• Es resultado de un convenio
de colaboración entre la Facultad de Psicología
de la UNAM y el Centro Nacional para la Prevención
y el Control de las Adicciones
• México no cuenta con estadísticas oficiales
relacionadas con este problema, pero se ha vuelto un tema
de interés científico por la apertura de casas
de juego en los últimos años, detalló
Silvia Morales Chainé, jefa del Centro de Prevención
en Adicciones Dr. Héctor Ayala Velázquez de
la FP
Expertos de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM desarrollan un modelo de atención para personas
con problemas de juego patológico (ludopatía), primero
de su tipo en México. El proyecto se deriva de un convenio
firmado con el Centro Nacional para la Prevención y el Control
de las Adicciones (Cenadic).
Silvia Morales Chainé, jefa del Centro
de Prevención en Adicciones Dr. Héctor Ayala Velázquez
de la FP, explicó que el equipo de universitarios investiga
factores sociales, biológicos y contextuales que determinan
que una persona invierta mucho tiempo en el juego y, como parte de
él, en las apuestas.
En la cultura mexicana hay comportamientos
sociales considerados normales, como jugar a la lotería, cubilete,
o serpientes y escaleras; sin embargo, hoy se sabe que existen otros
que pueden implicar consecuencias negativas.
Es el caso de la ludopatía, un desorden
que ha sido reclasificado bajo el rubro de “adicción
y trastornos relacionados”; también se define como un
patrón de conducta que puede variar del juego problemático,
al patológico.
Implica una serie de comportamientos característicos
que pueden considerarse de riesgo. Entre esas conductas, se encuentra
no poder contener el impulso a jugar. “Es muy similar a los
síntomas que observamos en la dependencia a sustancias: quiero
dejar de hacerlo, pero no puedo; conozco las consecuencias de mi problema
y aún así no puedo parar; no puedo contenerme y no tengo
la capacidad de controlarme”.
También se presenta un síndrome
de abstinencia, ansiedad por jugar y apostar, y características
de tolerancia, donde cada vez es necesario invertir más tiempo
o más dinero en esa actividad, para tener la misma sensación
del principio.
En el proyecto, explicó Morales Chainé,
distinguimos al jugador social del problemático y el patológico.
“La analogía con el consumo de sustancias sería
que hay personas que sólo experimentan con drogas; otras, que
usan o abusan de las sustancias, sin tener dependencia, y las que
sí la han desarrollado, física o psicológicamente”.
En el caso del jugador, puede ser “social”,
sin tener problemas familiares, laborales o de pareja; el “problemático”,
que aún no desarrolla síntomas de ansiedad, pero ha
tenido pérdidas en su vida laboral, social o económica,
y el “patológico”, con síndrome de abstinencia
por no jugar, o que identifica el problema, pero no puede detenerse.
México no cuenta con estadísticas
oficiales relacionadas con este fenómeno. No obstante, se ha
vuelto un tema de interés científico por la gran apertura
de casas de juego en los últimos años, lo que favorece
la conducta patológica.
Algunos estudios señalan, por ejemplo,
que muchos de los usuarios que consumen drogas tienen complicaciones
por las apuestas, y de los jugadores patológicos, el 50 por
ciento tiene problema con el consumo de sustancias.
Análisis demuestran alteraciones en
el cerebro de los ludópatas. Algunos jugadores patológicos
tienen menores niveles de norepinefrina que los normales, y se registran
deficiencias de serotonina, que también pueden contribuir a
una conducta compulsiva. A ello podrían sumarse una predisposición
genética y factores sociales.
Para una detección a tiempo, el Cenadic
solicitó a los expertos de la FP elaborar una serie de instrumentos
de tamizaje y evaluación, ahora en prueba de fase piloto, “para
que podamos, con pocas preguntas, identificar si una persona padece
un problema”.
Se trata de las herramientas: tamizaje de
la conducta de juego patológico (seis reactivos); detección
y diagnóstico de juego patológico (54 reactivos), y
evaluación conductual de la conducta de juego/apuesta (43 reactivos).
Muchas personas pueden llegar con el médico,
el trabajador social o la enfermera con algún otro trastorno;
mediante dos o tres preguntas del profesional se podría detectar
de manera temprana una posible conducta problemática o patológica
y dar tratamiento oportuno, sin esperar a que el individuo invierta
demasiado tiempo en el juego o pierda su dinero.
De igual manera, en caso de existir, hacer
una evaluación profunda, es decir, ir más allá
de identificar conductas y síntomas, y detectar situaciones
de riesgo, evaluar la conducta de ansiedad y depresión, y algunos
otros trastornos de la personalidad asociados. Para ello, se incorporan
cuestionarios relativos a la satisfacción de vida y qué
áreas pueden verse afectadas.
En una segunda fase, en septiembre próximo,
se brindará capacitación en estos materiales y los modelos
de consejería, intervención, tratamiento breve y prevención
de recaídas en jugadores patológicos, a 30 profesionales
de Centros Nueva Vida, de Nuevo León, Estado de México
y Jalisco.
Con ello, abundó Morales, “vamos
a validar los procedimientos. Una vez que obtengamos los datos, la
idea es diseminar el modelo en los 330 centros que existen en la República”,
porque en algunos ya se reporta que usuarios se han acercado para
solicitar el servicio, “pero el profesional no tiene la información
suficiente para atenderlos”.
En este caso, se quiere ahondar en cómo
atender al jugador patológico, porque su perfil es distinto
del adicto a sustancias tóxicas.
Es un problema social importante, calificó
la universitaria, y se tiene que brindar atención y servicio
adecuados. En especial, nos interesa la población de la tercera
edad, la que invierte más tiempo en esa actividad.
Un aspecto importante de este modelo es la
participación de la familia, que en cualquier tipo de atención
psicológica es fundamental, así como de otras personas
significativas que pueden ofrecer un soporte para alejarse del juego
y elegir una conducta alternativa más saludable.
En ocasiones, quien pide ayuda es ésta,
y es importante que el profesional de la salud esté preparado
para orientar acerca de cómo corresponder, con qué habilidades
ayudar y cómo hacer el trabajo de sensibilización para
que el usuario llegue a tratamiento.
Por último, la universitaria reconoció
al Cenadic por la confianza depositada en la FP para desarrollar,
a partir de evidencia científica, los instrumentos y estrategias
para atender ese problema.
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