En la Coordinación de Geotécnica del Instituto
de Ingeniería (II) de la UNAM, analizan la posibilidad
de reutilizar las botellas de polietileno tereftalato (PET), usadas
en el envasado de agua y bebidas carbonatadas, en obras de geotécnica,
como material de restitución en suelos de baja capacidad
de carga.
El propósito es presentar una alternativa económica,
rápida y ambientalmente amigable para el mejoramiento de
la capacidad de carga de suelos destinados a la construcción
de viviendas de tipo social, y de terraplenes de vías secundarias.
Se pretende dar a las botellas PET un sitio de disposición
final, que por su durabilidad, resistencia, mecánica y
química, favorezca el mejoramiento de grandes extensiones
de suelo de baja capacidad de carga, explicaron el titular de
este proyecto Eduardo Botero Jaramillo, y su asistente, Liliana
Muñoz Pérez.
La investigación se realiza con el objetivo de
producir una innovación tecnológica que reemplace
las materias primas no renovables que se emplean en la ingeniería
civil, por otras más abundantes, y que no tienen un destino
final adecuado, como los materiales de desecho.
Para lograrlo, explicó, se caracterizaron las
propiedades mecánicas de los envases más comunes
en el mercado, de manera individual y en grupo. Actualmente, se
elabora un modelo de comportamiento.
Los resultados de la fase individual experimental, han
permitido determinar un rango amplio de resistencia entre las
diferentes marcas. En ensayos posteriores, se han realizado pruebas
con seis botellas juntas, en diferentes conformaciones geométricas,
y se han logrado altas resistencias.
A diferencia de los planteamientos tradicionales de la
ingeniería geotécnica, en este tipo de solución
el aire sí trabaja y aporta una parte fundamental de la
resistencia, para lo cual es indispensable que el envase siempre
esté bien tapado, comentó la postulante a ingeniera
civil, Liliana Muñoz.
En tanto, Botero recordó que, de acuerdo con el
último reporte de la Beverage Marketing Corporation,
México ocupa el segundo lugar en consumo de envases PET
para bebidas carbonatadas.
También, la firma estadounidense de consultoría
ubicó a nuestro país como el mayor comprador de
agua embotellada, con 248 litros per cápita en
2011, más del doble que en Estados Unidos, con 110 litros
registrados.
“Por la cantidad de botellas que se producen a
diario, y por su enorme volumen, se busca la forma de emplearlas
en obras geotécnicas, lo que se ve favorecido por su durabilidad,
resistencia mecánica y química”, señaló.
Este proyecto, acotó Muñoz Pérez,
busca comprender el comportamiento mecánico del PET, bajo
esfuerzos de compresión estáticos, además
de conocer la influencia que ejercen la densidad del material,
el esfuerzo de confinamiento y la velocidad de desplazamiento
sobre ese comportamiento.
Se pretende una técnica que mitigue el daño
ambiental. Con los materiales de deshecho se aminorarían
los costos monetarios y se mejoraría la seguridad en ciertos
tipos de obras civiles. Se busca un impacto directo sobre la colectividad,
las estructuras de interés social y la infraestructura
vial, concluyó.