Un grupo de investigadores encabezado por Santiago Arizaga
Pérez, del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco)
de la UNAM campus Morelia, trabaja en la conservación de
un zapote silvestre conocido localmente como zapote prieto, especie
vegetal arbórea recién descubierta, pero en peligro
de extinción.
“Empecé a interesarme en Diospyros xolocotzii
a partir de la creación del Jardín Botánico
del CIEco, a finales de 2005, pues uno de nuestros objetivos fue
la conformación de una colección de especies amenazadas”,
explicó Arizaga Pérez.
En 2006, conoció esta especie en su hábitat
natural y comenzó su propagación a partir de la
germinación de sus semillas. Hasta 2009, luego de llevar
a cabo algunos estudios poblacionales, él y sus colaboradores
habían contabilizado 121 en La Mintzita.
“Al año siguiente realizamos censos más
detallados, lo que derivó en la identificación de
más (218); hicimos también algunos experimentos
con la reintroducción de 100 plantas en su hábitat
natural. En 2011 teníamos contabilizados 233, lo que incluye
las 15 plántulas sobrevivientes un año después
de su reintroducción”, comentó.
Como parte de las acciones de conservación de
esta especie, a mediados del presente año se sembraron
52 individuos en el campus Morelia de la UNAM; además,
se han donado algunas plantas a los jardines botánicos
de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
y del Cerro del Punhuato, en la misma ciudad.
El zapote prieto presenta tanto hojas como frutos; éstos
son mucho más pequeños que los del zapote negro
(Diospyros digyna), que se comercializan en numerosos
mercados del centro del país.
Conservación
En el contexto biológico, la conservación
alude al hecho de preservar una especie en proceso de extinguirse
a diferentes niveles geográficos: local, nacional o mundial.
El zapote prieto es endémico, es decir, únicamente
existe en el occidente del país; por lo tanto, el impacto
de su conservación no sólo es a nivel local, sino
mundial.
Algunos seres vivos pueden generar nueva descendencia
a partir de algunas de sus estructuras anatómicas. En el
caso de las plantas, estos nuevos “hijos” (descendientes)
se pueden originar a partir del fragmento de una rama, una hoja,
las raíces o del tallo. Este mecanismo recibe diversos
nombres: propagación vegetativa, multiplicación
vegetativa y clonación. Los descendientes son llamados
propágulos vegetativos o clones, y son idénticos
genéticamente a su ancestro (planta madre).
Diospyros xolocotzii se propaga vegetativamente,
es decir, genera nuevos individuos a partir de las raíces.
Por eso, las cifras demográficas (total de individuos)
han variado mucho desde su descubrimiento hasta los censos actuales:
79 por ciento de los 233 individuos contabilizados en 2011 son
clones producidos de manera natural.
“Este mecanismo ha sido desarrollado por los organismos
para asegurar el mantenimiento del espacio como un proceso evolutivo
que garantice la preservación de la especie. Pero, por
su actual estado de conservación, la capacidad de regeneración
natural no asegura la permanencia de la especie. De acuerdo con
nuestras estadísticas, el número de clones que produce
cada ejemplar es de sólo 1.6, en promedio, una tasa muy
baja”, apuntó el experto.
En términos evolutivos, el mecanismo más
eficiente para la preservación por la reproducción
sexual, que se da a partir de las semillas de los frutos, pero
en el zapote prieto los sexos están separados, significa
que hay árboles femeninos y masculinos, y para garantizar
la formación de semillas fértiles es necesaria la
presencia de un polinizador que actúe como vector y lleve
el polen de la flor masculina al estigma de la femenina, y así
asegure la fecundación de los óvulos. Con el tiempo,
estos óvulos se transformarán en semillas.
“La población silvestre de zapote prieto
en La Mintzita está distribuida en una superficie pequeña,
de 25 hectáreas. Sólo hay nueve individuos femeninos
y 16 masculinos adultos que producen flores. Además, muestran
una distribución dispersa entre ellos”, señaló.
De los nueve árboles femeninos, únicamente
tres producen frutos; los demás no contribuyen al mantenimiento
de la población porque la distancia que guardan con los
individuos masculinos no favorece su reproducción. “Nuestras
observaciones sugieren que los insectos son los vectores de este
sistema natural que favorece la polinización entre las
flores”, añadió.
En la conservación la cosecha de semillas es básica,
su estudio, germinación en laboratorio y el crecimiento
de la planta. Arizaga Pérez y sus colaboradores también
han tratado de obtener clones del zapote prieto en su hábitat
natural. “Hemos recurrido a técnicas de propagación
de tejido de cultivos (biotecnología), pero aún
no hemos obtenido los resultados esperados”, explicó.
Los investigadores lograron injertar el zapote prieto
(Diospyros xolocotzii) sobre el zapote negro, pero las
plantas resultantes murieron en invierno, porque este último,
que proporcionó el sistema radicular (llamado portainjerto),
es de clima tropical y no toleró las bajas temperaturas.
Diversidad genética
La diversidad genética es uno de los aspectos
más importantes para la evolución de una especie,
pero en este caso, como sólo hay tres individuos reproductivos
que participan en el mantenimiento de la población, es
posible que pueda ser extremadamente baja.
“Entre más diversidad genética haya,
la progenie que se obtenga será más vigorosa, y
la capacidad de sobrevivencia se incrementará. Reconocer
a individuos reproductivos en otras localidades abre la posibilidad
de aumentar la variación por medio de polinizaciones artificiales”,
indicó Arizaga Pérez.
Mediante trabajo exploratorio, los investigadores encontraron
tres nuevas localidades donde hay individuos de Diospyros
xolocotzii: dos de Michoacán y una de Guanajuato.
En Santa María de Guido, un poblado absorbido por el sur
de Morelia, detectaron uno reproductivo masculino que puede servir
como donador de polen para aumentar la variedad genética
de La Mintzita.
En Santiago Undameo, a 13 kilómetros al suroeste
de Morelia, encontraron cuatro individuos reproductivos: un macho
y tres hembras, de tal manera que ahí podría haber
producción de semilla.
Y en Guanajuato descubrieron la población silvestre
de zapote prieto mejor conservada. Estudios preliminares recientes
sugieren que allí hay más de mil 500 individuos.
“Aunque muchos son vástagos clonales, al
hacer un censo encontramos 793 originados por semilla. Tenemos
marcados 240 femeninos y 72 masculinos, lo que nos da una relación
mayor en términos de individuos de ambos sexos, que son
fundamentales para el mantenimiento de la población”,
refirió.
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