Una mordaz analogía entre los patrones de las piezas
ajedrecísticas y los roles sociales, vista desde la perspectiva
del peón, la más modesta figura del juego-ciencia,
encarnado por el actor Héctor Bonilla, es la trama de la
puesta en escena El puto peón negro y chueco, estrenada
en México en la Segunda Gran Fiesta Internacional del Ajedrez.
Escrita ex profeso para esta festividad por el dramaturgo
catalán David Desola, la obra aborda temas como el poder
y la complicidad, vistos a través del tablero cuadriculado
en blanco y negro. El monólogo devela el oficio histriónico
de Héctor Bonilla que, por 60 minutos, mantiene a tope al
espectador entre risas y diálogos reflexivos.
En la superficie escénica del Teatro Juan Ruiz
de Alarcón, del Centro Cultural Universitario, se colocó
un gigantesco tablero de ocho columnas por ocho filas, en el que
el actor, como peón, construye una crítica a los estratos
y contradicciones sociales, cuestiona “al rey por su cobardía,
al caballo por ser republicano y ateo, así como a las torres
por ser simples espectadoras, y al alfil por erigirse en obispo,
siempre al lado del poder”.
“Una república socialista ajedrecista que
autogestione los 64 cuadrados del tablero, con asambleas mixtas
blanco-negras, donde todas las opiniones tengan el mismo valor,
¡pero qué fácil es soñar!”, lanzó
el peón desde su posición en H7 en el epílogo
de la obra, y agregó: “Nunca he podido hablar con un
rey en el tablero, pero guardados en la caja de plástico,
todos somos iguales”.
Versos y Reversos del Ajedrez
“El ajedrez es la única forma civilizada de
hacerle la vida imposible al otro”, dijo la actriz Evangelina
Sosa en su papel de reina negra en la puesta en escena Versos
y Reversos del Ajedrez.
La indecisión del Rey, representado por Héctor
Ortega, entre la monarca negra (Sosa), o blanca (Diane Edén),
es el hilo conductor de la obra, lo que lo lleva a ser cuestionado
en su empoderamiento. “Con tablero y sin tablero, hago siempre
lo que quiero. No tengo trono, ni reinas…”, cantó
el primer actor, al concluir la segunda de tres escenas.
La puesta de 30 minutos, que oscila entre el drama y la
comedia, contó con sonorización y escenografía
en vivo. La primera con cuatro músicos que ejecutan la cítara,
el contrabajo y percusiones indias.
La segunda, a través de un proyector de acetatos,
donde a contraluz se elaboran tres imágenes distintas con
tinta china: un tablero que se opaca cuadro a cuadro, las siluetas
de las reinas y el horizonte de un desierto. La obra contó,
además, con un narrador en escena.
En clave de escaques
La instalación interactiva En clave de escaques,
montada en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, ofreció
la oportunidad de jugar una partida con la vida y obra del ajedrez.
En todo momento, cada espectador pudo sumarse a las contiendas para
enfrentar a otro asistente, o medirse contra oponentes consumados,
pasados y venideros.
El azar no faltó a la cita en el recinto universitario.
Fue el caso del jugador que, confiado en su habilidad, adelantó
al peón negro a la casilla e4, sin reparar en que enfrentaba
a la reina blanca, en una jugada maestra de Cassia, musa del deporte-ciencia.
A cada cambio en el tablero, trastocado como puesta en
escena, se proyectaba una imagen al azar, en un relato visual que
integró una suerte de museo mínimo de esta manifestación
del genio humano.
Cada toque de escaque se convirtió en un pasaje
directo a su historia, plasmada en diversas expresiones artísticas.
En total, 120 pinturas, íconos, gráficos y esculturas
provenientes de culturas de todo el mundo, desde el antiguo Egipto,
hasta la modernidad, conformaron el recorrido.
Improajedrez
Dotado de un formato novedoso, el espectáculo Las
partidas de improajedrez se estrenó en el Juan Ruiz
de Alarcón. En él, la compañía
Puño de Tierra y la agrupación Impromadrid unieron
talentos para presentarlo, que con base en los movimientos del ajedrez,
realizan diversas improvisaciones escénicas.
Con base en los trebejos tradicionales del ajedrez: Rey
y Reina, Alfil, Caballo, Peón y Torre, se realizaron las
interpretaciones actorales de ambas compañías, en
una dinámica que unió temas con jugadas. Espectáculos
frescos y originales en los que los actores crean, sin guión
previo y ante los ojos del público, piezas de teatro únicas
e irrepetibles.
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