Boletín UNAM-DGCS-435
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 13 de julio de 2012


Jorge Meave del Castillo

           

BUSCAN UNIVERSITARIOS CAUSAS DE LA GRAN DIVERSIDAD DE LOS BOSQUES DE MÉXICO

• Académicos de la FC, encabezados por Jorge Meave del Castillo, buscan la explicación en la manera en que el ambiente está organizado en el espacio

• Se ha encontrado que los procesos de regeneración de esos entornos muy diversos tienen que ver con la forma en que los árboles adultos están acomodados en el espacio

• Las semillas, plantas pequeñas o los hijuelos se establecen en lugares donde no tienen influencia de uno igual a ellos; así, aseguran que se establecerán plantas de otras especies; se trata de un mecanismo para mantener la diversidad, y apenas se empieza a entender

La preservación de la diversidad biológica es una actividad prioritaria de México, lo que no ocurría hace 30 años porque nadie hablaba de ella. “De repente, nos dimos cuenta que uno de nuestros grandes problemas ambientales era la pérdida de biodiversidad y sus múltiples consecuencias. Ahora, ha habido un impulso importante hacia la conservación”, afirmó Jorge Meave del Castillo, quien encabeza el grupo de Ecología y Diversidad Vegetal de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.

El nuestro es considerado un país megadiverso; sin embargo, hasta el momento no se ha encontrado una respuesta única para determinar por qué tiene esa característica. Por ello, este grupo de académicos busca explicaciones en la manera como el ambiente está organizado en el espacio.

Hay diferencias espaciales que ofrecen condiciones de vida y que además permiten que distintos factores esenciales para el mantenimiento de la vegetación, como la regeneración de nuevos individuos, el establecimiento de plántulas o la germinación de semillas, tengan cierta organización, y eso no se ha determinado por completo, explicó Meave del Castillo.

Una de las preguntas fundamentales es cómo un bosque, en el que crece un elevado número de especies, puede mantener esa diversidad; ¿qué hay atrás de eso?, cuestionó.

Algunos de los temas fundamentales son precisamente la dinámica, los procesos de muerte, regeneración y crecimiento, así como las formas de recuperación si estos ecosistemas son eliminados completamente por las actividades antropogénicas.

Bosque mesófilo de montaña

En México, el bosque mesófilo de montaña ocupa apenas el uno por ciento del territorio nacional, pero tiene una elevada concentración de especies. Se estima que la nación cuenta entre 25 mil y 30 mil plantas, pero en este ecosistema de distribución tan restringida habita alrededor del 10 por ciento del total.

Pero, ¿cómo puede mantenerse uno con una amplia diversidad biológica a lo largo del tiempo? Se ha encontrado que los procesos de regeneración tienen que ver con la forma en la que los árboles adultos se acomodan en el espacio.

Puede haber ejemplares de 30 ó 35 metros con copas gigantescas, que generan características particulares debajo de ellos; cada uno permite pasar cierta cantidad o tipo de luz, y mantiene una humedad diferente. Existen condiciones microclimáticas específicas producidas por el árbol que está arriba, y eso determina si una semilla de la misma especie o de otra puede germinar y establecerse, explicó.

En muchos casos las semillas, las plantas pequeñas o los hijuelos de los árboles grandes tienden a establecerse en lugares donde no tienen influencia de un individuo igual a ellos; de esa manera, cada uno asegura que en el bosque se establecerán plantas de otras especies. Se trata de un mecanismo para mantener la diversidad, y que apenas se empieza a entender.

Bosque tropical caducifolio

El biólogo universitario mencionó que uno de los proyectos más importantes que realiza su grupo de investigación es el estudio de la regeneración del bosque tropical caducifolio, en Oaxaca. Este es un ecosistema relativamente diverso, quizá no tanto como los bosques húmedos de la Selva Lacandona, pero sí son muy ricos en especies que crecen exclusivamente en ellos.

Hace nueve años se establecieron sitios permanentes con diferentes edades, lo que se conoce como cronosecuencia, y se ha hecho un seguimiento anual de los cambios. Esos lugares están delimitados con postes, cada árbol tiene etiqueta y se reconoce la identidad de cada especie con mucha precisión, lo que permite regresar año con año y ver las modificaciones, las que se mantuvieron, crecieron o murieron.

“Son investigaciones de gran relevancia porque nos acercan a entender mejor el proceso de recuperación de la vegetación, pero son a largo plazo”, dijo el especialista, cuyos trabajos se han publicado en revistas como Biotropica, Ecology, Environmental Conservation, Journal of Biogeography, PloS One y Tropical Ecology.

Asimismo, resaltó que hay áreas permanentes en otras partes de México como Chamela, en Jalisco; Sonora y Yucatán. Sin embargo, “aún tenemos poca información acumulada en un periodo de muchos años continuos”.

Hasta el momento, se ha medido qué plantas se establecen, cuáles fenecen, qué pasa con los adultos y con las especies que dominan distintas fases del proceso. La intención es mantener el estudio 20 años más para tener una imagen de tres décadas. “En la medida que se haga a mediano o largo plazo, podremos tener una idea mejor informada sobre la forma de modificar o intervenir esos sitios”.

Al principio del proceso de regeneración hay un conjunto de plantas herbáceas que acaparan el terreno; poco tiempo después, los primeros árboles que se establecen son de pocas especies (conocidos como pioneros), casi todos de la familia de las leguminosas, muy común en México, por lo que se generan comunidades poco diversas. Bajo la sombra de éstas se incorporan, de forma paulatina, otros individuos.

La recuperación original es lenta, porque se ha determinado que tienen que pasar más de 30 años para que la dominancia de los pioneros empiece a disminuir.

Esto implica que si se piensa en la posibilidad de rehabilitar un sitio y se considera la lenta velocidad de incorporación de nuevos individuos y especies, se tendría que esperar al menos medio siglo para tener una comunidad que se parezca más o menos a la que existía antes de que fuera alterada por el ser humano, apuntó.

Por ello, el grupo de trabajo espera que por medio de sus investigaciones en los próximos años pueda entender mejor los procesos de recuperación y tener una idea más clara de qué factores provocan que la diversidad se distribuya en el espacio de la manera como lo hace.

Finalmente, Meave advirtió que si no se entiende cómo se ubican las especies en el espacio y cuáles son las causas de esta distribución, se podrían cometer errores en la toma de decisiones sobre cuáles serían las áreas más valiosas o importantes para la conservación biológica.

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Fotos


Jorge Meave del Castillo, de la Facultad de Ciencias de la UNAM.