Un grupo de científicos de la UNAM ha realizado
diversos estudios para la Comisión Federal de Electricidad
(CFE), enfocados a la ubicación y análisis de yacimientos
geotérmicos en el país, de los que se puede extraer
energía renovable.
En la Unidad Morelia del Instituto de Geofísica
(IGf), José Luis Macías Vázquez y su grupo
(conformado por dos investigadores posdoctorales y 10 estudiantes
de posgrado, junto con investigadores del Instituto de Geología
(IGL) y de otras universidades como la Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo, Autónoma de San Luis Potosí, y de Alaska
en Fairbanks, Estados Unidos), combinan trabajo de laboratorio
y de campo para ubicar regiones precisas que concentran energía
del interior de la Tierra, antes de que los especialistas de la
CFE hagan perforaciones para su extracción.
Calor interno de la Tierra
La energía geotérmica se deriva del calor
interno del planeta. Proviene del subsuelo, donde la temperatura
aumenta con la profundidad, es decir, tiene un gradiente térmico
y un flujo de calor del interior al exterior.
Este fenómeno se debe a la estructura interna
de nuestro mundo, constituido por tres capas concéntricas:
el núcleo, que es la zona más interna, hecha de
hierro fundido a más de cuatro mil grados Celsius. El manto,
una intermedia formada por silicatos de hierro y magnesio, con
temperaturas que van de los cuatro mil a los 800 mil grados Celsius,
según sus fronteras con las otras.
Y la corteza, que es la parte más exterior y visible,
de silicatos de aluminio y magnesio, con un espesor que va de
cinco a 35 kilómetros, con temperaturas variables entre
800 y mil grados Celsius si está en contacto con el manto,
y de 15 a 20 grados en la superficie.
El flujo de calor es muy elevado en algunas regiones
del mundo, donde hay fenómenos geológicos como actividad
sísmica elevada, formación de cordilleras y actividad
volcánica actual o reciente. Éstos representan distintas
formas de liberación de la energía interna de nuestro
planeta, y pueden aprovecharse como fuentes geotérmicas.
Mapas y modelos digitales
Para ubicar estas últimas para su futura explotación,
José Luis Macías y sus colaboradores combinan trabajo
de laboratorio y de campo.
“Primero hacemos un mapa del sitio, con información
del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), y generamos un modelo digital de la región en
dos o tres dimensiones. Con él podemos trazar los polígonos
de cada uno de los cuerpos de roca, que representan parte de la
evolución del área geotérmica”, señaló
el vulcanólogo.
Hasta ahora, los universitarios han realizado proyectos
para la CFE en los complejos de Cerro Prieto, Baja California
(el principal campo productor de geotermia en el país);
Tres Vírgenes, Baja California Sur; Los Azufres, Michoacán,
y Chichonal, en Chiapas.
“En el caso del Complejo Volcánico de Tres
Vírgenes, ubicado en Baja California Sur, en el modelo
tridimensional se distingue, por ejemplo, el volcán más
joven, con una colada de lava espesa y flujos muy recientes. También,
estudiamos la estratigrafía y geología del sitio,
así como la evolución volcánica y geoquímica
de la estructura de Cerro Prieto en Baja California Norte”,
destacó.
El mapa final de cada proyecto incluye una carta geológica
y la evolución del volcán, que a los especialistas
de la CFE les sirve para refinar su forma superficial y del subsuelo,
así como la exploración geotérmica. “Con
ello pueden ver mejor cuáles son las áreas más
jóvenes y dónde hay actividad hidrotermal que sea
más factible para proyectar sus nuevos pozos”, dijo.
El universitario aclaró que en el Complejo Volcánico
Tres Vírgenes ya explotan energía geotérmica,
“pero quieren mejorar su conocimiento para identificar mejor
en qué áreas es más adecuado perforar y continuar”.
Este tipo de análisis también lo han hecho
para el campo de Los Azufres, en Michoacán, y para el complejo
volcánico Chichonal, en Chiapas, en donde la CFE tiene
un nuevo proyecto para futura explotación geotérmica.