Todos los días en el país se desechan,
sin control sanitario, grandes cantidades de basura orgánica
de origen vegetal y animal, restos de comida y de cultivos, así
como excremento de puerco, gallina y borrego que, al descomponerse,
contaminan el medio ambiente y despiden malos olores.
A partir de esta problemática, un grupo de investigadores
del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, dirigido por
Julieta Ramos Elorduy, creó un método para reciclar
estos residuos mediante el empleo de varias especies de insectos.
“Nos propusimos utilizar larvas de moscas, hormigas,
escarabajos, cucarachas, gusanos, grillos y chapulines, entre
otros, para descomponer la basura orgánica y transformarla
en biomasa, que puede ser aprovechada como alimento para pollos,
gallinas ponedoras, gallos, conejos, avestruces, truchas, peces
de ornato e, incluso, ganado”, dijo la investigadora.
Así, con una sola acción se alcanzarían dos
objetivos: evitar que los desechos contaminen y, a la vez, producir
alimento para animales. Con todo, en opinión de Elorduy,
aún se debe escalar este método para comprobar su
eficacia absoluta. “En algunos casos hemos obtenido buenos
resultados, pero en otros no tanto, por lo que debemos hacer más
experimentos”.
A la fecha, ha sido puesto en práctica sólo
en el laboratorio de los universitarios. De acuerdo con el tipo
de residuos del que dispongan, emplean distintas especies. Algunas
veces apenas empiezan a descomponerse, y otras ya cumplieron ese
proceso, y según el grado de humedad que contengan, se
trata de basura muy fresca, o no.
Esto último es muy importante, porque los insectos
se desarrollan no sólo a partir de la temperatura, sino
de la cantidad de humedad y luminosidad que haya en su ambiente.
Por otro lado, los universitarios aprovechan diferentes
estadios del desarrollo de determinado animal, para que descomponga
los residuos orgánicos y los transforme. Algunos insectos
son omnívoros y otros no, por ello, Elorduy y sus colaboradores
deben saber cuál es la dieta precisa de cada uno, para
que pueda hacer su labor.
La biomasa obtenida ha sido llevada a la Granja Zapotitlán,
de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, así
como a otros puntos de San Miguel Regla y Hueyapan, en Hidalgo,
para que la consuman diferentes animales.
“Ahí alimentamos a pollos, gallos de pelea
y peces. Los primeros se desarrollaron muy bien, los segundos
se veían más alertas, y los terceros crecieron en
mayor medida y adquirieron una mejor coloración desde el
punto de vista comercial”, informó.
Convenio
Los investigadores establecieron un convenio con la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación
(Sagarpa), para aplicar su método en beneficio del pez
blanco de Pátzcuaro.
“La idea es proporcionarle una alimentación
balanceada, rica en proteínas, vitaminas y ácidos
grasos, y así rescatarlo de una posible extinción”,
finalizó.