• Giovanni Sosa Ceballos, posdoctorante en el Instituto
de Geofísica de la Unidad Morelia de la UNAM, señaló
que las características actuales del sistema magmático
descartan ese escenario
No hay indicios de que una erupción
de grandes dimensiones pudiera ocurrir en el Popocatépetl.
El principal riesgo radica en que las expulsiones de ceniza abrasiva
obstaculicen el alcantarillado, colapsen techos de viviendas precarias,
dañen vías respiratorias y se conviertan en un problema
de salud pública.
Giovanni Sosa Ceballos, posdoctorante en
el Instituto de Geofísica de la Unidad Morelia, expuso que
es baja la posibilidad de una erupción pliniana, fenómeno
explosivo caracterizado por grandes volúmenes de magma y columnas
eruptivas de más de 30 kilómetros de altura.
Estudios previos sugieren que el sistema
magmático del volcán no tiene actualmente un volumen
de materia rocosa fundida capaz de generar y sostener algo de tales
dimensiones, explicó en la conferencia Evolución
magmática durante los últimos 23 mil años de
actividad explosiva en el volcán Popocatépetl. Resultados
de petrología experimental y variabilidad composicional en
plagioclasas, en la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Sosa investiga la evolución de los
magmas plinianos y el origen y evolución de los volátiles
en los mismos. “Mi propuesta es que los del Popocatépetl
han sido producidos por heterogeneidades en el manto, de ahí
la variabilidad isotópica”.
El CO2 emanado es producto de la interacción
con un magma más máfico que se desgasifica a profundidad
y hace que el sistema se enriquezca con el compuesto, añadió
el científico, quien trabaja en el análisis de un perfil
de la profundidad de las cámaras que forman los estratovolcanes
de la Sierra Nevada y su relación con los procesos de fusión
parcial de la corteza superior.
Al respecto, explicó que la concentración
de volátiles es alterada por procesos de evolución magmática,
como mezcla de magmas y asimilación cortical, y añadió
que las recientes expulsiones de dióxido de carbono, cloro,
azufre y flúor a la atmósfera representan en sí
un riesgo, pero se desconoce su origen.
Las evidencias texturales y composicionales
de plagioclasas que actualmente se recuperan en las erupciones de
ceniza tienen similitud con las de hace 14 mil años (fecha
de la erupción pliniana más intensa).
La limitante más importante es que
entonces fueron eruptados más de nueve km3 de material volcánico,
mientras que hoy ni siquiera hay evidencia de un reservorio debajo
del volcán que pueda albergar tal volumen.
Para finalizar, explicó que su trabajo
es “investigar la evolución del sistema que originó
las erupciones plinianas”; mostró el desarrollo que han
tenido en los últimos 23 mil años, e hizo una comparación
sistemática de los procesos relacionados.
-o0o-