Según datos de la Secretaría de Salud,
en México el Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa
más frecuente en la población, sólo después
del Alzheimer, y la cuarta causa de consulta en el Instituto Nacional
de Neurología y Neurocirugía.
Ante ello, un grupo de especialistas encabezados por
Anahí Chavarría Krauser, investigadora de la Facultad
de Medicina (FM) de la UNAM, estudia el uso de la silimarina (Cardo
Mariano) como agente neuroprotector en el manejo de ese padecimiento.
Obtenida de la planta Silybum marianum, es un
extracto con capacidad antioxidante y anti-inflamatoria, características
que condujeron a los universitarios a considerar ambas propiedades
como neuroprotectores en la enfermedad de Parkinson, que presenta
una paulatina, pero progresiva pérdida de neuronas en la
sustancia nigra.
Anahí Chavarría, quien desarrolla esta
investigación en el Edificio de Medicina Experimental de
la FM, ubicado en el Hospital General de México, indicó
que se conocen otras propiedades benéficas de la silimarina
en otras afecciones, tanto humanas como en modelos animales.
“Nos pareció que sus efectos antioxidante
y anti-inflamatorio son de interés para explorarse en patologías
donde la inflamación y el estrés oxidativo son claves”.
Se conocen varios factores predisponentes a la enfermedad,
como la mutación de algunos genes, aunque esta causa sólo
explica entre el cinco y 10 por ciento de los casos. “Se
conoce que la exposición a ciertas toxinas ambientales,
como pesticidas, también podría explicarla”.
La especialista en neuroinmunología explicó
que este padecimiento se caracteriza por la pérdida específica
de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia nigra
del mesencéfalo, lo que ocasiona en las personas afectadas
temblor de reposo y dificultad en la marcha, el movimiento y la
coordinación. Con la progresión, los pacientes sufren
pérdida de autonomía, rigidez muscular, así
como problemas de salivación, deglución y constipación,
entre otros.
“Probamos este complejo de moléculas en
modelo animal (ratón) de la enfermedad de Parkinson, inducido
con la neurotoxina MPTP (1-metil-4-fenil-1,2,3,6-tetrahidropiridina).
Se aplicó la silimarina vía intraperitoneal y se
observó que a determinadas dosis conservó los niveles
de dopamina en el estriado (entre 29 por ciento y 69 por ciento);
disminuyó significativamente el número de células
apoptóticas en la sustancia nigra, y conservó
en forma importante el número de neuronas dopaminérgicas
en esa región del mesencéfalo. Además, no
tuvo efectos adversos en los animales control”, indicó.
Ahora, los universitarios se encuentran en proceso de
determinar la dosis para su administración oral, necesaria
para obtener los mismos efectos que con la aplicación intraperitoneal.
“Estamos por resolver algunas cuestiones de la
administración, porque el extracto es liposoluble y no
tanto hidrosoluble; es decir, se absorbe con mayor facilidad con
grasas. Debemos ver si mejoramos su absorción al administrar
junto con un vehículo, como un medio oleoso o micelas”,
especificó.
Una vez resuelto ese último aspecto, prosiguió,
“podríamos buscar un laboratorio clínico que
nos ayude a realizar la parte orientada hacia humanos para demostrar
su eficacia neuroprotectora, y de ahí, ofrecerlo a una
instancia farmacológica interesada en comercializar este
principio activo como un medicamento vía oral, y no como
un suplemento alimenticio”, puntualizó.
La planta ya se ha empleado en otras afecciones como
las hepáticas, aunque es poco lo que se conoce sobre los
mecanismos antioxidantes y anti-inflamatorios. “Con anterioridad,
trabajamos silimarina en diabetes tipo I, de ahí surgió
la inquietud de aplicarla en otro modelo o padecimiento”.
En este proyecto participan el doctorante José
de Jesús Pérez Hernández, de la Facultad
de Medicina, y Esperanza García, del Instituto Nacional
de Neurología y Neurocirugía.