• Lo favorable para México sería que el mandatario
repitiese y no que llegara alguien contrario a la legalización
de latinoamericanos, dijo José Luis Valdés Ugalde,
del CISAN de la UNAM
La reforma migratoria sólo será
posible de reelegirse Barack Obama en la presidencia de Estados Unidos
y de registrarse una recuperación económica en esa nación.
Lo favorable para México sería que repitiese el mandatario,
que conoce la situación bilateral, y no que llegara alguien contrario
a la migración de latinoamericanos e insensible sobre asuntos
de seguridad fronteriza, aseguró José Luis Valdés
Ugalde, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte
(CISAN) de la UNAM.
El acuerdo podría alcanzarse en 2014,
porque hay voluntad política y posiciones favorables al interior
del Partido Demócrata respecto a la incorporación de más
de seis millones de indocumentados mexicanos y 11 millones de otros
países.
Actualmente, éstos representan un problema
para el mercado de trabajo. En los aspectos político y social
lo serán, en la medida en que su presencia en el vecino país
sea irregular, expuso en el marco del Coloquio Anual de Investigación
2012 de la citada instancia.
Al referirse al proceso electoral, explicó
que la contingencia provocada por la tormenta Sandy beneficiará
a Obama, quien suspendió su campaña electoral para resolver
la crisis causada por el fenómeno, con los mayores daños
registrados en Nueva York y Nueva Jersey.
“Esto le da un activo político
capitalizable a su favor y la posibilidad de acercarse más a
los ciudadanos”, precisó.
Relación bilateral, sin enfoque regional
Al presentar el trabajo El proceso electoral
en Estados Unidos y posibles consecuencias para la seguridad nacional
de México, señaló que no se tienen mecanismos
y parámetros de evaluación derivados de acuerdos e instituciones
permanentes, ni un gabinete capaz —en lo político y administrativo—
de enfrentar riesgos y lograr una cooperación variable que permita
una relación estable.
La agenda de los dos candidatos sólo
alude al crimen transnacional y a la importancia de México como
socio potencial en Latinoamérica, pero como estrategia electoral
y no para definir políticas en este ámbito.
La ausencia de las decisiones al respecto,
explica el desacuerdo constante entre ambos países, lo que implica
que cada parte diseñe estrategias propias para resolver problemas
bilaterales, especialmente en migración y seguridad.
Existe falta de confianza mutua. Los estadounidenses
miran con recelo al sur por la migración e inseguridad, la institucionalidad
corrompida y la arquitectura institucional caótica en diversos
temas de la agenda.
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