• Jorge Zavala Hidalgo, del Centro de
Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, expuso que el
nivel del mar se ha incrementado de dos a tres milímetros
por año
• Aunque los deshielos suceden siempre durante el verano,
lo que caracterizó al de hace unos días fue
su intensidad y duración, porque el periodo en que
se observó derretimiento fue más largo; además,
afectó un área mayor
Como consecuencia del cambio climático,
podría esperarse que eventos como el ocurrido en Groenlandia
en días pasados, en que se registró deshielo en 97 por
ciento de su superficie, sucedan con mayor frecuencia, y tengan como
resultado el aumento del nivel del mar, afirmó Jorge Zavala
Hidalgo.
El investigador del Centro de Ciencias de
la Atmósfera (CCA) de la UNAM, expuso que ese último
proceso se ha incrementado en los últimos años a una
tasa de dos a tres milímetros anuales. “El aumento es
preocupante, si la tasa se eleva podría alcanzar hasta un metro
en los próximos 100 años”.
El universitario aclaró que no es
posible establecer que el inusual deshielo en Groenlandia haya sido
causado por el calentamiento global, porque eventos similares han
ocurrido con anterioridad (el último se dio en 1889), pero
sí se puede afirmar que hay más probabilidades de que
en condiciones de cambio climático se presenten con mayor frecuencia.
Las relativamente “altas” temperaturas
y el aire “caliente” sobre ese territorio favorecieron
el deshielo de la capa superficial. Fueron causados por un sistema
de alta presión, al que se sumó una atmósfera
despejada que permitió la mayor penetración de radiación
solar y su llegada a la superficie.
Aunque estos fenómenos ocurren casi
todos los años, lo que caracterizó a éste fue
su intensidad y duración, pues el número de días
en que se observó derretimiento fue más largo que en
otros veranos. Además, afectó un área mayor,
abundó el especialista.
“No se derritió 97 por ciento
de Groenlandia”, aclaró Zavala Hidalgo, sino que en ese
porcentaje de la superficie se detectó algún deshielo.
Estos eventos son detectados porque el planeta
es monitoreado, en forma remota, vía satélite. Los instrumentos
indican variables como la temperatura superficial; mediante la reflectividad
se puede determinar si hay agua o hielo, e incluso, hacer estimaciones
del grueso de la capa de este último.
La consecuencia sobre el resto del planeta
en el corto plazo es imperceptible, reconoció Jorge Zavala.
Pero en un periodo largo se verá reflejado en el aumento del
nivel del mar (que se presenta desde hace más de un siglo),
con efectos para las poblaciones costeras.
De modo adicional se puede presentar otro
fenómeno: el desplazamiento de los glaciares de la parte continental
al mar. Al respecto, explicó que el hielo tiene un equilibrio
en dos sentidos: por un lado, cae cierta cantidad de nieve en invierno
y aumenta su grosor y, por otro, en el verano una parte se derrite
y escurre hacia los océanos.
Pero no menos importante es que los glaciares
tienden a moverse de la zona continental hacia la marítima,
“resbalan lentamente y su velocidad de desplazamiento depende
de su distancia a la costa, de la pendiente, del tipo de suelo y de
las condiciones climáticas”.
En este caso, a pesar de que la cantidad
que se funde es relativamente pequeña, se escurre al fondo
por las grietas. El agua, al ser más densa que el hielo, ocupa
las partes más bajas en el subsuelo, por lo que en algunas
regiones podría ocurrir que se incremente la velocidad con
que se mueven los glaciares.
De modo eventual, esos hielos llegan al mar,
donde quedan a la deriva y ahí se funden. Esos son los que
pueden provocar el aumento de su nivel, explicó.
En condiciones normales, precisó Zavala
Hidalgo, se establece una especie de equilibrio entre los deshielos
menos intensos y la acumulación de nieve en el invierno. No
obstante, lo que ocurrió entre el 8 y el 12 de julio pasado
podría provocar que el aporte de hielo nuevo sea más
lento que la pérdida, por fusión o desplazamiento de
los glaciares a las costas.
También, recordó que el Polo
Norte no está formado de tierra, sino de hielo que flota en
el mar; “si se derrite, la cantidad de masa no cambia, como
en un vaso de agua con hielos”.
En contraste, el nivel del mar sí
se modifica si el agua aumenta su temperatura y ocupa un mayor volumen
al cambiar su densidad, o si la capa helada de los continentes se
deshiela y pasa de la parte continental a la oceánica, como
lo que sucede en Groenlandia.
Ése también es un hecho. En
la última glaciación el mar estuvo decenas de metros
por debajo del nivel actual, porque mucha del agua estaba en forma
de hielo sobre los continentes, finalizó.
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