• El robot Curiosity de la NASA amartizó
exitosamente este lunes 6; ya está en busca de materia
orgánica en el planeta rojo, componente esencial en
todas las formas de vida que conocemos
• Rafael Navarro González, del Instituto de Ciencias
Nucleares de la UNAM, participa como asesor científico
e investigador en el proyecto
• Curiosity aportará una gran cantidad de datos
científicos y servirá de misión precursora
para la exploración humana
Rafael Navarro González, investigador
del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, es uno de los científicos
detrás de la misión Curiosity que llegó a Marte
este lunes 6 de agosto. La misión despegó de la Estación
Cabo Cañaveral de la Fuerza Aérea, el 10 de noviembre
de 2011. Uno de sus objetivos principales es buscar materia orgánica
en el planeta rojo, componente esencial en todas las formas de vida
que conocemos.
La llegada a Marte
Durante el descenso, que duró aproximadamente
siete minutos, Curiosity realizó una serie de procesos muy
complicados, incluidos cambios en la configuración del vehículo.
Debido a esto, se suspendió momentáneamente la comunicación
con el robot. Para el equipo en la Tierra, estos instantes de incertidumbre
fueron la parte más tensa de la misión tras el despegue.
Curiosity comenzó el descenso en caída
libre a una velocidad aproximada de 21 mil 600 kilómetros por
hora. En ese momento, el único medio viable para comenzar la
desaceleración de la nave fue la fricción con la atmósfera
marciana. Debido a que este proceso generó temperaturas muy
altas (de forma similar a cuando un meteorito entra en la atmósfera
terrestre y se incendia), Curiosity contaba con un escudo para evitar
daños.
Una vez que la velocidad disminuyó
lo suficiente (a más o menos mil 450 kilómetros por
hora) se abrió un paracaídas.
Cuando la velocidad se redujo hacia los 500
kilómetros por hora, el escudo contra el calentamiento se desechó
y Curiosity comenzó a escanear el suelo para encontrar un sitio
propicio donde posarse.
A una velocidad de 280 kilómetros
por hora, el robot se liberó del paracaídas, y un mecanismo
equipado con retrocohetes llamado Sky Crane ("grúa
del cielo") comenzó a funcionar. La grúa se encargó
de depositar al Curiosity suavemente en la superficie de Marte por
medio de cables.
Una vez que el robot se encontró firmemente
en el suelo, cortó los cables que lo conectaban con la grúa.
Entonces, el Sky Crane se alejó y cayó en algún
sitio distante.
Después de tocar terreno, Curiosity
comenzó a comunicarse con la Tierra para informar que todo
había salido bien. El robot llegó a una región
conocida como el Cráter Gale. En éste hay una elevación
de cinco kilómetros de alto en el centro, llamada Montaña
Sharp. La primera tarea del Curiosity consiste en acercarse a ésta
tan pronto como le sea posible. Para que pueda lograrlo, en junio
de 2012 se corrigió la trayectoria de la nave, lo que le permitió
descender más cerca de su objetivo.
De acuerdo con Navarro González, esto
es de suma importancia, pues “se reducirá a la mitad
el camino que recorrerá el robot para llegar a la Montaña
Sharp”. Así, evitará los peligros que pudiera
encontrar al desplazarse grandes distancias por el terreno marciano,
y además se optimizarán los tiempos de la misión.
El robot es capaz de pasar sobre obstáculos
de hasta 65 centímetros de altura y de recorrer un máximo
de 200 metros al día en el terreno marciano, mientras obtiene
su energía de un isótopo radioactivo. Al no depender
de la energía solar, no detendrá sus actividades durante
la noche.
Tras los rastros de la vida
El Curiosity, cuyo nombre oficial es Mars
Sience Laboratory (MSL), es un vehículo robot casi cinco veces
más pesado que sus predecesores, llamados Spirit y Opportunity,
lanzados en 2003. En su interior lleva un laboratorio móvil
que le permitirá hacer pruebas en distintos puntos de la superficie
de Marte, para determinar si el ambiente del planeta fue o es propicio
para albergar vida microbiana.
Se espera que el robot, con un tamaño
similar al de un auto pequeño, envíe información
que ayude a los científicos a determinar si hay materia orgánica
y verificar si ésta tiene relación con formas de vida.
El robot cuenta con dispositivos que le permitirán
identificar los minerales presentes en la superficie marciana, además
de tomar fotografías y video de alta definición, así
como localizar sitios adecuados para obtener muestras. Éstas
se conseguirán taladrando el terreno para estudiar capas más
profundas de la superficie, que aquéllas examinadas en misiones
anteriores. También se obtendrán muestras con una pala.
Otro experimento que se realizará
consiste en evaporar las rocas con un potente láser. El análisis
del gas resultante permitirá conocer los elementos químicos
presentes en las muestras.
Sobre los objetivos de la misión,
Navarro comentó: “para determinar si hubo, hay, o si
es posible que en un futuro haya vida en Marte, es necesario saber
si existe materia orgánica en su superficie, y si es así,
se debe establecer si es de origen biológico o abiótico…
Ésta es la misión del Curiosity”.
El experimento SAM
Para analizar las muestras recolectadas en
busca de materia orgánica, hay un conjunto de instrumentos
dentro del robot llamado “Análisis de Muestras en Marte”
(SAM, por sus siglas en inglés). Incluye un cromatógrafo
de gases y un espectrómetro de masas.
Las misiones Vikingo I y Vikingo II, lanzadas
en 1976, ya habían buscado materia orgánica en el planeta
sin éxito. Navarro afirmó al respecto: “Mi equipo
de trabajo y yo descubrimos lo que impidió que se detectara
materia orgánica en las misiones anteriores… Nuestra
colaboración hizo que se modificara el diseño de SAM
para evitar caer en las mismas fallas”. En universitario participa
como investigador y asesor científico del proyecto, y es el
único mexicano que colabora en SAM.
En palabras del Administrador de la NASA,
Charles Bolden, “Marte está firmemente en nuestra mira",
y agregó: “El Curioso no sólo aportará
una gran cantidad de datos científicos, sino que servirá
de misión precursora para la exploración humana del
planeta rojo”.
-o0o-