• Son áreas donde se registra el aumento de temperatura
del aire y de la superficie, y su acumulación es, en gran
parte, resultado de la urbanización
• Según el modelo teórico computacional desarrollado
por Víctor Luis Barradas Miranda y su grupo de investigación,
del IE, al colocar plantas de forma estratégica se reducirían
alrededor de cuatro grados centígrados
En las ciudades, las “islas de calor”,
es decir, ciertas áreas donde aumenta la temperatura del aire
y de la superficie, son en gran parte resultado de la urbanización,
principalmente del uso de cemento y asfalto. En el caso del DF, la
diferencia puede llegar a ser de cuatro o cinco grados centígrados
con respecto a la zona rural de Chapingo.
Para reducir su efecto, Víctor Luis
Barradas Miranda, investigador del Instituto de Ecología (IE)
de la UNAM, propuso crear sistemas con vegetación urbana, y
así evitar los problemas actuales de la llamada polución
térmica, diferente a la contaminación, que es mucho
mayor, como la que genera una termoeléctrica.
Además, alertó, se espera que
las ondas de calor vayan en aumento, por el incremento de las “islas”,
ambas explicadas por el cambio climático. Con la vegetación
“podemos, aunque sea de manera marginal, tratar de mitigar ese
fenómeno al ser reservorios de carbono”.
Según el modelo teórico computacional
desarrollado por el científico, colocar plantas de forma estratégica
en la urbe reduciría hasta cuatro grados centígrados
el entorno durante la época de calor.
Asimismo, se podrían ahorrar cada
año 30 mil millones de pesos en consumo de energía,
resultado del empleo de aire acondicionado para enfriar los edificios.
El científico explicó que dentro
de la Ciudad de México, por ejemplo, el Centro Histórico
es más cálido que el sur y que su humedad es más
baja. Además, en la metrópoli son escasas las áreas
verdes; por ejemplo, en la colonia Escandón sólo el
seis por ciento de la superficie está compuesta por vegetación,
y al no haber evaporación de las plantas, el aire se calienta
y se forma la isla de calor.
Al comparar mediciones en la zona de la Merced,
con respecto a Chapingo, en el Estado de México, la diferencia
puede ser de hasta 10 grados, aunque ello puede deberse a las condiciones
meteorológicas en aquella área, considerada rural (nublados,
lluvia y vientos fuertes).
Barradas Miranda y su grupo de investigación
encontraron también que, contrario a lo que se pensaba antes,
no es un fenómeno que sólo se registra en las primeras
horas, sino durante todo el día, según mediciones realizadas
en los años 2009 y 2010; si se sobrepasa el intervalo de confort
humano, y se provoca incomodidad, se produce la polución térmica.
Para mitigar este fenómeno, existen
diversos métodos. “Uno de ellos es “deshacernos”
de la radiación, al pintar los techos de blanco. Sin embargo,
no debe olvidarse que ese calentamiento puede ser benéfico
en el invierno, pues se disminuiría el uso de la calefacción
artificial”.
Por ello, según la indagación
financiada por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación
e Innovación Tecnológica (PAPIIT), de la UNAM, y la
Comisión Nacional de Vivienda, la solución es el empleo
de plantas, principalmente, arbóreas.
Además, debería hacerse un
uso estratégico, es decir, “arreglos” que incluyan
vegetación con follaje perenne, o caducifolio, plantas que
lo pierden en invierno y no transpiran, y así no enfrían
el sistema urbano.
Se podrían utilizar fresnos, árboles
caducifolios que transpiran mucho y son de rápido crecimiento
y que, como otros, también son reservorios de carbono.
Barradas Miranda reconoció que no
es posible derribar edificios para instalar parques, pero sí
se puede impulsar la implementación y construcción de
muros verdes que atrapen la radiación, y que no permitan la
elevación de la temperatura.
Conforme crece la ciudad y su zona conurbada,
se extiende más el centro cálido hacia áreas
del norte y noroeste, en el Estado de México, donde se registra
un incremento urbano drástico y caótico, en el que no
se incluyen espacios arbolados.
Al respecto, Barradas señaló
que se debe detener esa expansión sin planeación, y
tomar cartas en el asunto para que los nuevos asentamientos sean proyectados,
y de alguna manera no proliferen las islas de calor.
Por último, el investigador expuso
que se desarrollará un modelo computacional general para todas
las metrópolis de México, aunque las condiciones cambian
en cada caso.
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