• Se estima que actualmente el planeta
tiene menos del 10 por ciento del total de especies que han
existido, señaló Juan Núñez Farfán,
investigador del IE de la UNAM
• No se puede precisar cuáles son las comunidades
más afectadas, porque hasta ahora sólo se tienen
bien registrados organismos conspicuos como aves, mamíferos
y reptiles, y poco se sabe de las extinciones de microorganismos
De no hacer algo para conservar la biodiversidad
del planeta, la supervivencia humana corre el peligro de extinguirse,
advirtió Juan Núñez Farfán, investigador
del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, quien sostuvo que
esa riqueza se pierde de manera más acelerada a la formación
de especies nuevas, y la causa más importante es la destrucción
o pérdida de hábitats.
La humanidad afecta la diversidad de la Tierra
porque agota sus recursos naturales; en muchos países como
el nuestro, el desarrollo está basado en la explotación
no sustentable de los ecosistemas, afirmó.
En el futuro, conseguirlos puede dar origen
a guerras. “A pequeña escala, lo observamos en nuetro
país con la usurpación de recursos forestales o problemas
limítrofes. Debido al tamaño de las poblaciones, llegará
el momento en que no podamos consumir productos del mar por su contaminación,
y eso a su vez, puede generar hambruna en muchas partes del orbe”,
señaló.
La diversidad biológica tiene varios
niveles, desde los ecosistemas, hasta las variantes genéticas
de las poblaciones, pero se estima que actualmente el planeta tiene
menos del 10 por ciento del total de especies que han existido, subrayó.
La extinción ha sido una constante
en la historia, pero los humanos la han acelerado. Una amenaza la
constituye la introducción de especies exóticas o invasoras,
que irrumpen en las comunidades, alteran las interacciones bióticas
y provocan el desplazamiento y pérdida de las endémicas,
recalcó.
Sin embargo, aclaró, no se puede precisar
cuáles son las más afectadas, porque hasta ahora sólo
se tienen bien registrados los organismos más visibles, como
aves, mamíferos, anfibios y reptiles; otras especies o niveles
de la biodiversidad han recibido menor atención.
Se podría decir que prácticamente
todos los ecosistemas del mundo han sido afectados por la acción
humana, y esta situación continuará porque cada vez
hay más luchas por territorios y recursos, lo que implica la
destrucción de esos sitios, sostuvo el ecólogo.
Los manglares, por ejemplo, son catalogados
en México como amenazados, no porque sus tamaños poblacionales
sean reducidos, sino porque tienen una presión constante; por
ser el hogar de muchas especies, su destrucción puede implicar
una extinción en cadena, refirió.
Algunos expertos consideran que este último
fenómeno se relaciona también con el cambio climático
global. Hipotéticamente, modificará la distribución
de los ecosistemas terrestres; entonces, las especies podrían
carecer de la diversidad genética necesaria para responder
a esas variaciones y extinguirse.
Otra forma ocurriría si especies emparentadas,
al alterar sus rangos de distribución, entran en contacto e
intercambian genes. Este proceso, conocido como hibridación
introgresiva, puede extinguir o producir la pérdida de adaptaciones.
Además, explicó, se supone
que con el cambio climático las áreas de distribución
de muchas especies cambiarán, migrarán, y tendrán
contacto con las que comparten un pasado común; al fusionarse,
a través del intercambio genético, algunas pueden desaparecer.
Este fenómeno no debería preocuparnos,
porque en la evolución ha ocurrido con frecuencia; sin embargo,
“en ocasiones se presentan adaptaciones muy particulares que
se pueden perder a través de la “contaminación”
de especies y la extinción genética de las mismas; los
transgénicos son un caso particular de ello”, refirió
el también profesor de la Facultad de Ciencias (FC).
Hoy en día, lo más valioso
es saber que sí hay posibilidades de recuperar los ecosistemas.
“Conocemos sus procesos de regenación natural, los cambios
que ocurren después de catástrofes naturales, poseemos
mejores herramientas para cuantificar la diversidad, tenemos una teoría
evolutiva y ecológica sólida, que permitirá restaurar
los procesos naturales; hacer biología de la conservación
en su sentido más profundo”.
Pero debido a que los organismos se extinguen
a una velocidad más alta que la tasa de especiación,
se deben emprender acciones inmediatas para recuperar la diversidad
biológica y los ecosistemas deteriorados. Además, si
se investiga para determinar, por ejemplo, qué especies son
potencialemente más perjudiciales, se puede evitar que afecten
a otras, dijo.
El valor cultural y estético de la
biodiversidad puede brindar opciones sustentables para las poblaciones
humanas, además de los procesos ecosistémicos que producen
recursos que les son útiles (agua, productos forestales y pesca,
entre otros). “Como sociedad, deberemos apreciar nuestra diversidad,
conocerla para usarla de forma racional, y fomentar su mantenimiento.
Ello implica también valorar la investigación científica
en este campo”, concluyó.
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