La final del Cuadrangular Torneo Rápidas y a la
Ciega ya está definida y será entre la húngara
Judit Polgár y el noruego Magnus Carlsen, después
de que la jugadora derrotara al mexicano Manuel León Hoyos
en el segundo día de esta justa.
De esta manera, se corroboran los pronósticos de los expertos,
quienes anticiparon que el llamado “Mozart del juego”
se enfrentaría a “la mejor ajedrecista en la historia”,
en el marco de la Segunda Gran Fiesta Internacional de Ajedrez UNAM
2012.
“Un espectáculo”, fue la conclusión a
la que llegaron quienes asistieron a la Sala Miguel Covarrubias
del Centro Cultural Universitario para atestiguar la primera
sesión del Cuadrangular Torneo Rápidas y a la Ciega,
por lo que muchos de ellos regresaron, ahora para presenciar la
segunda etapa, que hizo que algunos se quedaran fuera.
Para la mayoría, el atractivo en esta ocasión fue
la oportunidad de ver al representante de casa, el mexicano Manuel
León Hoyos, hacer frente a una de las jugadoras más
populares, la húngara Judit Polgár.
Ambos ya habían participado en el cuadrangular
élite de la pasada edición de la Gran Fiesta Internacional
de Ajedrez en la UNAM, aunque aquella vez no jugaron en la modalidad
“a la ciega”.
Si hace dos años el formato fue más convencional,
ahora se propuso una variante muy llamativa y pocas veces vista
en el país. En una primera mitad, los participantes compitieron
a contrarreloj, con 20 minutos cada uno, como máximo, para
terminar el juego; en la segunda, tuvieron que hacer lo mismo, pero
con los ojos vendados.
“Judit Polgár ganó el torneo la vez pasada y
sé que es la favorita, pero me gustaría ver triunfar
al yucateco, es muy joven y aún puede dar mucho. Creo en
las sorpresas”, comentó Miguel Campos —quien
da clases de ajedrez en una casa de la cultura de Xochimilco—
antes de entrar a la sala. “¡Ya veremos!”.
Con los reflectores encima
Manuel León Hoyos es muy joven, apenas cumplió 23
años y ya es el jugador número uno de México,
además de discípulo del gran maestro Vassily Ivanchuk.
Se esperaba que, si en alguna de las dos fases se sentiría
más cómodo sería en ésta, y todo indicaba
que sería así, pues en el arranque, y con las blancas
de su lado, rápidamente tomó control del centro del
tablero y demostró que había estudiado a conciencia
para esta partida.
Por su parte, Polgár, de 36 años y apodada “la
Gran Dama del Ajedrez”, en un intento por contrarrestar a
su oponente y sus técnicas clásicas, se decantó
por estrategias enmarcadas en la llamada escuela hipermoderna, es
decir, colocar piezas en los flancos del tablero para desde ahí
armar sus ataques.
Contra muchos pronósticos, León jugó sólidamente
y por momentos parecía que estaba a punto de superar a la
europea, quien no conseguía dar impulso a sus embates agresivos
ante la sólida defensa del mexicano.
No obstante, la jugada número 30 significó la debacle
para el joven, quien al mover erróneamente su caballo desmoronó
la muralla de piezas con la que protegía a su rey, detalle
que no pasó inadvertido para la campeona, quien en unos cuantos
movimientos concretó un jaque mate contra León y asestó
un duro golpe a las esperanzas de quienes habían ido a apoyarlo.
Jugar a oscuras
Entre las anécdotas que se cuentan de Polgár es que
desde temprana edad era capaz de jugar ajedrez por teléfono
y recrear el tablero en su mente, por lo que desde un principio
ella se erigió como la preferida para la segunda ronda, conocida
como “a la ciega”.
Para esta fase, los contendientes tomaron asiento en dos sillones
blancos dirigidos hacia los espectadores, se vendaron los ojos y
comenzaron a dictar sus jugadas. Los asistentes pudieron seguirla
en una inmensa pantalla situada al costado derecho del escenario.
En esta ocasión, tocó a Polgár iniciar con
las blancas, y se esperaba que exhibiera su característico
estilo agresivo, pero dejó perplejos a los expertos al desarrollar
un juego conservador, defensivo y con una estrategia evidente, buscar
no una victoria, sino las tablas, pues con ese resultado aseguraría
su lugar en la final.
En un intercambio de jugadas que por momentos se sucedió
a un ritmo frenético, León Hoyos supo resistir e incluso
superó a su adversaria en cuanto a posiciones y material
(piezas capturadas), lo que avivó las esperanzas de quienes
apoyaban al mexicano.
No obstante, a la mitad del encuentro sucedió algo inusual,
un apagón provocó que el monitor de la sala se oscureciera
y súbitamente los asistentes comprendieron en toda su magnitud
lo complejo de jugar con los ojos vendados.
Los ajedrecistas, sin percatarse de este hecho, continuaron
con su batalla, pero el público fue incapaz de reconstruir
en su memoria el tablero que habían visto apenas segundos
antes. “También nos dejaron a ciegas, y no es nada
fácil, no sé cómo le hacen”, se comentó
desde las butacas.
Desafortunadamente, regresó la luz, pero no la concentración
de León, quien de tener una posición evidentemente
superior a la de Polgár, comenzó a jugar atropelladamente
y rápidamente sacrificó piezas, lo que lo obligó
a dejar el juego en tablas y, por ende, a abandonar la competencia.
De nueva cuenta, como en 2010, México quedó fuera
de la final.
Título en disputa
La victoria de Judit Polgár constató lo que los expertos
vaticinaron desde que se dio a conocer el programa, una final entre
el noruego Magnus Carlsen y la húngara, en la que se verá
si la campeona retiene el título o si éste se va a
Noruega.
Quienes anticipaban un triunfo de la europea desalojaron la Miguel
Covarrubias con una sonrisa, pero aquellos, como Manuel Campos,
que deseaban una victoria de León Hoyos, salieron cabizbajos,
rumbo a una noche ya con frío de invierno. “Ni modo,
hoy no atestiguamos la sorpresa que tanto queríamos, otro
día será”.
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