• Tiene un costo social, laboral y familiar; si los “síntomas”
son muy fuertes, pueden acabar con la persona, afirmó Jesús
González Núñez, de la FP de la UNAM
La hipocondría es una afección
psicológica que, de insertarse a padecimientos reales, puede
representar un problema grave, porque se trata de “verdaderos
enfermos que sufren y sienten males que sólo son de índole
inconsciente”, explicó José de Jesús González
Núñez, psicoanalista de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM.
Tiene un costo social, laboral y familiar,
según quien la sufra, y puede acabar con la persona si los
“síntomas” son muy fuertes. Estos pacientes viven
en estado de sufrimiento ante el miedo a enfermar, advirtió
el doctor en Psicología Clínica.
Los estudios al respecto muestran un vínculo
entre la interacción social y el aumento de este padecimiento.
El ambiente familiar, por ejemplo, es un entorno propicio, por lo
que con frecuencia, pueden encontrarse varios hipocondríacos
bajo el mismo techo.
Al respecto, se ha comprobado que estos pacientes
son, fundamentalmente, personas sobreprotegidas; los progenitores,
especialmente la madre, están preocupados en exceso por el
aspecto físico del hijo y le proporcionan un cuidado extremo;
entonces, los descendientes viven atemorizados por los miedos de los
padres.
Visitan con cierta frecuencia a cuatro, cinco
y hasta seis especialistas porque tienen, según ellos, distintas
afecciones. Sus enfermedades, consideran, dañan sus órganos,
pero si se les practica una revisión médica no presentan
ningún malestar anatómico o fisiológico, detalló.
Los caracteriza la angustia, la dificultad
para despertarse y, en determinado momento, la depresión. Los
procesos psicológicos tienen una realidad total en el cuerpo
y el dolor; entonces, la zozobra y las afecciones psicosomáticas
son completamente reales, aunque los procesos que las desencadenan
no correspondan a un mal físico.
A la hipocondría se le conoce también
como patofobia, es decir, un injustificado miedo a las enfermedades
y excesivo temor a la muerte. No obstante, explicó el experto,
no es más que un mecanismo mental de descuido del cuerpo, pero
en realidad hacen lo contrario y muestran una exagerada observación
de su estado de salud.
“En la FP existe un centro de atención
y en el Instituto de Investigación en Psicología Clínica
y Social también tenemos una clínica para su cuidado.
Utilizamos el método psicoanalítico o cognitivo conductual;
el primero, consiste en llegar a la profundidad de las motivaciones
que tiene al sujeto inconciente para hacerlas conscientes; el segundo
es a base de estrategias concretas para desacondicionar esa afección”,
concluyó.
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