Boletín UNAM-DGCS-071
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 2 de febrero de 2013


Guillermina Alcaraz Zubeldía

           


EL CANGREJO ERMITAÑO, MUCHO MÁS GREGARIO DE LO QUE SUGIERE SU NOMBRE


• El equipo coordinado por Guillermina Alcaraz Zubeldía, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, estudia el comportamiento de este crustáceo, único ser vivo que usa los restos de otro organismo como refugio
• Las características del oleaje determinan el tipo de conchas de gasterópodo que usan a manera de coraza

El cangrejo ermitaño, especie abundante en los ecosistemas costeros, es objeto de estudio de un grupo de investigadores del Departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias de la UNAM, coordinado por Guillermina Alcaraz Zubeldía. Hasta ahora, los resultados indican una sorprendente conducta individual y grupal, y comprueban datos empíricos de su posición en la cadena trófica.

Los investigadores han establecido que el adjetivo “ermitaño” no es preciso para definir la vida gregaria del crustáceo y cuentan con información suficiente para documentar esa afirmación. En este análisis, el objetivo es conocer su fisiología, conducta y ecología. Su caso es excepcional, pues son los únicos seres vivos que utilizan los restos de un cuerpo como refugio, es decir, la concha de un gasterópodo, que debe ser cambiada constantemente debido a que al aumentar de talla, requieren corazas más grandes.

De acuerdo con Alcaraz Zubeldía, al igual que otras especies de cangrejos, los ermitaños son detritívoros (se alimentan de detritos), carroñeros y, a veces, se nutren de pequeños organismos y algas.

Además, limpian las playas de residuos, y si se estima que las poblaciones pueden ser relativamente extensas, su labor es considerable. Forman parte de la cadena alimenticia, no como depredadores, sino como carroñeros.

La especie con la que trabajan los universitarios presenta una coloración roja y su talla no sobrepasa los cinco centímetros. En referencia a la utilidad que representen para la especie humana, la investigadora descartó el aspecto alimentario.

El propósito de estudiar a estos vistosos animalitos, abundó Alcaraz, es contar con un modelo de población. Su comportamiento representa un caso excepcional de la lucha por recursos; “para ellos, el más importante son las conchas de caracoles, que son limitadas, lo que motiva la competencia”. En este tipo de análisis son importantes las respuestas de desempeño individual, el uso y la distribución de medios para sobrevivir en la población y las diferencias funcionales y conductuales entre ejemplares.

Para estudiar esta conducta, el grupo de biólogos seleccionó la especie Calcinus californiensis, presente en todo el litoral mexicano. Los especialistas registraron y midieron las conchas de gasterópodos, blanco de la disputa para protegerse de los elementos adversos, depredadores y ecosistema. Tras un minucioso registro morfológico, determinaron que son cinco conchas las preferidas por los cangrejos de la playa Troncones, en el municipio de Zihuatanejo, Guerrero.

Por sus características (resistencia, ligereza o tamaño de la apertura) los ermitaños prefieren las de los caracoles Cantharus sanguinolentus, Stramonita biserialis, Mancinella triangularis, Nerita scabricosta y Columbella fuscata, en esa secuencia, pues poseer alguna de ellas representa costos y beneficios. Las fácilmente depredadas son las menos ocupadas y, por el contrario, las difíciles de romper son las preferidas, aunque son más pesadas y dificultan la locomoción.

Otro aspecto de la evaluación consiste en precisar su distribución en las zonas de oleaje. De acuerdo con Alcaraz, los ermitaños utilizan diferentes en distintos niveles; así, su ocupación en el gradiente intermareal está determinada por las ventajas que estas corazas ofrecen frente a la presión hidrodinámica.

No obstante, el hallazgo más interesante, según la investigadora, se refiere a la pequeña población de cangrejos (apenas un cinco por ciento) que habita en conchas rotas. “Vivir en una con estas características disminuye su metabolismo —crucial en las habilidades de locomoción y competitivas— y dificulta conseguir recursos. Los cangrejos en corazas con fisuras ya no pelean por éstas. De ahí que sea una de las preguntas que me interesa responder”.

Para resolver esta cuestión, el grupo de investigadores experimentó con animales con conchas dañadas e intactas, colectados en condiciones similares. “Vimos que los animales que viven en las rotas tienen mayor motivación y que sólo por eso ganan combates a cangrejos cuyas cubiertas no tienen grietas. A pesar de tener metabolismos deficientes, están motivados a pelear de manera eficiente por recursos. Eso no sólo los anima, sino que hace que en situaciones similares, ganen en un enfrentamiento”.

Otra vertiente del trabajo pretende dilucidar la dinámica poblacional de moluscos y cangrejos ermitaños. “Mueren los primeros y los segundos aumentan en número, pero si no, el crecimiento se estanca. Entonces, ¿cómo se relacionan esas dos poblaciones? No lo sabemos, aún hay muchas preguntas que contestar a nivel poblacional, conductual, fisiológico y de integración hormonal”, concluyó.

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Fotos

Los cangrejos estudiados habitan en la playa Troncones, municipio de Zihuatanejo, Guerrero.