• Una de cada dos mujeres en el mundo tendrán, al
menos, una infección del tracto urinario durante el transcurso
de su vida
• Algunas bacterias invaden las células de la vejiga,
y de esa manera evitan los antibióticos
Una bacteria causante de numerosas infecciones
del tracto urinario en México, principalmente entre las mujeres,
es Escherichia Coli (E. coli) uropatógena
(UPEC, por su siglas en inglés), de la que se conoce muy poco
en el país.
“Prácticamente no hay investigación,
aunque son peligrosas, pues en algunos casos pueden causar la muerte”,
dijo Ángel Manjarrez Hernández, del Departamento de
Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
El grupo de las E. coli se divide
en dos tipos: las intestinales y las extraintestinales. Entre las
primeras hay cinco subdivisiones: las enteropatógenas, las
enterohemorrágicas, las enterotoxigénicas, las enteroagregativas
y las enterodifusas, causantes de infecciones relacionadas con diarreas,
inflamación y vómito, entre otros síntomas.
A estos tipos de bacterias intestinales se
les llama patotipos, es decir, grupos que tienen características,
factores de virulencia y sintomatología clínica comunes.
E. coli uropatógena
De las causantes de padecimientos extraintestinales,
las más comunes son las que atacan el tracto urinario. Se piensa
que E. coli uropatógena no es un grupo homogéneo,
ni siquiera se le ha considerado como un patotipo.
Sin embargo, recientemente se ha visto que
las uropatógenas son muy diversas, tanto que no son un patotipo,
sino que podrían ser varios, debido a su variabilidad bacteriana.
El tracto urinario normalmente es estéril,
no debe haber microorganismos, pero hay casos en que las bacterias
se introducen, colonizan, se establecen en la vejiga y causan enfermedad
inflamatoria.
Según sus diversos grados de virulencia,
algunas pueden causar una bacteriuria asintomática, como se
llama al caso en que el microorganismo entra en la vejiga y no causa
ninguna sintomatología, y la persona puede vivir meses, incluso
años, sin saber que es portadora.
También, hay algunas muy virulentas,
peligrosas, que pueden llegar hasta los riñones e, incluso,
alcanzar al torrente sanguíneo.
El periodo de incubación es variable.
Desde que entra por la uretra, hasta que llega a la vejiga, pueden
pasar entre 12 y 18 días, y en llegar a los riñones
(ocurre raramente), entre tres y seis días, un periodo relativamente
breve que depende, entre otros factores, del tipo.
Uropatógenas
Aunque entre las uropatógenas
hay gran variedad, recientemente se comenzó a diferenciarlas
entre las causantes de cistitis, o infección en la vejiga,
y las que provocan pielonefritis, infección en los riñones.
En todo el mundo la más común
es la causante de cistitis. Se calcula que alrededor de 50 por ciento
de todas las mujeres en el mundo tendrán al menos una infección
del tracto urinario en el transcurso de su vida.
“Estos números son muy altos,
porque sólo una de cada dos mujeres se salvará de un
padecimiento de ese tipo. La mayor parte debe seguir un tratamiento,
que suele ser con antibióticos, y la infección desaparece
entre siete y 10 días”. Sin embargo, la emergencia de
cepas uropatógenas multi-resistentes a los antibióticos
complica significativamente el tratamiento.
Recurrentes
Desde hace 10 años, empezó
a observarse que en algunos individuos las infecciones del tracto
urinario son recurrentes, y que durante un año, pueden tener
de tres a seis episodios infecciosos.
Recientemente se ha encontrado que algunas
de estas bacterias de E. coli uropatógenas tienen
la capacidad de invadir las células de la vejiga, y al hacerlo,
se replican dentro de la célula y forman biopelículas
bacterianas intracelulares.
“Si se habla de la invasividad,
los médicos entienden que se instalan en el tracto urinario,
sin embargo, estas bacterias serían doblemente invasivas porque
entran en este último, y además en las células
epiteliales que revisten la superficie de la vejiga; se alojan donde
están los organelos, las mitocondrias, todo el sistema celular;
pero no mata a la célula inmediatamente”, explicó.
Este mecanismo del patógeno es muy
importante porque le permite evadir los antibióticos. Los macrófagos
de la respuesta inmune no las encuentran, no las pueden fagocitar
porque están dentro de la célula; de esta manera, garantizan
su subsistencia por meses o, incluso, años.
Se piensa que este mecanismo de invasividad
es la causa en gran medida de las recurrencias que aparecen después
de 15 días, o dos y hasta años.
“Hasta el momento, no se cuenta con
un método de diagnóstico que detecte que esta bacteria
no es una uropatógena común, sino una invasiva. Todavía
no se desarrollan estos métodos a nivel masivo. Uno puede saber
por experimentos en el laboratorio, y con la investigación,
si la bacteria tiene esa capacidad, pero eso no se puede hacer rutinariamente”,
concluyó.
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