• Una experta en sociología médica de la Facultad
de Medicina dirige un estudio sobre los factores que explicarían
la demora en la atención de esta enfermedad
Cada año, el cáncer de mama provoca
el deceso, a nivel mundial, de 500 mil mujeres (cinco mil en México).
La mayor parte de los casos se presenta en países industrializados,
pero las más de las muertes ocurren en los subdesarrollados.
Entre los factores más importantes que
afectan la sobrevivencia están el inicio tardío del tratamiento
y la creencia equivocada de que éste se retrasa por culpa de
la mujer, que acude al médico a destiempo por ignorancia, miedo
o desinterés.
“Por lo general se achaca a ellas que
el diagnóstico y el tratamiento se demoren, pero la mayoría
de las veces se debe a los servicios de salud, principalmente al primer
médico que visitan”, dijo Claudia Infante Castañeda,
académica y experta en sociología médica de la
División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM)
de la UNAM.
A partir de un cuestionario diseñado
para realizar un estudio sobre los factores asociados al retraso en
la atención, Infante Castañeda y sus colaboradores entrevistaron,
en 2010, a unas 20 mujeres que acudieron al Instituto Nacional de Cancerología
(INCan); posteriormente, en 2011, aplicaron el mismo cuestionario a
unas 700 que lo hicieron al Instituto Mexicano del Seguro Social y al
Hospital General de México.
Las pacientes hablaron abiertamente de su experiencia
al detectar el síntoma que les hizo sospechar que en su pecho
tenían algo que no era normal y, también, de su trayectoria
para obtener atención en algún nosocomio con servicios
especializados.
En las primeras fases
Para que una mujer tenga probabilidades de
sobrevivir, tiene que recibir tratamiento desde que la enfermedad está
en sus primeras fases, pero en México, casi 90 por ciento de
los casos se diagnostican en etapas avanzadas.
“Los resultados preliminares de nuestro
análisis muestran que alrededor de 75 por ciento de las mujeres
que llegan a un hospital de especialidades, como el INCan, consultaron
por primera vez a un médico, antes de que pasaran tres meses,
contados a partir de que detectaron un signo o síntoma.
“Por lo tanto, no tiene fundamento científico
decir que el retraso se debe a la ignorancia, miedo o desinterés
de ellas. Probamos que esta creencia, transmitida de generación
en generación, es falsa en México”, indicó
Infante Castañeda.
A veces, los síntomas no son tan evidentes.
Hay cánceres que no “se ven” hasta que están
muy avanzados; muchos, incluso, se detectan por casualidad. En estos
casos no se puede atribuir a nadie la responsabilidad de un tratamiento
tardío.
“En nuestro estudio demostramos algo
importante, que alrededor del 80 por ciento de las mujeres que llegaron
oportunamente a su primera consulta médica (pública o
privada) tuvieron que esperar más de tres meses antes de empezar
a recibir tratamiento por los servicios médicos; es decir, hubo
demora porque fueron de un servicio a otro para ser diagnosticadas,
o porque ya con el dictamen, debieron esperar el tratamiento”.
También, se encontró que es común
que el médico no sospeche en primera instancia que los signos
puedan indicar cáncer, y que le diga que puede ser una bolita
de grasa o resultado de cambios hormonales. Así, de acuerdo con
varias entrevistadas, muchos de sus problemas tienen origen en un mal
diagnóstico.
En la mayoría de los casos analizados,
quienes reciben tratamiento tienen que dejar de trabajar, pero a veces
no es posible, porque ellas son las responsables de mantener su hogar.
“Nuestro estudio demuestra que, en no pocos casos, el contexto
de pobreza y las necesidades competitivas es lo que determina que no
se reciba la atención en el momento requerido”.
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