• Los gases y las partículas contaminantes que emiten
los automotores y las industrias, desatan procesos que pueden ser
de alto riesgo para la salud de los citadinos
Algunas sustancias tóxicas en el aire
de la Ciudad de México, como los hidrocarburos aromáticos
policíclicos, aumentan en los periodos invernales.
Si se inhalan los gases y partículas
contaminantes que expulsan los motores de los automóviles y las
chimeneas de las industrias, se desatan procesos que pueden ser de alto
riesgo para la salud; incluso, algunos mutagénicos llegan a ser
causa de cáncer.
A estas conclusiones llegó un grupo
de científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas
(IIBm) de la UNAM, coordinado por María Eugenia Gonsebatt.
Al estudiar los efectos de los hidrocarburos
aromáticos policíclicos, que se desprenden de la combustión
de las gasolinas, del gasoil y el diésel, Gonsebatt y sus colaboradores
encontraron que esas sustancias se unen a las partículas que
respiramos los capitalinos.
“Estas últimas, en su condición
más pequeña, se van directamente a los pulmones; las otras
las ingerimos porque las cilias pulmonares las expulsan hacia el tubo
digestivo”.
Para demostrar sus hipótesis, los universitarios
midieron los niveles de unión de los hidrocarburos aromáticos
policíclicos en células sanguíneas de individuos;
concretamente en el ADN (ácido desoxirribonucleico) de glóbulos
blancos.
“Con la Red Automática de Monitoreo
Atmosférico (RAMA) sabemos cuáles son los niveles del
óxido de nitrógeno, azufre, ozono o de las partículas
suspendidas, pero ignoramos los de los policíclicos, a los que
estamos expuestos”, advirtió Gonsebatt.
Los investigadores tomaron muestras del ADN
de células sanguíneas, las aislaron por diferentes técnicas
moleculares y vieron que los contaminantes se unen en lo que en el ámbito
bioquímico se conoce como aductos, donde se determina su presencia.
Recientemente, reportaron que en invierno aparecen
más aductos de hidrocarburos aromáticos policíclicos
pegados al ADN que en verano. “Continuamos con este estudio en
niños y fumadores, para conocer y comparar sus niveles y, además,
saber si los fumadores, que tienen determinados genes, muestran menos
que los individuos comunes”, apuntó.
Gonsebatt describe su procedimiento como ver
directamente la huella de tales sustancias en el cuerpo humano. “Si
los aductos se encuentran en el ADN es posible, en términos probabilísticos,
que la persona corra el riesgo de tener una mutación y de desarrollar
cáncer”.
El análisis en la población del
Distrito Federal se llevó a cabo en individuos jóvenes
(estudiantes y trabajadores).
El primero fue en no fumadores, debido a que
en ese momento nos interesaba saber si aquellos que no consumen tabaco,
o no están en contacto con quienes sí lo hacen, reportan
aductos de la contaminación ambiental. Medimos la cotinina, derivada
de la nicotina del cigarro, excretada en la orina, y si la persona mostraba
niveles altos era descartada por su adicción. Encontramos también
que quienes están en esta última condición, reportan
más aductos que los demás, añadió.
Trabajos de este tipo son ampliamente conocidos
desde hace años en el mundo de la investigación biomédica;
incluso se sabe en qué base de ADN se “pegan” los
hidrocarburos aromáticos policíclicos: en la guanina,
posición ocho. Asimismo, se conoce que las células “confunden”
con otra, esa base con dichas sustancias tóxicas, lo que genera
la mutación.
Diversos estudios han concluido que las personas
se exponen más a los hidrocarburos referidos en sitios donde
hay tráfico vehicular, sea dentro de los automóviles o
en caminata por la calle. Quienes viajan más estarán expuestos
en mayor medida a éstos y otros contaminantes.
Sin embargo, lo que hallaron fue la relación
entre partículas suspendidas y niveles de contaminantes.
“Grandes niveles de policíclicos
están ‘pegados’ a las partículas suspendidas,
de modo que si las respiramos nos exponemos a aquéllos. Se debe
tomar en cuenta que las partículas suspendidas no sólo
están en lugares donde hay tráfico vehicular, sino en
general en el aire que respiramos”, concluyó.
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