• La meta es determinar
estándares profesionales para la clasificación
de obras de arte y colaborar en la formación recursos
humanos para realizar esta tarea, dijo Angélica Velázquez,
secretaria Académica del IIE de la UNAM
• El software que permitirá su consulta surge
de uno similar, creado en el Instituto de Biología,
llamado UNIBIO
• Por primera vez un estado, Hidalgo, tendrá
un catálogo de sus bienes artísticos. La tarea
iniciará en noviembre y se espera que concluya en 18
meses
El registro, inventario y catalogación
del patrimonio artístico de México –pinturas, esculturas,
textiles y cerámica, entre otros–, es el punto de partida
no sólo para su estudio y enseñanza, sino para su conservación
y protección. Para ello, el Instituto de Investigaciones Estéticas
(IIE) de la UNAM impulsa el proyecto UNIARTE.
Con objetos artísticos que datan de
siglos antes de nuestra era, y hasta la actualidad, y desde Baja California,
hasta Quintana Roo, “tanto geográfica como temporalmente,
la cantidad de patrimonio que posee el país es riquísima”,
expuso Angélica Velázquez Guadarrama, secretaria Académica
del IIE.
La tarea que implica catalogarlo es titánica.
Por ello, a iniciativa del director de esa entidad, Renato González
Mello, y de Víctor Sánchez Cordero y Jaime Ríos,
hace año y medio inició un seminario interdisciplinario
en el que participan expertos en áreas como cómputo, historia
del arte y restauración, provenientes de los institutos de Biología
(IB), de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información
(IIBI), y de Investigaciones Bibliográficas (IIB).
La meta, explicó, es determinar estándares
profesionales para el inventario, registro y catalogación de
las obras de arte, y formar, mediante diplomados, recursos humanos en
todo el territorio, para que realicen esa tarea.
Proyecto UNIARTE
Velázquez explicó que UNIARTE
es también un software que permitirá hacer el
registro y la catalogación. Surge de uno similar, creado en el
IB, llamado UNIBIO (Unidad de Informática para la Biodiversidad),
responsable de sistematizar y publicar en Internet la información
sobre la riqueza biológica custodiada en las distintas colecciones
de la propia entidad, además de desarrollar sistemas para acceder
a ella y analizarla.
“Nos dimos cuenta que teníamos
un problema similar al de los biólogos, necesidades como las
de ellos para registrar, en lugar de especies de flora y fauna, gran
cantidad de objetos artísticos”, relató la experta.
Así, el programa informático
UNIARTE, desarrollado también por Joaquín Giménez
Héau y su equipo del IB, permite hacer desde un registro simple
o primario, hasta una clasificación especializada. Es posible,
por ejemplo, saber la técnica, tamaño, fecha o descripción
y contenido iconográfico de una pintura y, al mismo tiempo, su
ubicación (por ejemplo, en el templo de un pueblo alejado).
Tiene la ventaja de conservar registros anteriores,
catalogaciones antiguas que forman parte de la historia de cada objeto,
y se pueden crear ligas de interés. “Así se enriquece
la información”. De modo adicional, expuso, permite hacer
bases de datos que se alimentan de forma permanente.
Hidalgo, plan piloto
Mediante la renovación de un convenio
de colaboración con el gobierno del estado de Hidalgo, se realizará
el proyecto piloto de UNIARTE, donde se pondrá en práctica
lo que se ha trabajado en el seminario por más de un año.
Por primera vez, una entidad federativa tendrá
un catálogo de sus bienes artísticos. La tarea iniciará
en noviembre próximo y se espera que concluya en alrededor de
año y medio. Además, en ese mes iniciarán los diplomados
para capacitar a quienes llevarán a cabo la tarea, expuso.
El Instituto recibe de todos los rincones del
país solicitudes para crear o revisar catálogos, pero
“no nos damos abasto”. Por ello, el diplomado se dirige
a personal de los gobiernos estatales y municipales, instituciones públicas
y sociedad civil, que deseen contribuir al conocimiento y preservación
de su patrimonio.
De igual manera, pueden tomarlo representantes
de una comunidad que quieran clasificar los bienes artísticos
de su colectividad. “La meta es que haya un beneficio, un enriquecimiento
mutuo”.
Por medio año, los participantes recibirán
una formación multidisciplinaria. Entre los temas a abordar se
encuentra un módulo de historia del arte y otro de asuntos jurídicos,
para saber cuál es el estatus legal de los objetos, si es un
templo abierto al culto, o para conocer los derechos de reproducción,
por ejemplo.
Uno más se relaciona a la tecnología,
al uso del software, y a la “materialidad” del arte, es
decir, los elementos empleados en las obras, para que el alumno distinga
las propiedades de un estofado, un yeso, o una tela, entre otras características.
Algunos cursos, como el de historia del arte
o el de materiales, se harán in situ. “Cada solicitud
se tendría que atender en lo particular, porque no es lo mismo
un óleo que un cáliz que requiere de conocimientos en
orfebrería”. Otros se harán a distancia o en línea,
con la colaboración de la Coordinación de Universidad
Abierta y Educación a Distancia.
En el caso de Hidalgo, las autoridades determinarán
quiénes deberán ser instruidos, ya con los estándares
profesionales.
Luego, especialistas del IIE se encargarían
de validar la información recabada y verificar si los registros
son correctos. Posteriormente, el acceso a las bases de información
será libre, pero sólo hasta cierto nivel, después
del cual habrá diferentes candados para proteger la seguridad
de las obras.
Aunque por ley la UNAM no tiene la encomienda
de catalogar el patrimonio artístico de la nación, sí
tiene claro cómo coadyuvar en esta tarea y lo que puede ofrecer
a México para contribuir a conservar su riqueza artística,
finalizó Velázquez Guadarrama.
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