Boletín UNAM-DGCS-418
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 5 de julio de 2012


María Carmen Leticia Calderón Ezquerro

           

EL POLEN DE FRESNO, UNO DE LOS ALÉRGENOS MÁS ABUNDANTES EN EL AIRE DE LA CIUDAD DE MÉXICO

• Partículas de contaminantes adheridas a esos granos polínicos podrían aumentar su alergenicidad
• Alerta la REMA sobre la calidad biológica del aire respecto a la concentración de granos suspendidos en la atmósfera

El polen de fresno es uno de los aeroalérgenos que causan la polinosis o alergia al polen, que en México –según reportes de la Secretaría de Salud– afecta a entre un 25 y 30 por ciento de la población.

Según un muestreo de la Red Mexicana de Aerobiología (REMA) de la UNAM, es también una de las biopartículas más abundantes en el aire del Distrito Federal y una de las más alergénicas que respiran sus habitantes, lo que les causa rinitis alérgica, conjuntivitis o asma bronquial.

La introducción de fresno (Fraxinus) y otros tipos polínicos como los de la familia Cupressaceae, entre otras especies alergénicas utilizadas para la reforestación en el DF, aumentan el riesgo de que población sensible sufra esos padecimientos, advirtió María Carmen Leticia Calderón Ezquerro, coordinadora de la REMA.

Tan solo Chapultepec, dijo, tiene “casi ocho mil 600 árboles de fresno, y Ciudad Universitaria, como siete mil y pico”. Correr en las tardes, principalmente por esas zonas, es un riesgo para quienes son sensibles al polen de Fraxinus.

Un estudio de granos de polen como bioindicadores de contaminación ambiental muestra que al inhalarlos se puede potenciar el riesgo de alguna afección, que representan la epidemia del siglo XXI para la Organización Mundial de Alergia.

En el análisis de la exina o pared externa de diversos pólenes, realizado mediante microscopía electrónica de barrido por Guillermina González Mancera, de la Facultad de Química, se encontraron productos de combustión como el diésel y otras partículas de origen inorgánico adheridas a pólenes, como el de Fraxinus excelsior, en los que se determinaron, pegados a la pared de los granos, partículas de aluminio, silicio y azufre, entre otros contaminantes.

Asimismo, Guillermo Arturo Guidos-Fogelbach, del Servicio de Alergia del Centro Médico Nacional Siglo XXI, ha encontrado que al retar a ratoncitos con granos, que tenían partículas de diésel y otros contaminantes adheridos, presentaron una respuesta inflamatoria.

Calderón Ezquerro y estudiantes de licenciatura y posgrado (Tania Robledo, Ivonn Santiago, César Guerrero, Marisol Olivé, Virginia Andrade y Fidel Fuentes) del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, han reportado que durante el invierno (diciembre a marzo) hay una gran cantidad. Los más frecuentes son los de Fraxinus, Cupressaseae, y Alnus, con alta alergenicidad, así como Liquidambar, Eucaliptos, Pinus y Casuarina, con baja.

Asimismo, la REMA detecta en polvo colectado del aire la presencia de proteínas de polen, pues éstas se salen del grano y se pegan a aerosoles o a pequeñas partículas en la atmósfera.

Eso explica por qué la gente puede seguir con respuestas alérgicas, aunque el grano de polen ya no esté en el aire, pues continúa con la inhalación de proteínas alergénicas. Por eso “hacemos un seguimiento de Fraxinus, que es el más importante”, señaló Calderón Ezquerro.

Vegetación alérgena

No sólo de fresno, sino también polen de otros árboles, de malezas y pastos con alta alergenicidad ha encontrado la REMA en el aire que se respira en la capital del país.

En Coyoacán y Miguel Hidalgo (con 56 y 51 tipos polínicos, respectivamente), predomina Fraxinus, y en Iztapalapa (con 37) y Cuajimalpa (con 49), Cupressaceae, que tienen alta alergenicidad.

En las barrancas de Cuajimalpa crecen pastos y malezas alergénicos; además, se encontró polen que no hay en otras zonas, pues en casas, escuelas y campos de golf de Santa Fe “tienen plantas ornamentales introducidas”.

En Iztapalapa (donde se ubica una estación de monitoreo de la REMA), aunque es una zona seca y con poca vegetación, también se detecta, aunque en bajas concentraciones: menos de 50 granos por metro cúbico de aire.

Sin embargo, dijo Calderón, con eso basta para que una persona alérgica que vive en esa zona pueda ser afectada. Hay umbrales: entre tres y 50 granos de polen pueden generar una alergia, según la sensibilidad de cada sujeto.

En las delegaciones Miguel Hidalgo y Coyoacán, las concentraciones de Fraxinus llegan a ser altas. El Índice Polínico Anual llega hasta los tres mil 200, y tres mil 500 granos por metro cúbico de aire.

La REMA considera también la variación estacional (para Fraxinus, la mayor concentración se presenta de diciembre hasta marzo) y la intradiaria (a partir del mediodía se comienzan a incrementar los granos).

Las concentraciones de malezas son bajas, pero se encuentran a lo largo de todo el año. Ocurre lo mismo con pastos o gramíneas: van de 55 a 100 granos de polen por metro cúbico (m3) de aire, acotó la especialista.

Aunque “bajitas y constantes”, inhalarlas es como fumar “cinco cigarros diarios”, suficientes para que después se padezca alguna enfermedad. Ocurre “lo mismo con los pólenes, si la gente es sensible”.

Enfermedades alérgicas

Los pólenes de árboles, malezas y pastos (silvestres y cultivados, desde cereales hasta especies ornamentales) son agentes causales de enfermedades, principalmente rinitis alérgica y conjuntivitis (picor ocular y lagrimeo), aunque también de asma, espasmos bronquiales y urticaria.

Eso muestra un estudio preliminar realizado en más de mil 500 expedientes de los pacientes que atienden los servicios de urgencias y de alergias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER, Dr. Luis Terán), del Centro Oftalmológico Conde de Valenciana (IOCV, Dra. Ma. Carmen Jiménez) y del Centro Médico Nacional Siglo XXI (G. Guidos).

En el INER, por ejemplo, según pruebas cutáneas aplicadas, el mayor porcentaje de estos pacientes respondieron primero a pólenes y luego a otro tipo de partículas inhaladas, alimentos y hongos.

“El 50 por ciento responde a pólenes de la familia Oleacea (Olea), Fabaceae (Quercus) y Betulaceae (Betula y Alnus)”. Sin embargo, en México no tenemos Betula, y de la Olea que es olivo, sólo un poco en Xochimilco y en el norte de la Ciudad de México.

Esos pacientes responden a un extracto de olivo, explicó, pues Olea, Fraxinus y Ligustrum, al pertenecer los tres a la familia Oleáceas, contienen una proteína similar y al inhalarla se produce una reactividad cruzada.

El porcentaje de alergenicidad en el IOCV fue de 52.5 por ciento de sujetos con conjuntivitis alérgica por pólenes de Betula, Mezquite (Prosopis) Encino (Fagaceae) y Olivo (Olea), principalmente. En la Ciudad de México, aclaró Calderón Ezquerro, tampoco hay Betula, pero sí Alnus, ambos de la familia Betulaceae.

Los casos de polinosis en el INER por árboles fue de 73 por ciento; pastos, 60 por ciento, y malezas, 36 por ciento. En el IOCV fue muy similar para árboles, arbustos y malezas, entre 62 y 61 por ciento.

Las alergias por edades, en los tres centros hospitalarios, se dan con más frecuencia entre los cinco y 20 años, y ésta es la población más vulnerable a la exposición.

Por género, “encontramos que las mujeres responden más que los hombres”. Pero puede ser un poco engañoso, porque ellas acuden más al médico.

Hay pacientes que son sensibles a diferentes tipos. En el INER, por ejemplo, seis por ciento de los sujetos reaccionaron a uno, dos, cinco y nueve tipos polínicos diferentes de árboles y pastos, y aproximadamente el uno por ciento respondió hasta a 13 tipos polínicos de árboles, nueve de pastos, y seis de malezas.

Los ingresos a esos nosocomios coinciden con las concentraciones de pólenes más altas registradas en el aire de la Ciudad de México por la REMA. Se incrementan en enero, febrero y marzo y, posteriormente, en junio y julio.

La REMA

Precisamente, la Red Mexicana de Aerobiología cuenta con semáforos para alertar a la población del DF. Un círculo con un punto negro es muy alto; rojo, alto; amarillo, moderado; verde, bajo, y blanco, nulo.

En la página de la REMA, de manera semanal, se pronostica la calidad biológica del aire respecto a la concentración de granos suspendidos en la atmósfera la semana anterior, y según las condiciones del clima por venir.

Dado que en México se han incrementado del 30 al 40 por ciento las alergias, Calderón Ezquerro ha empezado a realizar gestiones con el fin de que en radio, televisión, periódico, incluso en teléfono celular, la REMA pueda reportar la calidad biológica del aire.

La Red inició en agosto de 2008 con el apoyo de la UNAM, el Centro Virtual de Cambio Climático, el Instituto de Ciencia y Tecnología del DF, y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

En octubre próximo, se espera concluir el primer calendario polínico de la Ciudad de México. Otro objetivo es aumentar sus estaciones de monitoreo. Cuenta con cuatro en el DF y una en Toluca, próximamente se pondrá una en la Universidad de San Luis Potosí, y pronto se sumará una más en Sonora.

Otro proyecto a largo plazo es el Atlas Nacional Polínico, que incluirá fotografías de la flora polínica, microscopía electrónica del grano de polen, estacionalidad y alergenicidad, entre otros datos.

Cada día crece el número de usuarios de la REMA gracias a redes sociales como Twitter y Facebook. Su página web (http://www.atmosfera.unam.mx/rema/calidad_aire.html) es consultada por personal médico y público en general.

-o0o-

 


Fotos


El polen de fresno es uno de los aeroalérgenos que causan la polinosis o alergia al polen, que en México afecta entre un 25 y 30 por ciento de la población.