• Isabel Ramírez, del
CIGA de la UNAM, recibió el Premio Defensor de los Polinizadores,
reconocimiento trinacional otorgado por la North American Pollinator
Protection Campaign, por sus aportaciones en este ámbito
Desde hace más de una década,
Isabel Ramírez Ramírez, del Centro de Investigaciones
en Geografía Ambiental (CIGA) de la UNAM, colabora en la investigación
y esfuerzos de conservación de una migración épica
que ha tenido lugar desde tiempos inmemoriales. Su trabajo con los
habitantes de comunidades y organizaciones civiles de la Reserva de
la Biósfera de la Mariposa Monarca para conservar el hábitat
de la especie, busca garantizar la calidad ambiental tanto para esos
insectos, como para las comunidades que allí residen.
Esta especie viaja más de cuatro mil
kilómetros desde Canadá y Estados Unidos, hasta la Reserva
de la Biósfera ubicada entre Michoacán y el Estado de
México, considerada como Patrimonio Natural de la Humanidad.
Cada año, entre octubre y noviembre,
las poblaciones recorren nuestro país en una travesía
de 120 kilómetros por día, hasta llegar a los bosques
de oyamel del centro de México. A finales de marzo, momento
en que alcanzan su madurez, emprenden su viaje de retorno al norte
del continente.
La universitaria explicó que la Monarca
como tal no está en peligro de extinción, sino el proceso
de migración, uno de los más impresionantes del orbe
en el sentido biológico. Además, es un fenómeno
emblemático para las políticas transnacionales de conservación,
compartidas entre las tres naciones de América del Norte.
“En cada una registra amenazas particulares.
En el caso de México, ha sido la pérdida del hábitat
de hibernación, mientras que en Estados Unidos y Canadá,
están en riesgo los sitios de alimentación. La situación
es delicada”, consideró.
Manejo forestal
En la región, donde se realiza extracción
forestal excesiva, se crean sitios abiertos donde las temperaturas
extremas son mayores, lo que provoca deshidratación del suelo.
Ello dificulta el restablecimiento de las comunidades vegetales lo
que, a su vez, genera un ciclo de degradación del ecosistema.
Para diferenciar el manejo forestal autorizado
de la tala ilegal, en la Reserva de la Biósfera de la Mariposa
Monarca, Ramírez y su equipo analizaron la relación
de las actividades extractivas permitidas oficialmente con la pérdida
de la cubierta vegetal, y los efectos que tienen en la biodiversidad.
“Identificamos que de 1993 al 2006,
el 60 por ciento de la perturbación de la Reserva se debió
a la tala ilegal; sólo seis por ciento al manejo forestal,
y el resto, al autorizado, pero no ejecutado de acuerdo al programa
establecido”, informó.
Para revertir el daño, el equipo de
universitarios, en colaboración con los habitantes de dos comunidades
indígenas y las organizaciones Alternare, Monarch Butterfly
Fund, y Ecolife, han participado en un proceso de reforestación
de 32 hectáreas de las áreas afectadas donde, además,
han establecido una parcela experimental para evaluar métodos
de mejoramiento del suelo en sitios muy degradados.
El trabajo requiere capacitación para que las comunidades controlen
y se apropien del proceso de producción de las plántulas
que se utilizan en la reforestación, además de la transportación,
plantación, cuidado, y monitoreo; ello garantiza la capacitación
de los residentes locales para cubrir el ciclo productivo completo,
detalló.
Es una buena herramienta para que tengan
un ingreso económico y, a su vez, se preserve la cubierta forestal,
que permita el desarrollo de servicios ambientales y la diversidad
ecosistémica.
“Es fundamental que conozcan el proceso
del manejo forestal sustentable desde el principio, que produzcan
la plántula que sembrarán, a fin de generar el ciclo
de cultivo, indispensable para garantizar la calidad del suelo y del
agua”.
En conjunto con las organizaciones, el equipo
colabora con las comunidades para revertir los efectos. La especialista
adscrita al CIGA resaltó que el trabajo de investigación
se ha concentrado en la preservación del hábitat, en
generar conocimiento acerca de la interacción entre los usos
del lugar, en las actividades de sus lugareños y sus efectos,
y en el trabajo de conservación, orientado a revertir los daños
detectados.
Distinción
Por su labor, realizada en conjunto con estudiantes
e investigadores de la entidad, con sede en Morelia, Ramírez
Ramírez fue galardonada con el Premio Defensor de los Polinizadores,
otorgado por la North American Pollinator Protection Campaign, que
resalta el trabajo de personas y organizaciones de Canadá,
Estados Unidos y México.
La distinción es entregada por aportaciones
significativas en la protección y conservación de especies
polinizadoras, y resalta la importancia de la educación pública,
que posibilita mayor conciencia acerca de la importancia de ese proceso
natural.
“Reconoce el trabajo de más
de una década, orientado a preservar un sitio clave para la
mariposa, pues se trata de una organización trinacional dedicada
al mantenimiento del hábitat para polinizadores”, concluyó.
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