Autolesionarse es un factor de riesgo para el suicidio;
según estadísticas de hospitales, un alto porcentaje
de quienes ingresan por intentar quitarse la vida se han infringido
laceraciones con anterioridad, alertó Emilia Lucio Gómez-Maqueo,
académica de la Facultad de Psicología (FP) de la
UNAM.
En los últimos años, cada vez con mayor
frecuencia los jóvenes de entre 10 y 16 años se
hieren con objetos punzocortantes para liberar sus tensiones,
o como una forma de llamar la atención, en una práctica
denominada cutting, indicó.
Este tipo de lesiones no ponen en riesgo la vida, pero
en ocasiones pueden ser la antesala del suicidio. Quienes efectúan
el primer intento, son más propensos al segundo. Los individuos
con esta conducta autolesiva inician con cortadas pequeñas,
pero algunos, al paso del tiempo, lo hacen con mayor continuidad
y, en ocasiones, pueden ser realmente letales.
Algunos muestran las cicatrices, pero la mayoría las ocultan
bajo playeras de manga larga, muñequeras o pulseras. “Existen
diferentes tipos de cutting, pues no siempre se hacen
rayas en las muñecas; también pueden hacerlo en
las piernas u otras partes del cuerpo”, precisó la
psicóloga.
Este proceder deriva, en parte, de factores sociales
y culturales, pues el entorno actual es más exigente con
los adolescentes por la violencia, la competencia en el trabajo
y en la escuela; todo ello es motivo de sufrimiento. Para la mayoría
de quienes la practican es una forma de acabar con el dolor o
el enojo y, por lo general, se trata de personas con baja autoestima,
o con familias donde se vive violencia. También juegan
un papel importante las nuevas tecnologías, pues en Internet
se muestra el cutting y muchos lo imitan.
Se lastiman porque se sienten rechazados o han sido sexualmente
abusados; incluso, quienes tienen trastornos de la alimentación
como bulimia, se cortan para distraer los deseos de comer, abundó.
Este comportamiento se presenta a partir de los 10 años
de edad, y si no se atiende, puede perdurar hasta la edad adulta,
pues está asociado, además, con la depresión,
la ansiedad y la autoestima.
Tratamiento
Lucio Gómez-Maqueo indicó que los medicamentos
no siempre tienen buenos efectos sobre el cutting, por
lo que el mejor tratamiento consiste en psicoterapia y apoyo familiar.
Además, en este proceso se debe evitar el uso
de la red, pues existen sitios donde se muestran diversas formas
de lesionarse, e incluso existen foros donde los jóvenes
pueden conversar sobre su experiencia, lo que no favorece la recuperación.
Otro factor que se debe considerar es que los adolescentes
están en la etapa de búsqueda de identidad, y lastimarse
implica poner límites entre su cuerpo y sus padres, si
estos últimos son muy intrusivos, añadió.
“Los jóvenes deben entender que el daño
físico puede ser irreversible, porque las cicatrices son
difíciles de borrar; también es preciso que comprendan
que cortarse sólo aminora la carga emocional unos instantes,
y por lo mismo no es la solución a sus problemas. Deben
saber que las heridas pueden infectarse y contraer enfermedades
por el uso de objetos punzocortantes sin esterilizar”, concluyó.