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El Estado debe fortalecerla, aseguran académicos de la UNAM
• El país comparte los últimos lugares en América
Latina en cobertura
Al no contar con un buen sistema de seguridad
social y salud laboral en el país, a los trabajadores se les
coloca en la desprotección, lo que pone en peligro su vida
e integridad, y contraviene este concepto como derecho humano incondicional,
coincidieron académicos del Instituto de Investigaciones Económicas
(IIEc) de esta casa de estudios.
En el Día Mundial de la Seguridad
y Salud en el Trabajo, que se conmemora cada 28 de abril, México
llega con un “serio y dramático” problema: 65 millones
de personas, aproximadamente el 60 por ciento del total de la población,
cuentan con una cobertura baja o nula, que los ubica en una situación
compleja frente a una emergencia.
Por el otro lado, los 18 millones de empleados
que cotizan al IMSS, ISSSTE, ISSFAM, así como los afiliados
a los programas de seguridad social de PEMEX, CFE, banca de desarrollo,
servicios estatales de trabajadores de estados y municipios, por ejemplo,
gozan de una cobertura amplia que les otorga más elementos
de defensa.
México comparte los últimos
lugares en América Latina en cobertura de seguridad social,
con menos del 50 por ciento de su población protegida, arriba
de Colombia, que cuenta con un 35 por ciento; por debajo está
Haití y países centroamericanos, con menos del 20 por
ciento.
La lista la encabezan Argentina y Uruguay,
con 85 por ciento de cobertura; Costa Rica, con 70 por ciento, así
como Brasil y Chile, con 65 por ciento, entre otros.
El dilema de la magra expansión en
la Población Económicamente Activa (PEA) tiene su origen
en la calidad y cantidad de los empleos generados, explicó
Berenice Ramírez.
“En el año 2000, el 52 por ciento
de los trabajadores estaban protegidos; ha caído la cobertura
por el incremento en las contrataciones por honorarios o sub contrataciones
para obra, determinada a través de empresas outsourcing. En
los últimos 16 años, el trabajo afiliado al IMSS registra
la creación de 316 mil empleos anuales y la población
en edad de entrar al mercado laboral es de un millón 200 mil,
lo que refleja un déficit muy alto”.
El 52 por ciento de los hogares mexicanos
está en situación de extrema pobreza; si se suma que
el envejecimiento demográfico del país avanza con rapidez
y la seguridad social no es suficiente, los niveles de miseria se
agravan.
“Es malo no comer, pero también es malo no atender la
salud”, comentaron los expertos.
En una colectividad, la seguridad social
y salud en el trabajo son importantes, parte del sostén de
la cohesión social; sin embargo, si bien México pertenece
a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), el 56 por ciento de los ocupados sobrevive
con cinco mil 600 pesos como salario mensual.
“El Estado debe hacer su tarea y no
dejar todo al libre mercado porque éste lo que busca es la
rentabilidad y como resultado se tendrá una diferenciación
en los servicios de salud y se polarizará aún más
a la sociedad”.
Fracaso histórico
Por su parte, Alfonso Bouzas indicó
que como asistencia médica y posibilidad de jubilación,
la seguridad social evidencia un fracaso histórico porque se
le vinculó al trabajo y, al mismo tiempo, se envíó
el mensaje de que no era un problema del Estado, sino un derecho de
quien desempeña una actividad.
“De entrada, el esquema fue errado
porque desde que se implementó, la contribución al Seguro
Social fue amarrada al salario; actuarialmente estuvo mal planteado
al establecer una edad muy corta como el periodo de vida activa, sin
tomar en cuenta que crecería, y sin imaginar la influencia
de la corrupción”.
Los gobiernos mexicanos han desatendido lo
estipulado en el artículo 102 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) que, sin ser vinculatorio, convoca a la expansión
de la seguridad social, y señala la obligación de las
autoridades de vigilar qué empresas y contratantes de empleo
otorguen servicios integrales.
Como propuesta de solución, los académicos
de la UNAM plantean la necesidad de una reforma constitucional en
materia de salud, puesto que las que se han aprobado han debilitado
a los institutos y provocado el decremento de la cobertura.
La sociedad debe exigir a los gobernantes
que cumplan los acuerdos laborales firmados ante instancias internacionales,
que buscan la protección y bienestar de los trabajadores, aunque
“la seguridad social vivirá todavía de 10 a 20
años de crisis antes de registrar un repunte”.
Resulta relevante que la OIT circula un documento
en el que se promueve la protección de los trabajadores dentro
de la llamada economía verde, toda vez que el intento por cambiar
el modelo de desarrollo y dar mayor sustentabilidad ante el calentamiento
global, también perjudica la seguridad y salud de las personas.
Estudios sobre el impacto que tienen las
energías solar, eólica y nuclear han arrojado que el
uso de algunas sustancias químicas, como el telurio de cadmio,
es negativo para la integridad; se buscan fuentes limpias pero, por
ejemplo, el proceso de la construcción de una celda solar es
perjudicial.
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