• Sergio Rodríguez Morales, de la Unidad de Química
del campus Sisal de la UNAM, junto con un equipo de colaboradores,
estudia los desechos de la pesquería del Octopus maya,
y busca desarrollar fármacos a partir de él
Sergio Rodríguez Morales colabora
en un proyecto multidisciplinario desarrollado en la Unidad Química
del campus Sisal, con apoyo de la UNAM y el Fondo Mixto del Estado
de Yucatán, en el que estudian los efectos de los extractos
de las glándulas salivales del pulpo rojo a fin de separar
moléculas que puedan ayudar a combatir el Alzheimer.
La pesquería de este animal, endémico
de la Península de Yucatán, genera cinco mil empleos
y una derrama económica de 20 millones de dólares al
año. De hecho, entre agosto y diciembre toda la pesquería
de la región se centra en esta ocupación y produce una
colecta de entre 15 y 16 toneladas anuales.
Una vez capturado, 15 por ciento del peso
total del invertebrado es eliminado (entre vísceras, cerebro
y aparato digestivo). Existen investigaciones encaminadas a utilizar
estos subproductos en la elaboración de alimentos para mascotas.
De ese desperdicio de aproximadamente mil
toneladas, los investigadores de la UNAM utilizan las glándulas
salivales, pues se sabe que contienen polipéptidos neurotóxicos
que pueden ayudar a curar el Alzheimer. La intención es usar
eficientemente esos recursos.
“Se desconoce gran parte de la biología o constitución
química de esta criatura, cómo se alimenta y las especies
de que se vale para vivir. De otras variedades de octópodos,
como el Eledona moschata, se ha logrado aislar la eledoisina,
polipéptido que reduce la presión arterial, utilizado
para tratar el síndrome de Sjögren, que provoca ausencia
de lágrimas”, refirió Rodríguez Morales.
A continuación, detalló que
el objetivo principal de la investigación es encontrar moléculas
de organismos marinos que tengan efecto sobre la salud, en particular
neuropéptidos del pulpo rojo. Un artículo publicado
señala que este tipo de moléculas inhiben la placa ?-amiloide,
implicada en el Alzheimer.
La intención, agregó, “es
que en el futuro tenga aplicaciones terapéuticas. Ya se logró
la separación de un neuropéptido activo y pronto se
evaluará para ver su eficiencia”.
Participación
En el proyecto multidisciplinario, la parte
química está a cargo del entrevistado, y la biológica,
de Carlos Rosas, experto en acuacultura del Octopus maya,
quien ha hecho la identificación y extracción de las
glándulas salivales en pulpos rojos, tanto en condiciones de
laboratorio como de pesquería.
Samuel Estrada Soto es el responsable del
aspecto farmacológico. Dichos trabajos se realizarán
en el Departamento de Farmacia de la Universidad Autónoma del
Estado de Morelos (UAEM).
Además, participan especialistas en
conducta de animales marinos, principalmente Maité Mascaro,
de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación
de la UNAM, en Sisal.
El proyecto, subrayó, ha abierto otras
vías de investigación. “El país tiene 12
mil kilómetros de zonas costeras y no contamos con un grupo
especializado en explorar su utilidad como fuente de fármacos;
por ello, en el campus Sisal comenzamos el primer intento”,
concluyó.
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