• Es un padecimiento presente en vacas, borregos y cabras,
difícil de detectar, señaló Gilberto Chávez
Gris, académico de la FMVZ
• Aunque se han encontrado casos en prácticamente
todo el país, aún no existe una estrategia nacional
para su control y erradicación, destacó
Gilberto Chávez Gris, académico
de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM,
y su equipo de trabajo, desarrollaron un sistema para diagnosticar
oportunamente paratuberculosis en México.
Es una enfermedad presente en vacas, borregos
y cabras, difícil de detectar, pues su periodo de incubación
es de uno a seis años, y es producida por el Mycobacterium
avium subsp. paratuberculosis, (M. paratuberculosis), indicó
el especialista en patología.
Este padecimiento, indicó, se ha descrito
en la literatura desde finales del siglo XIX y se presenta principalmente
en rumiantes, y aunque se han detectado casos en prácticamente
todo el país, aún no existe una estrategia nacional
para su vigilancia y erradicación, o algún programa
voluntario para su control.
Los animales enfermos se deterioran paulatinamente,
hasta que presentan un cuadro diarreico que puede causarles la muerte,
o bien, son desechados por los ganaderos, explicó.
Las vacas enflacan y empiezan con diarrea
y disminuye la producción de leche; en el caso de los borregos
y las cabras, las heces son pastosas. El animal no decae súbitamente
porque tiene periodos de recuperación, que se atribuye a un
sistema inmunológico que trata de contrarrestar la bacteria,
abundó.
“Hicimos un trabajo en una cuenca de
ese producto del país, y encontramos un abanico de respuestas,
desde zonas donde los animales no tenían nada, hasta regiones
donde había una prevalencia de hasta 40 por ciento. Aquí,
calculamos que la media de pérdidas económicas era de
alrededor de 10 mil pesos por vaca al año”.
El diagnóstico
Desde 1993, Chávez Gris empezó
a trabajar en esta área, y “prácticamente podemos
decir que encontramos paratuberculosis en regiones ubicadas desde
Baja California, hasta el Golfo y el Pacífico”, refirió.
Un animal infectado puede estar meses o años
con el proceso de eliminación de la bacteria, e infectar a
otros, sin que los productores se percaten. De ahí, la importancia
de hacer un diagnóstico oportuno.
El universitario y su equipo, constituido
fundamentalmente por estudiantes y por Edith Maldonado Castro, maestra
en Ciencias, han trabajado a partir del análisis de sangre,
leche, heces y especímenes que son desechados. “Como
patólogos, nos enfocamos en buscar lesiones macroscópicas
y microscópicas”, precisó el académico,
adscrito al Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión
en Producción Animal en el Altiplano de la FMVZ.
Aunque los signos clínicos y el curso
de la enfermedad no son iguales al de la tuberculosis, debido a la
semejanza antigénica que tiene con bacterias del complejo tuberculosis
y otras relacionadas, provoca que en el momento de hacer la prueba
diagnóstica se produzca una reacción cruzada y, eventualmente,
se detectan falsos positivos, expuso.
Entonces, “optamos por trabajar con
la proteína que se conoce como P35 que, se considera, está
presente en paratuberculosis, pero no en otras micobacterias, como
la tuberculosis, ni en otros géneros bacterianos”.
Después, para obtener la P35 a través
de un sistema de proteínas recombinantes, se buscó la
colaboración del grupo de vacunología del Instituto
de Investigaciones Biomédicas (IIBm), de esta casa de estudios,
a cargo de los académicos Karen Manucharyan y María
Elena Murguía.
En la actualidad, los universitarios prueban
la proteína en un sistema de diagnóstico y consideran
que, en el corto plazo, podrían tener una aplicación
en el país. En este proyecto colaboran con gente del Instituto
Vasco de Investigación, en España, así como del
INTA de Balcarce, Argentina.
Recientemente, firmaron un convenio con la
empresa Applied Genetics, para validar otro sistema basado en PCR
de tiempo real, también para el diagnóstico de la paratuberculosis.
Esta compañía, ubicada en Monterrey, contempla hacer
los estudios inicialmente en el norte del país. Con ello, los
productores tendrán laboratorios alternos.
“Queremos conocer cómo se comporta
la prueba y decir qué sensibilidad y especificidad tiene, lo
que a su vez, se traducirá en un determinado grado de confiabilidad”,
puntualizó.
Chávez Gris y su equipo planean usar
la P35 como una estrategia para la prevención, pues produce
una respuesta inmune celular, que protege contra microorganismos intracelulares
como el de la paratuberculosis, por lo que puede emplearse en México
como un inmunógeno, para ser aplicado en animales infectados
con paratuberculosis y con una coinfección con tuberculosis,
sin el riesgo de generar falsos positivos al probarlos con la tuberculina
bovina.
Aunque no existe un tratamiento eficaz para
el padecimiento, “creemos que si se emplea la P35 como un estimulante
inmunológico se podría controlar el proceso de infección
del animal”.
Se ha planteado a la Sagarpa un programa
nacional voluntario para el control de la paratuberculosis, a través
de un grupo de trabajo del CONASA (Consejo Técnico Consultivo
Nacional de Sanidad Animal), que considera varias estrategias para
el diagnóstico, prevención y control de la afección.
Finalmente, el especialista informó
que la bacteria se elimina a través de las heces, y éstas
pueden contaminar la glándula mamaria, o ser eliminada en la
leche. Se ha asociado con la enfermedad de Crohn en humanos, y existen
indicios de su presencia en intestinos de pacientes mexicanos con
esta micobacteriosis, en un estudio realizado por el grupo de trabajo,
“pero no se puede afirmar todavía que se contagie la
enfermedad a los humanos a través del consumo de productos
lácteos”.
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