• La Tierra gira cada vez más despacio y se desarticula
respecto al estándar atómico en una fracción
de tiempo; el segundo de corrección ajusta ese desfase
y será aplicado el próximo 30 de junio; la última
modificación ocurrió en 2008
• Sería insuficiente descansar la exactitud sólo
en los relojes atómicos, consideró Daniel Flores
Gutiérrez, del IA de la UNAM
El indicador de temporalidad que pulsa en
cada muñeca es aún más complejo que
manecillas o números. Especialistas de todo el mundo en astronomía,
cronometría y geofísica dividen aún sus argumentos
sobre si la técnica de medición del tiempo debe mantenerse
mediante la combinación de observaciones astronómicas
y cronometría con relojes atómicos, o sólo con
estos últimos.
El cónclave de 700 científicos,
realizado en Ginebra, Suiza, se volvió coyuntural, porque en
este año debe ajustarse una fracción de tiempo en los
instrumentos atómicos de medición, porque la Tierra
gira cada vez más de a poco y se desarticula respecto al estándar;
es decir, existe un “imperceptible desfase” que requiere
intervención.
Si no se ajustara esa fracción, la
hora científica (atómica) y la astronómica empezarían
a desacoplarse lentamente hasta que algún día se llegara
a contemplar el Sol en el cielo nocturno, aunque eso sucedería
dentro de miles de años.
“La observación astronómica
implica la corrección de una fracción de segundo, anualmente.
Con la acumulación de esas pequeñas partes se llega
a determinar que en tal año se realice la enmienda, pero del
segundo completo”, explicó Daniel Flores Gutiérrez,
del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM.
Esto se lleva a cabo, continuó el
investigador, con base en la observación astronómica;
es decir, si existe alguna falla en los relojes atómicos por
cualquier motivo o fenómeno, ese escudriño de la bóveda
celeste es imprescindible para no extraviar la precisión.
Tiempo atómico y astronómico
Un acuerdo internacional dicta que en 1970
fueron instalados dos tiempos estándares: uno de ellos, UT1,
que se basa en la rotación de la Tierra, y el segundo, TUC,
en el tiempo atómico.
La tarea principal del Servicio Internacional
de Rotación de la Tierra (International Earth Rotation Service),
es seguir estas dos normas para que no difieran entre sí más
de 0.9 segundos, y en el momento que exista la necesidad de agregar
un segundo adicional, dar aviso a la comunidad internacional.
Según el Observatorio Naval de Estados
Unidos (USNO, por sus siglas en inglés), en esta ocasión
el nuevo segundo será añadido a las 23 horas 59 minutos
59 segundos TUC, el 30 de junio de 2012.
“Los relojes atómicos lo que
hacen es medir las vibraciones de oscilaciones de diferentes elementos
químicos, como el Cesio, y de esa manera registrar la fracción
de segundo a través de la frecuencia de esta emisión”,
precisó.
La precisión de los relojes atómicos
es necesaria, por ejemplo, para coordinar el control de los telescopios
espaciales desde distintos observatorios terrestres, o para calibrar
el sistema GPS de posicionamiento global, que calcula la distancia
del usuario a los satélites por el tiempo que tarda la señal
en viajar hasta ellos.
El patrón de tiempo tradicional no
es atómico, sino astronómico, marcado por el periodo
de rotación de la Tierra sobre su eje. Por ello, Flores Gutiérrez,
subrayó: “Mi punto de vista es que se debe seguir con
la observación astronómica, porque una vez identificados
los cuerpos que determinan o que son la base fundamental de la medición,
eso va a estar ahí por siempre, y entonces la observación
de estos objetos se hace vital para corregir cualquier anomalía
que surja de los relojes atómicos”.
En general, el tiempo es lo que transcurre
entre dos sucesos, no importa cuáles. En el caso de la astronomía,
aquél está estrechamente relacionado con la rotación
de la Tierra, entonces el paso sucesivo de dos estrellas por algún
meridiano es el que se mide, concluyó.
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