• Un error creer que la energía nuclear es “limpia”
y que sería una alternativa conveniente para México,
consideró Fabio Manzini, del Centro de Investigación
en Energía de la UNAM
Apostar por la energía nuclear en México
como una opción para enfrentar la disminución de las fuentes
tradicionales (combustibles fósiles), conlleva la cancelación
del desarrollo de las renovables o, por lo menos, el aplazamiento de
su uso, con las consecuencias económicas, sociales y ambientales
que eso significa.
Así lo consideró Fabio Manzini,
del Centro de Investigación en Energía (CIE) de la UNAM,
quien tras años de estudio elaboró –a partir de
un ejercicio científico conocido como prospectiva– escenarios
futuros basados en la premisa de la sustentabilidad, que indica que
se debe proporcionar la energía necesaria a las generaciones
presentes y futuras.
Los requerimientos primarios en México
se satisfacen actualmente con una oferta interna bruta distribuida de
la siguiente manera: 88 por ciento con combustibles fósiles (petróleo,
gas natural, carbón), 10.5 por ciento con energías renovables
(hidroeléctrica, geotérmica, eoloeléctrica y otras
generadas con bagazo de caña y leña) y 1.5 por ciento
con nuclear. No obstante, el país cuenta con enormes recursos
para desarrollar las renovables.
“Nuestro territorio se ubica dentro de
las cinco mejores zonas de insolación del mundo para aprovechar
la solar. De igual manera, se podría explotar la eólica
del Istmo de Tehuantepec, y la geotérmica”, aseguró.
Asimismo, la oferta en el sector se podría
diversificar con el empleo de la minihidráulica y oceánica,
de los litorales y del Golfo de Cortés, en Baja California, y
sólo con el potencial de la biomasa, se cubrirían dos
terceras partes de la energía primaria que demanda el país.
Tres escenarios
Ante un panorama basado en la quema de combustibles
fósiles, y si se consideran las cifras oficiales de las reservas
probadas de petróleo, Manzini ha formulado tres escenarios: tendencial,
de bloques y sustentable.
En 2009, México reportó reservas
probadas de petróleo por 14 mil 308 millones de barriles (un
barril tiene 169 litros), probables por 14 mil 516 millones, y posibles
por 14 mil 738 millones. Esto suma 43 mil 562 millones de barriles.
“El problema es que las únicas
que pueden satisfacer la demanda son las probadas, que desde el 2000
han disminuido a una tasa anual de seis por ciento”, informó.
El primer escenario sugiere que, al verse reducidas
las probadas, se impulse la tendencia a emplear la energía nuclear
y otros combustibles fósiles en la generación de electricidad,
toda vez que aquélla aparece en el escenario como la única
que pudiera sustituir al petróleo.
“Los responsables de las decisiones energéticas
del país saben que el petróleo se acaba, pero apuestan
por la variable nuclear, en vez de hacerlo por las renovables. Caen
en la trampa de la industria nuclear que se publicita como ‘limpia’,
pese a que todavía no tiene resuelto el problema de sus desechos”,
dijo Manzini.
Respecto del escenario de bloques, refirió
que guarda la misma proporción que imprimen los bloques comerciales
en el plano mundial. Es decir, las necesidades energéticas de
los países hegemónicos imprimen cierta dinámica
a las tendencias de tecnología, producción y consumo energéticos.
“Antes, el país hegemónico
era Estados Unidos, pero ahora Asia (China, Japón, Corea) adquiere
primacía. Otros bloques son Europa y Rusia. Se espera que, en
términos económicos, América Latina, sin México,
que aún no forma parte del Mercosur, logre ese rango.”
Desde la perspectiva de Manzini, el escenario
sustentable da prioridad a la producción de energía mediante
la explotación de fuentes renovables bajo cuatro premisas: aprovechar
las locales, preservar los sistemas naturales para evitar los efectos
del cambio climático (las renovables son las que menos gases
de efecto invernadero emiten por unidad de energía generada a
lo largo de su ciclo de vida), lograr abastecer a grandes núcleos
de población, y reducir los riesgos en seguridad del abasto.
Adicionalmente, este esquema contribuiría
a evitar conflictos geopolíticos entre países con una
desigual distribución geográfica de los recursos energéticos.
El país que queremos
La estrategia nacional de energía plantea
que 35 por ciento de la generación de electricidad para 2024
deberá llevarse a cabo con fuentes realmente limpias, las renovables:
eólica, solar térmica de concentración y solar
fotovoltaica, entre otras.
Además, el hecho de que la demanda de
electricidad en México haya sido por debajo de las expectativas
y, en cambio, la oferta haya crecido, trajo como consecuencia un exceso
de capacidad instalada.
Esto recibe el nombre de margen de reserva
ocioso. En un país con un sistema eléctrico nacional bien
planeado, ese margen no supera 15 por ciento; en el caso de México
alcanza casi 50 por ciento, apuntó Manzini.
Un beneficio inesperado de este amplio margen
de reserva es la oportunidad de disminuirlo mediante la construcción
de plantas de generación de electricidad con fuentes renovables
de energía, varias de las que, debido a la naturaleza intermitente
del recurso, necesitan un respaldo adicional mediante capacidad firme
(que provendría de la capacidad ociosa hoy existente)
Según el investigador, los tomadores
de decisiones y sus equipos deberían visualizar cómo será
el país a largo plazo, por ejemplo, en el 2050.
“El petróleo no se acabará
en ocho o nueve años, como indica la ecuación de reservas
entre la producción, porque se descubrirán más
yacimientos o se usará menos el crudo; lo que se acabará
es el petróleo barato. De manera que habrá una gran oportunidad
de hacer más asequibles las fuentes renovables para que se empleen
en mayor medida”.
Fuentes alternas de energía
Una gran planta solar fotovoltaica en el desierto
de Sonora, con una superficie de 33 por 33 kilómetros, podría
tener toda la potencia eléctrica con que cuenta hoy el país.
Hace seis años, se empezó a explotar
efectivamente la energía eólica del Istmo de Tehuantepec,
y ahora ya se tienen 519 megawatts instalados, el cuatro por ciento
de los que tiene la India. En cuanto a la geotérmica, ya se generan
965 megawatts.
Una forma de cumplir con la meta impuesta para
2024 y tender hacia la sustentabilidad del sector, es construir plantas
de generación de electricidad con fuentes realmente limpias,
las renovables. Algunas, incluso, desarrolladas a partir de tecnología
nacional.
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