• En nuestro país, Campeche, Tabasco, Yucatán,
Querétaro y Veracruz son los estados más lastimados,
aseguró Carlos Escalante Sandoval, de la FI de la UNAM
• El 17 de junio se conmemora el Día Mundial de Lucha
contra la Desertificación y la Sequía
Los primeros pobladores en nuestro territorio
figuraron el cambio climático como “tormentas de fuego
que devastaban los suelos”. Ahora, la dermis resquebrajada de
la tierra y las grietas inacabables son ya parte del horizonte natural
que se vislumbra cada vez más en la superficie del planeta,
“en donde el ser humano es el responsable sustancial”,
consideró Carlos Escalante Sandoval, de la Facultad de Ingeniería
(FI) de la UNAM.
“Los factores que han favorecido el
proceso en México son la deforestación, la degradación
de la tierra por la erosión, el uso de técnicas agrícolas
rudimentarias y prácticas de cultivo poco apropiadas; la mala
gestión de los programas de irrigación que conducen
a la salinización del suelo, y la presión social que
demanda cada vez más mayores tierras de cultivo”, explicó.
El coordinador del posgrado en Ingeniería
Civil de la FI, subrayó que en México la tala inmoderada
de selvas y bosques afecta de manera negativa la estructura y funcionamiento
de los ecosistemas, lo que produce modificaciones en el ciclo hidrológico,
que favorecen el calentamiento global, con el consecuente incremento
en la frecuencia y severidad de las sequías, lluvias intensas
e inundaciones.
De esta manera la desertificación,
la degradación y la sequía, amenazan el sustento y bienestar
de más de mil millones de personas en 100 países.
La resequedad de la tierra
Aunque México reafirmó su compromiso
para combatir los procesos de degradación de la tierra ante
la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación
(CNULD), cifras de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR),
señalan que cerca del 64 por ciento de sus suelos presentan
afectación por algún proceso en diferentes niveles.
Lo números revelan que alrededor de
48 millones de mexicanos padecen las consecuencias de la sequía
en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas,
lo que genera que cada año emigren y abandonen sus tierras
entre 300 mil y 400 mil personas.
También, mencionó que estos
fenómenos pueden generar la extinción local o regional
de las especies, la pérdida de recursos genéticos, el
aumento en la ocurrencia de plagas, la polinización de cultivos
comerciales, la alteración de los procesos de formación
y mantenimiento de los suelos, así como la reducción
de la recarga de acuíferos y el incremento en la vulnerabilidad
ante un desastre natural.
“Hablemos de un caso concreto: la costa
de Chiapas. Lo que antes podíamos llamar las regiones selváticas,
se transformaron en agrícolas, y después en ganaderas;
eso ha provocado la modificación en el patrón de precipitación,
un incremento acelerado en la generación o producción
de sedimentos, porque la erosión se incrementa sustancialmente
y, finalmente, la degradación del ecosistema completo”,
explicó.
El universitario señaló a Campeche,
Tabasco, Yucatán, Querétaro y Veracruz, en ese orden,
como los estados más afectados por la deforestación.
“No sólo es el norte, con esto
vemos a dónde llegaremos; se supone que estas entidades son
del trópico húmedo y sufren deterioro, es decir, ni
siquiera ahí habrá agua, porque no hay que perder de
vista que los bosques son los reguladores ambientales”.
Aún con las condiciones adversas,
el académico indicó que aún puede paliarse y,
en algunos casos, revertirse.
“La medida más adecuada que
debería seguirse es simple: la reforestación. Tomar
con seriedad y compromiso el programa para hacerlo, y comisionar a
los ciudadanos y a la gente que habita cerca de los terrenos para
que proteja lo que ya se sembró”.
Lucha contra la desertificación
En 1994, la Asamblea General de las Naciones
Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de
Lucha contra la Desertificación y la Sequía, para fomentar
la conciencia pública sobre el tema, así como también
la puesta en acción de la Convención de las Naciones
Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en países
afectados por graves sequías, por desertificación, o
por ambas, en particular en África.
“En esa ocasión, la efeméride
está en todos los medios de comunicación: “hoy
es el día…”, pero creo que nadie ha tomado conciencia
de lo importante que es el único lugar donde vivimos; parece
verdaderamente extraordinario que dentro de unos 50 años vivamos
en esferas, pero puede ocurrir”, finalizó.
-o0o-