• Selma González, de
la FP de la UNAM, aseguró que la falta de un programa en
la materia propicia embarazos no deseados
• Además, promueve el maltrato hacia la mujer y provoca
diferencias e inequidad de género
La falta de un programa nacional en educación
sexual ha propiciado importantes rezagos en la materia. La situación
deriva en embarazos no deseados, machismo e infecciones de transmisión
sexual.
Asimismo, promueve el maltrato hacia la mujer,
provoca diferencias e inequidad de género en los vínculos
de pareja; todo ello, es atribuible a una ideología conservadora
prevaleciente, consideró Selma González Serratos, académica
del Programa de Sexualidad Humana (Prosexum), de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM.
Lo más importante es la falta de un
programa central desde los primeros años de vida escolar. La
iniciación es, en definitiva, un tipo de formación que
busca transmitir herramientas de cuidado, antes que modelar comportamientos,
señaló, a la vez que hizo evidente la falta de atención
a las necesidades de los adolescentes.
En muchos centros educativos empiezan a darse
aperturas, reconoció; sin embargo, no se hace una práctica
de la capacitación de los profesores en este campo, como ocurre
para dar clases de matemáticas, español o ciencias.
“En alguna ocasión instruimos
a un buen número de maestros de la República Mexicana,
pero no se le dio seguimiento y, al cambio de autoridades se perdió
el interés”, indicó.
Educar implica ofrecer conocimientos para
la prevención de embarazos no deseados e infecciones; inculcar
valores, sentimientos y actitudes positivas. Una formación
así concebida, debería incluir información adecuada
y veraz sobre aspectos vitales, como forma de relación entre
las personas, señaló.
El cuerpo es un espacio de experiencia y
de expresión de sentimientos, es también fuente de sensaciones,
importantes en la construcción de nuestra subjetividad y ciudadanía.
Mientras, la sexualidad no es algo natural, es algo que se construye
desde el sujeto por la influencia y el entorno social, dijo la especialista
del Programa de Sexualidad Humana de la FP.
“El erotismo no se tiene que limitar
ni reprimir, pero hay que establecer una idea responsable del ejercicio
de la sexualidad; cada quien debe decidir y no dañar a terceros,
ni a sí mismos”, acotó.
Si no le ponemos cortapisas ideológicas,
el erotismo se puede ejercer y disfrutar. En tanto, la sexualidad
tiene que servir para el crecimiento y bienestar, concluyó.
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