• Cada vez es mayor el número de personas que no
están a gusto con su trabajo, tanto por las compensaciones
que obtienen, como por la interacción social o las amplias
jornadas laborales, comentó Rodrigo Peniche, de la FP de
la UNAM
• En estos empleados está más presente el
ausentismo, tienen más roces con sus compañeros,
sufren ataques de irritabilidad, maltrato a los usuarios y demoras
De acuerdo con cifras oficiales, en México
más de 36 por ciento de las personas desempleadas abandonó
su anterior ocupación por insatisfacción laboral; la
literatura indica que en las organizaciones es común encontrar
trabajadores en esa condición, cuya productividad y salud están
mermadas, pero que soportan la situación por la escasa oferta
que hay en el país, afirmó Rodrigo Peniche Amante, profesor
de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Empleo
del INEGI 2011, en la nación 41.6 por ciento de los trabajadores
no reciben prestaciones; 28.8 por ciento pertenece al sector informal
de la economía; 8.31 por ciento está subocupado, y 11.13
por ciento se encuentra en condiciones críticas de ocupación.
Estas cifras son la puerta de entrada para
reflexionar sobre las condiciones patogénicas en que gran parte
de los mexicanos tiene que desempeñar sus actividades, con
poca motivación, casi nula posibilidad de desarrollo y bajo
reconocimiento a su labor, subrayó.
En la misma encuesta, se indica que más
de 13 millones de mexicanos laboran jornadas de más de 48 horas
a la semana, 30 millones no tienen acceso a instituciones de salud,
y 11 millones perciben entre uno y dos salarios mínimos. Hay
casi 15 millones de trabajadores sin un contrato escrito.
Con base en estos números, se puede
inferir que un alto porcentaje no está a gusto por factores
como la forma en que se les recompensa, la interacción social
con sus compañeros, las amplias jornadas y el tiempo destinado
al traslado, refirió.
Esto, recalcó, no sólo los
hace menos productivos, también representan un costo mayor
a las empresas en cuanto a cuotas a la seguridad social, tanto por
los accidentes y enfermedades que sufren a causa de su estado emocional,
como por el tiempo de recuperación.
La situación es común en un
país como México, donde la sobre oferta de mano de obra
hace pensar a los empleadores, y a muchos de los jefes de “la
vieja escuela”, que se trabaja sólo para percibir un
salario, y a las empresas u organismos públicos con sistemas
de administración tradicional no les importa si su gente está
satisfecha con lo que hace, acotó.
La insatisfacción, explicó,
es el grado de malestar que experimenta un trabajador como producto
de su actividad. Se trata de un fenómeno complejo, relacionado
con aspectos que van desde elementos físicos de las instalaciones
(iluminación, ventilación, hacinamiento), hasta factores
psicosociales como la percepción de cómo se compensa
su esfuerzo, el trato que puede tener con sus compañeros y
superiores e, incluso, cuestiones como qué responsabilidad
tiene, la variación de sus actividades, el reto que le representan
y cómo embona eso en lo que hace para desarrollarse profesional
y personalmente.
Si alguien cae en esa situación puede
llegar a presentar problemas de salud como catarros, trastornos estomacales
y dolores de cabeza frecuentes, destacó. Además, ocurre
en mayor medida el ausentismo, se tienen más roces con los
compañeros, presentan ataques de irritabilidad, maltrato a
los usuarios y demoras en las entregas.
El especialista en psicología de las
organizaciones consideró que existe una estrecha relación
entre no estar satisfecho y el desempeño, sobre todo en individuos
mayores de 30 años, “más en las mujeres y quienes
tienen poco control y menor variación en las faenas que realizan”.
Si alguien no se preocupa por enriquecer sus actividades y actualizarse,
es fácil que caiga en la rutina.
Además, las personas deben ocuparse
de su salud, de sus horas de sueño, de comer bien y no descuidar
las relaciones con sus compañeros, porque en un ambiente laboral
es fácil caer en rivalidad y conflictos, reconoció.
Alternativas
Ante esta situación, el especialista
sugirió establecer políticas laborales que hagan conscientes
a los empresarios y a las autoridades sobre la importancia de contar
con entornos saludables, donde se consideren aspectos como la ventilación,
el tiempo de traslado, los horarios y salarios.
Los empleados, por su parte, deben buscar
mejorar la comunicación y la convivencia; capacitarse permanentemente
en su área; no personalizar los conflictos y buscar satisfacciones
en su vida cotidiana, es decir, dedicar algo tiempo a alguna actividad
placentera.
Asimismo, las empresas pueden implementar
planes que incluyan la rotación de puestos, procurar la convivencia,
evitar permanecer en las instalaciones 12 horas continuas para que
no violenten su vida familiar o proyectos. “Si invierten en
recursos humanos, tendrán trabajadores más felices y
leales”, concluyó.
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