• A partir de
un análisis de sistemas de información geográfica,
se ha identificado que las zonas más remotas muestran signos
de alteración, indicó Minerva Campos, estudiante de
posdoctorado en el CIGA de la UNAM
En los últimos años, la región
de la sierra-costa de Michoacán ha experimentado un importante
grado de alteración del paisaje, derivada de una falta de planeación
en áreas de apertura a la agricultura y la ganadería,
afirmó Minerva Campos Sánchez, que realiza sus estudios
de posdoctorado en el Centro de Investigaciones en Geografía
Ambiental (CIGA) de la UNAM.
La tendencia general de la zona, como en
muchas áreas de México, ha sido hacia la “ganaderización”
de las actividades; en ese territorio las superficies que más
se han transformado son las llanuras, valles y colinas próximas
a las partes habitadas, que muestran un mayor desarrollo “tecnológico”,
pero al mismo tiempo, una débil planeación territorial,
señaló.
“A partir de nuestro análisis
de sistemas de información geográfica (SIG), hemos sido
capaces de identificar que los sitios más remotos en la sierra
también muestran signos de alteración”, detalló
al referir los resultados de su trabajo de tesis, que fueron entregados
recientemente por Campos Sánchez y el director del CIGA, Gerardo
Bocco, a autoridades comunales nahuas de esa región michoacana.
Este trabajo, indicó, es un intento
por indicar el valor de la integración de diferentes disciplinas
con las ciencias ambientales para abordar un problema. Una de sus
aportaciones es demostrar que la combinación de diferentes
orientaciones, herramientas de análisis y procedimientos, puede
reforzar la comprensión de los procesos asociados al cambio
no planificado del uso del suelo.
A escala regional, abundó, el enfoque
paisajístico se utilizó para el análisis espacial
de esas modificaciones; la historia ambiental permitió identificar
cuáles han sido los eventos a lo largo de la historia, que
han determinado la configuración actual de la sierra-costa.
En el ámbito local, además
del análisis espacial, se utilizó el enfoque etnoecológico
para explorar el conocimiento local de las prácticas de uso
del suelo, así como las múltiples visiones de los actores
locales sobre las zonas, lo que puede proporcionar información
complementaria para la planificación, apuntó.
En conjunto, acotó, con esta tesis
se intenta generar información para contribuir a buscar alternativas
para el uso del suelo y las condiciones socio-económicas, encaminadas
a seleccionar y adoptar las mejores opciones.
De acuerdo con los resultados de este estudio,
es poco probable que la región experimente un crecimiento rápido
de la población en un futuro próximo, y la mayoría
de las tierras aptas para la agricultura ya están en producción.
Aún así, es factible que la presión de la actividad,
y por lo tanto los cambios en el uso de suelo, continúen centrados
en tierras comunales y privadas.
Esto se debe a que la mayor parte de la superficie
ejidal ya ha sido transformada con fines agrícolas, desde la
creación y dotación de tierras a los ejidos, y se han
producido muy pocos cambios en las tres últimas décadas,
refirió.
Aunque el área es aún eminentemente
agrícola, desde hace algunos años, con la apertura de
la carretera costera y la migración intrarregional de la sierra
hacia la costa, el turismo y la pesca se han consolidado como alternativas
económicas importantes, enfatizó.
La labor universitaria
Junto a los resultados de la tesis de Minerva
Campos fueron entregados los de Ángel David Flores y Daniel
Benet Sánchez, egresados del posgrado en Geografía que
se imparte en el CIGA.
David Flores entregó el trabajo Zonificación
Funcional Ecoturística de la zona Costera de Michoacán,
México a escala 1:250 000, en la que evaluó 11
actividades turísticas, y del de aventura, donde se priorizó
la conservación de los recursos naturales.
En este caso, la propuesta de zonificación
funcional ecoturística permitió conocer la distribución
del potencial natural en cuanto al ecoturismo, con la detección
de la observación de aves, flora y fauna silvestre, así
como la contemplación de paisajes, caminatas, montañismo,
espeleoturismo y senderismo.
Además, se reconoció la existencia
de potencialidades para actividades de aventura, como el ciclismo
de montaña y la escalada de roca.
Por su parte, Benet Sánchez entregó
los resultados de la tesis Potencial de los paisajes naturales
para actividades de turismo de naturaleza para el sector de la costa
michoacana Río Coalcomán-El Farito.
El objetivo de la investigación fue
la evaluación de los paisajes, con el fin de conocer su aptitud
para la realización de distintas actividades de turismo de
naturaleza, en un área de 522 kilómetros cuadrados,
lo que abarca 60 de costa y porciones de la sierra, desde la desembocadura
del río Coalcomán, hasta la comunidad de El Farito,
municipio de Aquila.
Los criterios que se utilizaron fueron diversidad
de flora, fauna, elementos del paisaje, conservación de la
vegetación, accesibilidad y disponibilidad de senderos, entre
otros.
Ambas tesis sirven como insumo técnico
para programas de desarrollo costero y en zonas bajas de la sierra,
que no deben afectar el entorno natural, y sí aprovechar la
diversidad ambiental y cultural. Asimismo, estos trabajos sugieren
que debe evitarse el desarrollo de complejos de gran envergadura,
mismos que, dadas las condiciones, resultarían perjudiciales.
La gran riqueza cultural, dada por el enclave nahua de la costa, representa
una gran oportunidad para desarrollos de bajo impacto.
Sobre esta labor, Bocco destacó la
importancia de que esta casa de estudios esté presente en una
zona de alto nivel de conflicto y aislamiento, lo que se logró
a través de un contacto sólido con las comunidades y
los núcleos rurales.
Además, concluyó, esta labor
se da en el contexto de las actividades del Grupo de Trabajo Nahua,
coordinado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos
Indígenas del gobierno federal, así como las universidades
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Intercultural Indígena
de Michoacán, y Autónoma de Chapingo.
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