Boletín UNAM-DGCS-318
Ciudad Universitaria.
20:00 hrs. 18 de mayo de 2012

José Narro Robles
           


PREPARADAS LAS UNIVERSIDADES DE LATINOAMÉRICA PARA UNA CARRETERA DEL CONOCIMIENTO: JOSÉ NARRO ROBLES

 

• El rector de la UNAM refirió que de los 106 millones de jóvenes de 15 a 24 años en la región, 22 millones no trabajan ni estudian, y la mayoría pertenece a los sectores menos favorecidos
• No podemos supeditar nuestras responsabilidades a estrategias simplistas para tener un mejor desempeño en las clasificaciones jerárquicas, establece la Declaratoria Final del Encuentro “Las Universidades latinoamericanas ante los
rankings internacionales: impactos, alcances y límites”

Las instituciones de educación superior en América Latina y el Caribe están lo suficientemente maduras para emprender la construcción de una verdadera carretera del conocimiento en la región, una auténtica autopista para la movilidad de nuestros estudiantes, aseguró el rector de la UNAM, José Narro Robles.

Al referirse a la situación que vive la zona, Narro Robles advirtió que de los 106 millones de jóvenes de 15 a 24 años que viven en América Latina, 22 millones no trabajan ni estudian, y la mayoría de ellos pertenece a los sectores menos favorecidos en lo económico, cultural y social.

En la clausura del Encuentro “Las Universidades latinoamericanas ante los rankings internacionales: impactos, alcances y límites”, puso como ejemplo el Programa Erasmus, que en Europa ha tenido mayor éxito por la identidad del continente, y por abrir esas vías de comunicación.

En el panel “Las universidades latinoamericanas ante los rankings”, reconoció que si bien en escolarización América Latina ha mostrado una mejoría sustancial en las últimas décadas de casi cuatro años (entre 1970 y 2010), “no podemos esperar cuatro décadas más para llegar a las cifras que en muchos países se tiene, será una espera absurda”.

Por su parte, Rubén Eduardo Hallu, rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina, consideró que la atención en la educación de los jóvenes es un tema central para América Latina, por lo que no habrá una salida adecuada hacia nuestra región si no la otorgamos nosotros mismos. No existen soluciones universales, y deben particularizarse de acuerdo a cada país.

En tanto, Ignacio Mantilla, rector de la Universidad Nacional de Colombia, expuso que los indicadores “ofrecen panoramas complejos con múltiples aristas, donde la sobre simplificación de los datos no refleja la variedad de las actividades de las instituciones”. Además, agregó que la educación pública debe ser el máximo instrumento de equidad social y tiene la responsabilidad histórica de convertirse en el motor de la integración latinoamericana.

En el panel Las universidades latinoamericanas ante los rankings, Víctor Pérez Vera, rector de la Universidad de Chile, dejó en claro que no se requiere de estos instrumentos para saber que la instrucción en varias instituciones no es óptima. “La cuna de las inequidades está en la educación básica, ¿qué sentido tiene que países desarrollados tengan las mejores universidades, si implementan métodos de enseñanza equivocados?, cuestionó.

Declaratoria Final

En la Declaratoria Final del Encuentro, en la que estuvieron 55 rectores de México y el resto de América Latina, representantes de universidades y expertos, expusieron que entender la importancia de las comparaciones y mediciones internacionales, pero expresaron que no podemos supeditar nuestras “responsabilidades a estrategias simplistas para tener un mejor desempeño en las clasificaciones jerárquicas”.

Se busca, añadieron, establecer relaciones, intercambios y mutuo enriquecimiento del trabajo académico de las instituciones regionales, a través de la interacción con casas de estudio del orbe, y que el trabajo y aportaciones se hagan visibles, internacionalicen y conviertan en parámetros de reflexión sobre la calidad.

Ante las limitaciones conceptuales y metodológicas de los rankings como herramientas de evaluación, propusieron a quienes realizan éstos, reconocer la diversidad institucional y tomar en cuenta las diferentes misiones y metas de las universidades, y proporcionar información precisa acerca de las fuentes empleadas para la clasificación, así como sobre los datos generados por cada fuente.

También, recomendaron a los organismos, agencias y empresas productoras de esas mediciones, especificar los contextos lingüísticos, culturales, económicos e históricos sobre los sistemas nacionales de educación superior, correspondientes a las instituciones clasificadas, y brindar plena transparencia acerca de la metodología utilizada en la creación del ranking correspondiente.

Una de limitaciones más importantes de los indicadores es una concentración casi exclusiva en publicaciones científicas en inglés, añadieron.

Asimismo, plantearon que tiene que ofrecerse una explicación clara acerca de todos los elementos que intervienen en la construcción de las mediciones.

Al respecto, sugirieron establecer procedimientos para que cualquier error detectado tras la publicación de resultados, y la inclusión de actividades y atributos como: innovación en herramientas didácticas, horas de especialización docente, número de profesores con posgrados o maestrías en educación superior, y/o formación didáctica avanzada, entre otras.

Además, informar de manera oportuna sobre cualquier modificación en la metodología, la ponderación de indicadores, la inclusión de nuevos datos, los cambios de fuentes, así como cualquier otra alteración que implique variantes en las posiciones ocupadas por las instituciones, atribuibles a modificaciones de diseño.

Igualmente se recomendó a las instituciones de educación superior de la región para que, en el marco de la autonomía, generen y consoliden políticas y procesos de transparencia, rendición de cuentas y acceso abierto a los productos, recursos, materiales y servicios que se generan a través de las funciones de docencia, investigación, difusión, extensión, vinculación y servicio social, así como a aquellos de los que las instituciones son depositarias.

Problemas metodológicos

En la sesión matutina llamada Los rankings internacionales: problemas metodológicos, moderada por José Franco, director General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, y presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Paul Wouters, de Leiden University (Países Bajos), expresó que la ciencia de esas clasificaciones es deficiente.

No obstante, se han institucionalizado como una forma de pensar, y eso lleva a su uso incorrecto. Los globales, consideró, serán reemplazados por formas institucionalizadas de mediciones estadísticas.

Jane Margaret Russell Barnard, del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información de esta casa de estudios, explicó que los rankings son posicionamientos, no propiamente evaluaciones.

En este punto, propuso elaborar más estudios sobre el comportamiento de la ciencia en Latinoamérica; crear un observatorio de esa actividad en nuestros países, que incluya la producción total de calidad, tanto nacional como internacional, y citas, así como implementar un sistema para nuestras instituciones, que tome en cuenta las características particulares de la región.

En tanto, la académica de la Universidad de Buenos Aires, Hebe Irene Roig, señaló que la evaluación es un eje estructurante de los sistemas educativos y de las políticas de desarrollo de ciencia y educación. Ella se realiza de diversas formas, cada una con diversas posibilidades, límites y dimensiones: técnica, política, ética y psicológica.

Los rankings, consideró, constituyen una forma de evaluación, pero también de marketing. Aunque no sea su intención, su incidencia en los medios de comunicación y la opinión pública funciona como forma de publicidad para las instituciones que ocupan los primeros puestos.

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Fotos


El rector de la UNAM, José Narro Robles, en la clausura del Encuentro “Las Universidades latinoamericanas ante los rankings internacionales: impactos, alcances y límites”.