La Facultad de Química (FQ) de la UNAM diseñó
un humedal artificial para el mejoramiento del agua del lago del
bosque de San Juan de Aragón, puesto en marcha por autoridades
universitarias y del gobierno del Distrito Federal (GDF).
Se trata de una planta única en su tipo en nuestro
país y de las más grandes de América Latina
(tiene una superficie de ocho mil 130 metros cuadrados), que permitirá
producir más de dos mil 500 metros cúbicos de líquido
de alta calidad al día.
Este humedal, desarrollado con tecnología 100
por ciento mexicana, busca mejorar las características
hídricas de manera natural, mediante el filtrado y tratamiento
biológico a través de vegetación acuática,
superficial y sumergida, proveniente tanto de la planta de Tlacos,
del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, como del propio
lago.
Fue desarrollado por el equipo de trabajo de Víctor
Manuel Luna Pabello, investigador de la FQ, y contó con
la participación de académicos y estudiantes de
las facultades de Química, Ingeniería, Arquitectura
y Ciencias, así como de los posgrados en Ingeniería,
Biología y en Ciencias Bioquímicas de la UNAM.
El proyecto consta de un sistema de conducción, un tanque
sedimentador, un humedal terrestre y uno acuático, que
proveen una calidad propia para contacto humano; además,
representa un hábitat adecuado para fauna, especialmente
aves, tanto residentes como migratorios.
Desde su desarrollo, el proyecto ya ha hecho posible
el retorno de unas 16 especies de aves migratorias al lago, cuerpo
de agua con una superficie de aproximadamente 12 hectáreas.
También, incrementa los servicios ambientales
del bosque, como la regulación del microclima, incremento
de la biodiversidad, captura de contaminantes y mejoramiento del
entorno, además del potencial didáctico que se integrará
a la oferta educativa y cultural del parque.
El costo de este sistema de saneamiento fue aportado
por el Comité Técnico del Fideicomiso para Apoyar
los Programas, Proyectos y Acciones para la Prevención
y Control de la Contaminación Ambiental en la Zona Metropolitana
del Valle de México, del GDF.
Humedal artificial
Luna Pabello, del Laboratorio de Microbiología
Experimental del Departamento de Biología de la FQ, explicó
que este humedal, diseñado como una estructura semicircular
sobre una superficie acuática de aproximadamente una hectárea,
tiene múltiples ventajas respecto de otras tecnologías
de tratamiento: es económico, estético y un reservorio
de flora y fauna de la zona; no genera lodo, ruido, ni malos olores;
no requiere altos consumos de energía eléctrica,
y su tiempo de vida útil es largo.
Además, su diseño es compatible con el
entorno, al emplear sistemas con base en filtros de plantas y
microorganismos que eliminan los contaminantes mediante procesos
naturales que depuran hasta alcanzar el nivel de calidad requerido
para actividades recreativas.
“Antes de iniciar la construcción y definir
sus características, se requirió conocer el tipo
de suelo sobre el que se iba a construir, la superficie disponible
para su instalación, la cantidad de agua requerida para
sanear y la calidad que se deseaba obtener”, abundó
Luna Pabello.
Una vez definido el modelo de esta tecnología
novedosa, se sometió a licitación pública
para llevar a cabo su construcción.
El universitario indicó que un humedal artificial
es un sistema específicamente diseñado y construido
por el hombre para tratar aguas residuales, que aumenta la capacidad
depuradora o eficiencia del tratamiento mediante la optimización
de los procesos físicos, químicos y biológicos
que ocurren en los ecosistemas de humedales naturales.
En la primera etapa del proyecto, las entidades involucradas
llevaron a cabo análisis geoquímico de los sedimentos
del lago, calidad del agua, fauna acuática, estudios asociados
al composteo de residuos orgánicos generados por la rehabilitación
lacustre, y de impacto ambiental, encaminados a determinar las
afectaciones al ambiente, estos últimos a cargo de Química.
Los resultados determinaron que el lago presentaba azolvamiento
por la presencia de corrientes discontinuas de sólidos
suspendidos, además de acumulación de nitritos y
nitrógeno amoniacal, contaminación orgánica
y rastros de azufre en los sedimentos del fondo.
Además, mostraba un deterioro marcado, con más
de 30 años sin recibir mantenimiento preventivo ni correctivo,
por lo que podía representar un foco de infección
para visitantes y fauna del lugar.
La propuesta planteada por Luna Pabello, con amplia experiencia
en el diseño, construcción y operación de
humedales artificiales (desarrolló uno similar que opera
en los canales de Cuemanco), cobró relevancia y se presentó
como la mejor opción para darle tratamiento natural a las
aguas del lago. Ello propició que en 2009 se celebrara
el convenio específico de colaboración entre la
Secretaría de Medio Ambiente del GDF y la FQ para el diseño.