, señala que muchas estructuras más en el cerebro están involucradas en este tipo de respuesta. El estudio también demuestra que la interacción puede servir como un sistema intrahipotalámico para señalizar el inicio de la actividad durante las fases predeterminadas de descanso, según el reloj circadiano.

Unidad de Bioprocesos

Abel Blancas Cabrera, Premio Silanes al Técnico del Año, está adscrito a la Unidad de Bioprocesos, donde se indagan los factores hidrodinámicos que ocurren en fermentaciones, y se estudian procesos de recuperación de productos por diversos métodos, como el secado por aspersión, liofilización o purificación por técnicas cromatográficas.

El grupo analiza a detalle los fenómenos de transferencia de los procesos de fermentación y lleva estos conocimientos a procesos de escalamiento.

La Unidad tiene la capacidad de desarrollar bioprocesos para la industria alimentaria, principalmente los relacionados con el agave y la cerveza. También puede producir biofertilizantes para la agricultura, además de realizar estudios en la producción de proteínas recombinantes glicosiladas en cultivos bacterianos.

En el evento, también se distinguió a 50 trabajadores académicos y administrativos por su antigüedad en Biomédicas. Cinco fueron reconocidos por 10 años de labor; nueve por 15; 13 por 20; seis por 25, y tres por 30 años de servicio.

Además, recibieron diploma y distintivo seis empleados con 35 años de antigüedad, cuatro con 40, y una académica, Guillermina Yankelevich Nedvedovich, por 55 años.

Tres académicas con 25 años de servicio –Patricia de la Torre, Edda Sciutto y María Sitges—recibieron también un reconocimiento al mérito universitario.

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Fotos

Ruud Buijs, Tania Valentina López Pérez, Leticia Rocha Zavaleta y Abel Blancas Cabrera, recibieron el Premio Silanes 2011.