• Están
incorporadas al mercado de trabajo, formal o informal, hasta en
un 70 por ciento
• De sus ingresos dependen, en promedio, entre tres y cinco
personas, entre ellos hijos y personas de la tercera edad, informó
María de Jesús López Amador, del IIEc de la
UNAM, en el marco de la conmemoración del Día de la
Madre
En México, tres de cada 10 hogares
tiene jefatura femenina, lo que refleja el aumento de la presencia
de las mujeres en la economía y el mercado laboral. En 1970,
su participación era del 17 por ciento, y en 2010, aumentó
hasta 39 por ciento, informó María de Jesús López
Amador, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc)
de la UNAM.
Este incremento significa que en la actualidad
cuentan con mayor autonomía, independencia e influencia en
la vida pública. Demuestra su capacidad de gestión,
administración y solvencia económica para mantener a
quienes de ellas dependen. La dinámica de la manutención
y de la economía familiar funciona debido a estas directoras
y conductoras del hogar.
En el marco del Día de la Madre, que
se conmemora este 10 de mayo, la experta refirió que las entidades
federativas que concentran el mayor número de estas familias
son además del Distrito Federal, Morelos, Veracruz, Baja California,
Guerrero y Colima, expulsores de mano de obra a Estados Unidos.
La jefatura femenina aumenta porque quedan
solas debido a la migración de sus cónyuges; las condiciones
económicas del país las obligan a responsabilizarse
de sus familias, explicó la también integrante de la
Unidad de Investigación Economía del Trabajo y la Tecnología
del IIEc.
Más del 60 por ciento de ese segmento
labora en el sector servicios: en el área social, como educadoras
y enfermeras; en la administración pública, en el sector
financiero, comercio, y en trabajos personales como consultoras, asesoras
y vendedoras por casa, además de los empleos informales.
La especialista recordó que la categoría
jefatura de hogar refiere a la persona que lo dirige, y que mantiene
económicamente a la familia. Siete de cada 10 mujeres con esa
responsabilidad cuentan con una plaza laboral, formal o informal.
De sus ingresos dependen, en promedio, entre tres y cinco personas,
como hijos y personas de la tercera edad.
Vulnerabilidad y pobreza
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística
y Geografía, (INEGI), en 2010 el promedio de ingresos nacional
en zonas urbanas era de ocho mil 500 pesos, superado por las familias
encabezadas por hombres, hasta llegar a 10 mil pesos. Los núcleos
dirigidos por mujeres alcanzaron retribuciones de entre seis mil y
seis mil 500 pesos. En el medio rural, el promedio es de cuatro mil
500 en el primer caso, y de tres mil a tres mil 500 para el segundo.
Estas diferencias salariales profundizan las brechas económicas
y ocupacionales entre ambos géneros, subrayó.
Del total de hogares con jefatura femenina,
cerca del 50 por ciento está en condiciones de vulnerabilidad.
Esto refleja el nivel educativo de ellas, que explica los trabajos
con bajos salarios que desempeñan, la falta de protección
y seguridad social, lo que conlleva pobreza alimentaria y patrimonial,
sostuvo.
A la par, en las zonas urbanas se registra
un incremento de hogares unipersonales, dirigidos por mujeres solteras,
divorciadas, viudas o abandonadas con buen nivel educativo, lo que
les permite obtener altos ingresos que facilitan el acceso a servicios
de apoyo en las labores domésticas y cuidado de los hijos,
como guarderías y escuelas de tiempo completo.
La especialista refirió que, de acuerdo
con la Encuesta del Uso del Tiempo del INEGI, los jefes de hogar dedican,
en promedio, 53 horas a la semana al trabajo productivo, y 12 a labores
domésticas. Las mujeres, en tanto, ocupan entre 40 y 45 horas
a la semana a sus actividades económicas, y más de 20
a las de casa.
En la última década, se registró
un incremento en la proporción de horas que dedican los varones
a quehaceres como el cuidado y crianza de los niños, mantenimiento
de vivienda, gestión de pagos y preparación de alimentos,
entre otros. En la mayoría de las familias, estas funciones
aún son responsabilidad de ellas, añadió.
Equidad de género
Las tecnologías de la información
y comunicación son herramientas fundamentales para las jefas
de familia. Con los teléfonos celulares están al pendiente
de sus hijos, tanto de su alimentación, como de tareas escolares
y responsabilidades en el hogar.
Respecto al uso de computadoras personales,
ellas disponen de esta herramienta para buscar asesoría médica,
conseguir fármacos y resolver dudas en este ámbito;
los hombres, para cuestiones financieras, de información y
recreación.
Aún con los avances registrados persisten
pendientes respecto a los derechos económicos y sociales de
las mujeres. En salarios, seguridad social y trabajo de calidad y
protegido aún no están a la par. “Es necesario
no perder de vista el papel que juegan las políticas sociales,
como las que concilien el trabajo y el cuidado de la familia”,
concluyó.
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