• Podrían estar subestimados en más del 80 por
ciento y no consignar la seriedad del problema, señaló
Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam
• De visita en la UNAM, señaló que la economía
carece de herramientas adecuadas para hacer este tipo de cálculos
Los métodos y modelos económicos
actuales no fueron diseñados para la medición de los impactos
del cambio climático en el planeta. Los costos estimados de los
eventos extremos, si bien significativos, podrían no reflejar
la seriedad del problema, aseguró Francisco Estrada Porrúa,
de la Vrije Universiteit, de Amsterdam, Holanda.
Las herramientas básicas de esta disciplina
no responden a las características del problema. Los cálculos
disponibles no son sensibles a los efectos del calentamiento global,
y tampoco consideran el valor de la biodiversidad. Sólo ponen
un precio arbitrario o dejan fuera a las especies y no manejan la incertidumbre,
puntualizó.
Si los modelos actuales contemplaran lo que
una población tarda en recuperarse de los estragos causados por
los desastres naturales más allá de un ciclo económico,
porque esto sólo se registra a largo plazo, los costos podrían
estar subestimados en más del 80 por ciento. “En el futuro,
esto sería suficiente para modificar las políticas adoptadas
para contrarrestarlo”.
Los desastres implican, tanto los efectos de
la naturaleza, como la vulnerabilidad y exposición de la población.
Los costos de las pérdidas por factores sociales se duplican
cada década; los relacionados con el cambio climático,
cada 70 años, dijo en la conferencia magistral La economía
del cambio climático.
En el auditorio Nabor Carrillo de
la Coordinación de la Investigación Científica
(CIC) de la UNAM, explicó que el problema para conocer la dimensión
económica de las repercusiones de los eventos extremos (como
sequías, huracanes y lluvias torrenciales) radica en extraer
el valor del impacto del calentamiento al estimar los daños.
Estrada Porrúa señaló
que en economía, no se dispone de las herramientas para identificarlo,
pues sólo contemplan, por ejemplo, el crecimiento del producto
interno bruto (PIB) en el corto plazo, no así el cálculo
de los daños provocados por este fenómeno a lo largo del
tiempo, precisó.
Ciencia contra economía
Estrada Porrúa expuso que no existe
un consenso entre científicos y economistas acerca de sus implicaciones.
Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático
(IPCC, por sus siglas en inglés), el incremento de un grado en
la temperatura del planeta equivaldría a pérdidas en latitudes
bajas; con dos, desaparecería 25 por ciento de las especies.
El aumento de tres grados mermaría de
la tercera parte de la biodiversidad conocida y el deterioro de bosques
boreales y ecosistemas como la tundra; con cuatro, disminuiría
el potencial agrícola global; con cinco, un tercio de la población
padecería escasez de agua y hambrunas generalizadas, y con seis,
se registraría la extinción generalizada de especies.
A diferencia de los escenarios adversos proyectados
por científicos de todo el planeta, los economistas calculan
que aún con el aumento de la temperatura mundial de hasta seis
grados, el crecimiento del PIB global caería un máximo
de cinco por ciento por año, equivalente al decaimiento sufrido
en la crisis financiera registrada entre 2007 y 2009, estimada en 5.1
por ciento.
Lo anterior contrasta con un mundo distinto
al que conocemos, contemplado en los modelos de cambio climático.
Los físicos y biólogos advierten consecuencias graves;
los economistas, no.
La estimación científica sugiere
que las repercusiones económicas acumuladas hasta 2100 equivaldrían
a varias veces el PIB global actual. “Nos conviene actuar para
evitar más pérdidas”, concluyó.
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