• El académico
del IFC de la UNAM, investido como investigador emérito por
esta casa de estudios, descubrió cómo diversos receptores
y otras moléculas participan en las acciones de la adrenalina
Su vida, empeñada a la ciencia, le
ha permitido lograr acercamientos contundentes del proceso funcional
de las células humanas y su relación con patologías
como cáncer, hipertrofia prostática o hipertensión
cardiaca, pero también ha tenido prioridad la difusión
de ese conocimiento para la formación de recursos humanos.
Jesús Adolfo García Sáinz,
académico del Instituto de Fisiología Celular (IFC)
de la UNAM, investido como investigador emérito por esta casa
de estudios, deja ver su satisfacción por haber diversificado,
en 40 años de carrera profesional, el estudio en torno a los
receptores para hormonas como adrenalina y noradrenalina (claves en
respuesta al estrés agudo) y pasar a los receptores para lípidos
bioactivos, como la esfingosina-1 fosfato, el ácido lisofosfatídico
y los ácidos grasos.
Cuatro décadas de indagación
le han proporcionado buenas nuevas en el laboratorio, y le han permitido
compartir conocimientos que sus alumnos han utilizado como la mejor
herramienta para destacar en el país y a nivel internacional.
Sin embargo, manifiesta un tipo de contraste
al que no debe buscársele explicación científica
alguna, toda vez que se debe a una realidad latente: por un lado,
la alegría de ver a sus pupilos triunfar en el extranjero;
por el otro, la nostalgia porque prefieren no volver ante el poco
o inexistente apoyo a la ciencia e investigación.
El doctor en bioquímica, que decidió
dedicarse al estudio científico por encima de su otra vocación:
la de médico cirujano de la Facultad de Medicina de la UNAM,
indicó que la fuga de cerebros no debe observarse sólo
como resultado de la falta de oportunidades, sino como una alerta.
“Formé a cinco o seis jóvenes
que podían haber regresado al país y que ni siquiera
lo piensan, porque solamente darían clases o harían
investigación en condiciones muy inferiores a las que les ofrecen
afuera. Si continúan las cosas así, la deserción
crecerá. México produce investigadores excelentes, pero
ni la academia ni la industria mexicana los captan”.
La competitividad de la indagación
nacional no está al nivel de otras naciones debido a que no
se destinan los recursos necesarios. “En Brasil, Argentina o
Chile, entre otros, ya nos superan en proyectos científicos,
pero aunque no haya el presupuesto requerido continuará la
dinámica para investigar con calidad mundial”, aseguró.
“Un interés que no se refleja
en acciones es fatuo e inútil. La falta de recursos representa
frenar los trabajos en el campo de la ciencia y hacer más ancha
la brecha del conocimiento; la carrera de investigación es
una competencia internacional, pero con financiamiento escaso se origina
un rezago en laboratorios y proyectos”, acotó.
García Sáinz -guía de
un grupo de más de 70 estudiantes de ciencias básicas,
de los que 20 han logrado el doctorado- resaltó el papel del
profesor en la construcción de profesionales con la capacidad
y disposición de servir a la sociedad, como uno de los valores
y responsabilidades de esta casa de estudios.
“El trabajo realizado ha tenido repercusión
en la literatura internacional, como en los libros de texto que utilizan
médicos y biólogos; los mecanismos de regulación
de estos receptores ya se leen ahí, lo que resulta importante
porque si hay alteraciones en las regulaciones, se da origen a muchas
enfermedades”.
Trayectoria con presencia mundial
Entre lo más destacado de su carrera
profesional, a García Sáinz se le atribuye, en la acción
de la hormona adrenalina, el descubrimiento y caracterización
de los mecanismos de acción de los receptores alfa 1 y alfa
2 adrenérgicos, que activan una cadena de reacciones celulares
distintas y generan respuestas diferentes.
Con dos años de investigación
posdoctoral en la Universidad de Brown, Estados Unidos, descubrió
también el mecanismo celular de acción de la toxina
de la bacteria que provoca tosferina (en forma independiente y simultánea
a un grupo en Japón), hecho que ha servido para entender el
papel de las proteínas G en la transducción de señales.
Además ha contribuido al estudio de la desensibilización
de receptores por fosforilación.
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