• Utilizados de manera inteligente, pueden
sustituir parcialmente las importaciones de gasolina y dar
capital a las agroindustrias, opinó Aron Jazcilevich,
del Centro de Ciencias de la Atmósfera
• Un estudio coordinado por el investigador de la UNAM
mostró que el biodiésel reduce la toxicidad
de las emisiones a la atmósfera, y que el etanol combinado
con gasolina E6 tiene un rendimiento aceptable
Si se utilizan de forma inteligente, sin
pretender acaparar un gran mercado, los biocombustibles pueden sustituir
parcialmente las importaciones de gasolina y ofrecer capital a algunas
agroindustrias, opinó Aron Jazcilevich Diamant, investigador
del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
El ingeniero en computación y doctor
en matemáticas aplicadas coordinó el proyecto Impacto
en la atmósfera por el uso y fabricación de biocombustibles,
financiado por el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito
Federal (ICyTDF), y en el que participaron académicos del CCA
y de la Facultad de Ingeniería (FI) de esta casa de estudios.
Al presentar algunos resultados del estudio
en el auditorio Julián Adem Chahín del CCA,
Jazcilevich detalló que el trabajo experimental incluyó
la instalación de equipo de medición y análisis
de toxicidad en dos camiones (uno repartidor y otro de pasajeros)
que utilizaron mezclas de biodiésel y gas natural. También
se realizaron experimentos con etanol E6 (seis por ciento de etanol
en volumen) en autos privados.
“En cuanto a emisiones, el biodiésel
mostró que baja la toxicidad de éstas, y con el etanol
combinado con la gasolina de PEMEX E6, el rendimiento del automóvil
fue aceptable, y también el de las emisiones. Desde ese punto
de vista, los biocombustibles pueden ser viables, pero falta analizar
todavía la cuestión económica y social”,
dijo en entrevista.
También destacó la importancia
de abordar el aspecto ecológico. “No se pueden tirar
bosques para plantar caña de azúcar y producir biodiésel,
pero si se cuidan estas cuestiones, creo que puede ser benéfico”.
Jazcilevich propuso, por ejemplo, iniciar
la obtención de biocombustibles en forma regional, en estados
como Veracruz y otros del sureste, donde hay suficiente agua. “Creo
que hay una oportunidad, pero es importante hacer estudios para definir
las zonas”.
Alternativas de consumo energético
En México, el transporte consume el
48 por ciento de la energía, la industria el 29, y el uso residencial
el 23 por ciento, señaló Carlos Alberto García,
investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco),
que junto con su tutor de doctorado, Fabio Manzini, del Centro de
Investigación en Energía (CIE), realizaron una presentación
invitada.
La utilización de gasolina y diésel
tiene una tasa de crecimiento, por lo que se estima que su empleo
se duplique en el año 2030.
“Las alternativas para el transporte
son mejorar su eficiencia energética, la renovación
de la flota vehicular, el uso de autos eléctricos o híbridos,
nuevas modalidades de transporte público, optimización
de rutas y otros combustibles”, anotó.
Entre las ventajas del etanol, explicó
que puede usarse como combustible puro o mezclado con gasolina, y
se obtiene a partir de productos ricos en azúcares (caña,
remolacha y sorgo dulce) o almidón (maíz y trigo).
“Sustituye a los petrolíferos,
usa la infraestructura actual del transporte a diferencia de los combustibles
a base de hidrógeno, puede ser renovable y contribuye a la
seguridad energética y a la mitigación de gases de efecto
invernadero; además, genera empleos y propicia el desarrollo
rural y económico”, apuntó.
En México existe un marco regulatorio
desde 2008 y un alto potencial de producción, pues se pueden
aprovechar residuos de bosques y de cultivos, como rastrojos de maíz
y trigo, y bagazo de agave, concluyó.
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