Magnus Carlsen llevó hasta el último segundo
la tensión en su encuentro contra el mundo y, como pocas
veces, los perdedores se sintieron honrados de caer ante el número
uno de la clasificación mundial de ajedrez.
La presencia del noruego de 21 años dentro de la
Segunda Gran Fiesta Internacional de la UNAM 2012, propició
que muchos competidores de otros torneos optaran por integrarse
al gran jugador que alguien llamó “Sala Nezahualcóyotl”.
El duelo se realizó en dos tableros, con juegos
20 minutos, con incremento de 10 segundos por movimiento para Carlsen,
y de tres minutos para los oponentes. Más de mil 500 presentes
en la majestuosa sala del Centro Cultural Universitario y más
de ciento ochenta mil reunidos en la página de Internet http://ajedrezunam.mx/2012/carlsen_contra_el_mundo
El gran jugador “Sala Nezahualcóyotl”,
formado en un 72 por ciento de hombres de 16 a 25 años, en
su mayoría, fue comandado por el Gran Maestro español
Miguel Illescas, quien propuso tres variables en cada jugada y la
definitiva, elegida por mayoría de votos expresados a través
de dispositivos remotos.
De manera simultánea, el mismo procedimiento se
siguió a través de Internet. Carlsen abrió
con una defensa india de rey contra la Sala, y con una defensa siciliana
para la red.
La habilidad colectiva parecía ser peligrosa en
la jugada 17, cuando la decisión ordenó ataque al
rey blanco con alfil en e2. Pero a Magnus poco le puede intimidar.
Desplegó su ejército por ala de dama, y en rápidas
jugadas, obligó a las negras a pedir tablas, y más
tarde, a abandonar ante la superioridad del noruego que gusta de
rebelarse al juego que preestablece la teoría.
Carlsen permitió un poco más de vida al jugador
que se unificó en Internet, al que también le rechazó
propuesta de tablas. Muchos suponían una ventaja de negras,
pero el jugador noruego movió su torre de c4 a a4 y, en la
imaginaria, se trazaron al menos dos jugadas que acabarían
con el oponente.
La audiencia de internautas tomó la sabia decisión
de abandonar para no aumentar su extraño gozoso sufrimiento
de perder ante el actual mejor ajedrecista del mundo.
Las Grandes Maestras de Cuba, Teresa Ordaz y Sulennis Piña,
operaron en un tablero real los movimientos ordenados por votación,
y el árbitro Antonio Juano, avaló las victorias de
Carlsen contra el Mundo.
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