La educación es la vía para salir del subdesarrollo,
dijo el rector de la UNAM, José Narro Robles. Ante ello, el
trabajo de las universidades públicas constituye uno de los
mejores antídotos contra la desigualdad social.
En América Latina, añadió, no podemos
permitir que dos de cada tres jóvenes vivan en situación
de fragilidad social, porque están ocupados en actividades
precarias, desempleados, o no estudian ni trabajan. Actualmente, uno
de cada dos integrantes de este segmento poblacional se ocupa en la
economía informal y su ingreso es inferior al de aquellos que
laboran en condiciones formales, planteó.
A nivel regional se puede impulsar una gran Carretera Latinoamericana
e Iberoamericana del Conocimiento para que alumnos y académicos
vayan de una institución a otra, de una nación a otra,
para que el proceso del saber se enriquezca en beneficio de todos,
propuso.
Poco después de un encuentro con Víctor Pérez
Vera, rector de la Universidad de Chile, Narro Robles ofreció
la conferencia La universidad pública: antídoto
de la desigualdad y medio de integración latinoamericana,
en el marco del Seminario Universidades Estatales: Encrucijadas y
Debates del Siglo XXI.
No debemos permitir que las instituciones públicas
sufran los prejuicios derivados de modelos de desarrollo regidos,
de manera fundamental, por el culto al mercado y los valores pragmáticos,
y donde el valor de las personas depende, principalmente, del éxito
alcanzado por la acumulación de bienes y capital.
En el salón de honor del centro de estudios chileno,
el rector de la Universidad Nacional expuso que “tenemos que
desechar un modelo que tiene un doble resorte: la generación
de riqueza concentrada en unos cuantos y la extensión de la
pobreza que afecta a millones”.
Tampoco podemos aceptar que la lógica del mercado
limite el crecimiento de las universidades públicas, mientras
proliferan las que tienen afanes de lucro, pese a que muchas no cuenten
con la calidad necesaria para desarrollar correctamente su tarea.
Menos, puntualizó, podemos aceptar que la lógica
del mercado tienda a descalificar a las disciplinas académicas
consideradas de baja utilidad productiva, como las humanidades, las
artes y las ciencias sociales.
Si hoy América Latina pierde la oportunidad que le
ofrece el llamado bono demográfico integrado por 106 millones
de jóvenes, en dos decenios se convertirá en pagaré
poblacional, advirtió.
Las universidades públicas, contrastó, han
sido y continúan como la columna vertebral del sistema de instrucción
superior. La baja cobertura en este nivel no es un problema de los
centros educativos, sino que debe ser resuelto por el Estado. También,
es imprescindible aumentar y fortalecer los estudios de posgrado,
en particular, los del doctorado.
De lo contrario, depender de lo que procede del extranjero,
es condenarnos a ser una región maquiladora, a sacrificar soberanía
y a hipotecar el futuro de nuestras sociedades. Por ello, se requiere
un adecuado financiamiento para la educación superior.
Por su parte, Ángel Gabilondo, ex rector de la Universidad
Autónoma de Madrid y ex ministro de Educación de España,
vía videoconferencia, aludió al cuestionamiento al que
hoy se ve sujeto el modelo económico “cortoplacista y
depredador en nuestras sociedades”.
La economía debe responder a demandas sociales, lo
mismo que las universidades. Sin educación y cultura no podemos
hacer frente a los desafíos; estos elementos no constituyen
un camino, sino el único. Tenemos que lograr la compatibilidad
económica con la social, asentó.
En tanto, Pérez Vera evocó la contribución
de las instituciones de educación superior públicas
a las sociedades latinoamericanas. Es momento de recordarlo, especialmente
en este 170 aniversario de la Universidad de Chile, apuntó.
Posteriormente, el rector Narro Robles asistió a la
ceremonia alusiva a la conmemoración, en la que presenció
una rogativa mapuche y en la que se entregaron distinciones a premios
nacionales y la medalla Andrés Bello, a nueve senadores chilenos.