• También, tener hábitos
adecuados de higiene y no tomar riesgos en la vida sexual,
afirmó Raúl Romero Cabello, del Departamento
de Microbiología y Parasitología de la FM
• Este 28 de julio se conmemora el Día Mundial
contra esa enfermedad
La población en general debe tener
claro que existe la hepatitis viral, y que puede estar en riesgo,
“como prácticamente todos lo estamos”. La medida
preventiva más importante contra esa enfermedad es la vacunación
(para los casos donde la causa del mal son los virus A, B y E); no
tomar riesgos en la vida sexual y tener hábitos adecuados de
higiene, afirmó Raúl Romero Cabello.
El integrante del Departamento de Microbiología
y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM,
expuso que en nuestro país tiene mayor prevalencia la hepatitis
A, pero van en aumento los casos de la tipo C, aunque aclaró
que no se trata de un incremento del padecimiento, sino de su registro.
Ello se debe a la prueba de tamizaje que
se aplica en los donadores de sangre; ahí es donde muchas personas
se percatan que tienen la infección, apuntó en el marco
del Día Mundial contra la Hepatitis, que se conmemora este
28 de julio (fecha del nacimiento de Baruch Samuel Blumberg, descubridor
del virus B, quien desarrolló la primera vacuna contra esa
enfermedad y ganador del Premio Nobel de Medicina en 1976).
En la actualidad hay más diagnósticos.
“Si a toda la población se le hiciera el estudio, se
encontrarían aún más casos”. De hecho,
convendría que la gente realizara una prueba para ver si es
portadora; es una manera eficiente de prevenir un futuro daño,
porque el tratamiento se iniciaría de forma temprana.
El académico expuso que el término
hepatitis se refiere a un proceso inflamatorio del hígado.
Las virales, en tanto, son infecciosas, causadas por un virus denominado
hepatotropo, es decir, el que selectivamente va al hígado,
se instala en él y ahí produce un daño que genera
una respuesta inflamatoria.
Los causantes son virus que se han nombrado
con letras: así, existen los A, B, C y E, los cuatro más
importantes en el mundo. El primero tiene registros de 1.4 millones
de casos al año; el segundo es origen de cerca de 350 millones
de pacientes con hepatopatía crónica, junto con alrededor
de 600 mil muertes anuales por sus graves consecuencias; el tercero,
produce de 130 a 170 millones de personas con infección crónica,
y al año más de 350 mil decesos por afecciones relacionadas,
como cirrosis y cáncer de hígado, según cifras
de la Organización Mundial de la Salud.
A ellos se suman otros tipos, que no tienen
la trascendencia en daño ni en número de personas que
enferman: D, F, G y TT, precisó Raúl Romero Cabello.
No todos los virus se transmiten igual. De
los cuatro más importantes, dos lo hacen por fecalismo de un
individuo infectado, enfermo o no. Las hepatitis A y E se adquieren
a través de alimentos, bebidas o utensilios donde se prepara
la comida, contaminados por materia fecal humana.
Los otros dos tipos, B y C, se contagian
especialmente por fluidos biológicos. El primero, se considera
una enfermedad de transmisión sexual, porque el virus está
en cantidades muy importantes en los fluidos genitales, y de esa manera
se “pasa” de persona a persona. La principal forma de
infección de la segunda es a través de la sangre.
En todos los casos, los síntomas son
muy similares, porque el daño se encuentra en las células
del hígado llamadas hepatocitos, y aunque la sintomatología
varía en su evolución, la base es la misma, abundó
el experto.
Se trata del cambio de color de la piel y
de las mucosas a un tono amarillento, llamado ictericia; cansancio,
malestar general, a veces náuseas y vómito, así
como cambio de coloración en las excretas, tanto en la fecal,
que se hace clara, como de la orina, que se vuelve oscura.
Estos son los datos básicos, pero
la evolución es muy variable. Lo más benigno es cursar
con los síntomas mencionados durante una o dos semanas, alcanzar
un punto máximo y luego descender, hasta que desaparezcan todas
las manifestaciones, y el funcionamiento hepático sea normal,
explicó Romero.
Por ejemplo, en México es muy común
la hepatitis A, sobre todo en niños, donde en términos
generales es benigna. No obstante, en adultos hay más probabilidades
de complicaciones y de formas más duraderas, hasta una gravísima
y mortal, llamada hepatitis fulminante.
La B tiende a durar mucho más tiempo,
en la parte clínica, tres o cuatro meses; también puede
complicarse para derivar en formas crónicas. “El gran
riesgo es que el individuo no tenga evidencias del mal por décadas,
y que en ese tiempo se produzca una alteración muy importante
en el hígado que lleve a insuficiencia hepática con
cirrosis, o a cáncer”.
De hecho, abundó el universitario,
el virus de la hepatitis B se considera oncogénico, es decir,
que induce el desarrollo de cáncer, con enorme trascendencia
en el individuo y la población.
Aún más: una madre enferma
o portadora puede transmitir la enfermedad a su hijo; lo más
grave es que estos individuos desarrollarán en mucho menos
tiempo el daño que los llevará a insuficiencia hepática.
Para la hepatitis C, en 90 y hasta 98 por
ciento de los casos no hay evidencias en su etapa inicial, y en un
alto porcentaje se producen formas crónicas. Los pacientes
se percatan hasta que les practican estudios o el daño ya es
avanzado y se ha producido insuficiencia.
En este momento, quien tiene más riesgo
de adquirir la A y B “somos los que nacimos antes del momento
en que ambas inoculaciones se incluyeran en el Programa Nacional de
Vacunación”. Por ello, es necesario que quienes no estén
protegidos, acudan a vacunarse.
Junto con ello, tener hábitos sanitarios:
revisar las condiciones de limpieza donde se expende la comida, lavarse
las manos después de ir al baño, así como antes
de comer y de preparar los alimentos.
Contra la hepatitis C no existe una vacuna,
pero en México la sangre que se dona es segura y cada día
es menos probable el riesgo de infección por transfusión.
Además, existen las medidas preventivas contra cualquier enfermedad
de transmisión sexual, como el Sida: no tener muchas parejas
y usar protección, finalizó Romero Cabello.
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