• Invitado por la Cátedra de las Américas,
de la Organización de Estados Americanos, el rector de
la UNAM planteó formar un grupo con las mejores universidades
de la región, conjuntamente con la OEA y la CEPAL
• Sin educación disminuye la condición humana,
se pierde dignidad y las personas permanecen en los rincones de
la historia con menos posibilidades de desarrollar sus potencialidades,
apuntó
• En el centro Woodrow Wilson propuso la instauración
de una Carta de los Deberes Humanos, y replantear el modelo de
desarrollo
Para transitar hacia una sociedad basada
en el conocimiento, el rector de la UNAM, José Narro Robles,
propuso la integración de un grupo de las mejores universidades
de América Latina, incluida esta casa de estudios, conjuntamente
con la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con
el fin de generar una propuesta sobre la integración educativa
en la región, sometida a la consideración de los gobiernos
de nuestros países.
Sin embargo, apuntó, cualquier estrategia
deberá considerar al menos tres ejes: la movilidad regional
de académicos y estudiantes; la organización de un nuevo
modelo de universidad latinoamericana, y la formación del Espacio
Común Latinoamericano y del Caribe de la Educación Superior
y la Investigación.
“No partimos de cero, existen proyectos
en marcha y una enorme experiencia ganada en el pasado. Contamos con
el ejemplo del exitoso Erasmus europeo”, subrayó Narro
Robles al participar como invitado a la XLVIII Cátedra de las
Américas “La educación y el desarrollo de las
Américas”.
Desde la más alta tribuna de la OEA,
dijo que América Latina necesita una educación superior
que eleve sus capacidades científicas y técnicas, pero
también que produzca valores ciudadanos. La educación
superior, sobre todo la pública, es un instrumento poderoso
para abatir la desigualdad y la pobreza, y construir una sociedad
más justa y equitativa.
Por ello, expuso que sin educación
disminuye la condición humana, se pierde dignidad y el ser
humano permanece en los rincones de la historia con menos posibilidades
de desarrollar sus potencialidades.
Además, para la comunidad académica
de Latinoamérica el tema de la internacionalización
es algo más que una posibilidad, por las ventajas de compartir
proyectos. La democracia y la integración son dos pilares fundamentales
y dos ideas históricas que han adquirido una fortaleza renovada.
“El proceso de integración educacional de América
Latina debe partir del reconocimiento de su interdependencia cultural,
económica, política y social”, sostuvo.
Alfabetización y educación
Al referirse a la situación actual
de este sector en América Latina y el Caribe, detalló
que a pesar de los avances registrados en alfabetización y
educación en la zona, en 2010 aún existían más
de 35 millones de personas que no sabían leer ni escribir.
Si bien entre 1970 y 2010 el promedio de instrucción de la
población de 15 años y más se incrementó
de 4.5 a 7.8 años, la cifra aún se ubica por debajo
del promedio de la OCDE, que es de 11.1.
Ante el secretario General de la OEA, José
Miguel Insulza, planteó que en 2009, con una matrícula
total cercana a los 20 millones de alumnos en educación superior,
la cobertura en este nivel educativo fue apenas de 37 por ciento.
Todavía seis de cada 10 jóvenes en la edad correspondiente
no tienen acceso.
La baja cobertura, más que un problema
de las universidades, es de los sistemas nacionales, es decir, se
trata de un asunto que tiene que ser resuelto de manera conjunta por
los estados, los poderes instituidos y la sociedad en cada país.
Narro Robles indicó que debemos aprovechar
la oportunidad que ofrece la gran población de jóvenes
que se tiene hoy día. Lograr que las estructuras gubernamentales
y las organizaciones sociales comprendan que sin educación
no hay futuro promisorio. Se trata de uno de los grandes igualadores
sociales, una prioridad que debe concretarse con recursos públicos
suficientes.
Paradojas y necesidades
Por la mañana, en reunión con
funcionarios del Mexico Institute Woodrow Wilson Center for Scholars,
el rector planteó que es momento de hacer grandes cambios en
el modelo de desarrollo, y considerar la necesidad de contar con una
Carta de los Deberes Humanos, de actuar con responsabilidad frente
a la vida y el futuro.
En su ponencia Nuestro mundo: paradojas,
problemas y necesidad de cambios, refirió que la desigualdad
es un problema mundial grave que requiere atención urgente.
La educación y la ciencia deben ayudar a reducir las brechas,
y la ciencia debe prestar atención a los rezagos y necesidades
de los tiempos actuales, pero también considerar las demandas
que los retos del porvenir plantean.
En la actualidad, indicó, 23 por ciento
de la población mundial tiene entre 12 y 24 años: mil
600 millones. Sin embargo, el mundo no les da esperanza y les envía
mensajes contradictorios; da la impresión de que a muchos de
nuestros gobernantes tampoco se les ve preocupados por el problema
de la educación, empleo, valores y falta de identidad en los
jóvenes, circunstancias que se presentan lo mismo en países
árabes que en Estados Unidos, España, México,
Grecia y China.
Este segmento de la población registra
tres veces más probabilidad de quedar desempleado que los adultos,
añadió.
Por ello, consideró urgente poner
al humano en el centro de las políticas públicas. En
el mundo actual, el papel del Estado ha sido reducido, por lo que
es indispensable recuperar su vocación social, concluyó.
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