La educación es un instrumento fundamental para
impulsar el desarrollo de la democracia, consolidar la libertad,
el progreso y el desarrollo humanos, la solidaridad y la tolerancia;
la enseñanza tiene que impartirse a partir de valores cívicos
y laicos, planteó el rector José Narro Robles.
Al presentar el documento “Transformar el Sistema
Educativo Nacional. Diez propuestas para diez años”,
coordinado por esta casa de estudios, señaló que
“creemos de manera profunda en la educación; compartimos
la noción de que es el arma fundamental, la fórmula
central para conseguir la transformación de una sociedad”.
Somos muchos quienes pensamos que por la vía de
más y mejor instrucción, el país puede resolver
y enfrentar muchos de los problemas que le aquejan. Si queremos
cambiar debemos empezar por hacer una revisión y transformar
ese sistema, sostuvo.
Al inaugurar el seminario en torno a la propuesta presentada,
el rector indicó que éste es un buen momento, pues
arrancan estructuras gubernamentales federales, y locales, en
el caso de la Ciudad de México, y en el material se pueden
encontrar algunas líneas que favorezcan esa direccionalidad.
En el auditorio Alfonso Caso, explicó
que fue elaborado por 76 miembros de la comunidad –más
de una veintena como autores principales–, integrantes de
29 entidades universitarias que, desde hace cuatro meses, determinaron
generar un planteamiento para lograr el cambio del sistema educativo.
Así, acotó, la UNAM, y la universidad pública
en general, cumplen con parte de su función: esclarecer
y diagnosticar los temas y asuntos de interés nacional,
y hacer propuestas que permitan avanzar a la sociedad.
El documento se presenta en el encuentro, indicó,
al que han sido convocados expertos y conocedores que no forman
parte de esta casa de estudios, entre ellos, Fernando Solana,
José Ángel Pescador, Miguel Limón, y los
rectores de las universidades autónomas Metropolitana,
del Estado de Morelos y del Estado de México, Enrique Fernández,
Alejandro Vera y Eduardo Gasca, respectivamente.
Avances lentos
En el texto se considera que México requiere una
política de Estado, porque en materia educativa los avances
son lentos, generacionales y, por lo tanto, difícilmente
pueden ofrecer rendimientos políticos inmediatos a los
gobiernos en turno.
Necesitamos una reforma integral y no una que atienda
sólo a algunos niveles; que garantice el financiamiento
adecuado, el mejoramiento de la infraestructura, el equipamiento
y los materiales didácticos, el cómputo o los talleres
y laboratorios de distinto tipo, incluidos los dedicados a la
enseñanza de idiomas. Todo ello relacionado de forma directa
con la preparación, dedicación y experiencia del
personal docente, se establece.
También subraya que no pueden importar más
los equilibrios fiscales que los desequilibrios sociales. La reforma
que debemos hacer es la de cambiar el paradigma del desarrollo
y poner énfasis en el conocimiento.
Asimismo, señala que de la educación, la
ciencia y la innovación tecnológica dependen, cada
vez más, la productividad y la competitividad económicas,
así como buena parte del desarrollo social y cultural de
las naciones. Según estudios de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
un año adicional de escolaridad incrementa el Producto
Interno Bruto (PIB) per cápita de un país entre
cuatro y siete por ciento. En suma, contribuye a lograr sociedades
más justas, productivas y equitativas.
En la actualidad, todavía 13 entidades federativas
están por debajo de la media nacional en educación
primaria, y 14 no alcanzan el promedio nacional en secundaria;
mientras que en el nivel medio superior, más de la mitad
(18) presentan coberturas inferiores a la media.
Además, a pesar de la cobertura universal, el
país ocupa el lugar 118 de 144 naciones clasificadas por
la calidad de su educación primaria. De manera adicional,
hay un fuerte problema de rezago y abandono escolar en la trayectoria
educativa. En promedio, de cada 100 niños que ingresan
a primaria, sólo la mitad termina su instrucción
media superior, 21 egresan de una institución universitaria
y sólo 13 de ellos se titulan.
Con esos niveles no podemos pensar en una mejor sociedad,
y menos en un país competitivo a nivel mundial. Hay 32
millones en rezago, lo que representa 41 por ciento de las personas
mayores de 15 años. Si no se toman medidas urgentes el
escenario a futuro es preocupante, si se considera que según
estimaciones de entidades oficiales el retraso registra un aumento
de entre 750 mil y casi un millón de personas al año.
Hoy, revela, la educación refleja las grandes
desigualdades; Oaxaca, Chiapas y Guerrero son los estados más
pobres y tienen también los mayores niveles de analfabetismo
(16.5, 16.1 y 15.7 por ciento respectivamente), así como
el porcentaje más elevado de la población de 15
años y más sin primaria completa (17.3, 19.1 y 14.6
por ciento), y un promedio de escolaridad por debajo de siete
años, cuando la media nacional es de 8.7.
A ello, se suma el problema de los jóvenes que
no estudian ni trabajan. Según la Encuesta Nacional de
la Juventud 2010, cerca de 22 por ciento de la población
total que tiene entre 12 y 29 años de edad, no estudia
ni trabaja, según el documento.
Asistieron el secretario General, Eduardo Bárzana;
el coordinador de asesores de la Rectoría, Jaime Martuscelli;
autoridades universitarias, directores de escuelas, facultades,
centros e institutos, panelistas, académicos y alumnos,
entre otros.