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La realidad juvenil en relación con esas sustancias, en la
mayoría de las veces está muy distante de los discursos
oficiales, aseguró Roberto García Salgado, académico
de la UNAM
La política prohibitiva en torno a
las drogas es ineficiente e insuficiente; además, no entiende
la realidad de los consumidores, que son criminalizados. Por ello,
es urgente atacar el origen del problema y deconstruir la estigmatización
de los usuarios, para hacer frente al fenómeno, afirmaron expertos
en el Foro Internacional sobre Políticas de Regulación
del Consumo de Drogas.
En la mesa Drogas, sectores sociales
y medios de comunicación, Roberto García Salgado,
académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM,
resaltó que el consumo no es una exclusividad juvenil.
“Su realidad, en relación con
los estupefacientes, la mayoría de las veces está muy
distante de los discursos oficiales. Por ello, se requiere de una
política que transite hacia las condiciones propias del bienestar
social y buscar ahí el origen de sus condiciones actuales,
como la falta de oportunidades de empleo y educación”.
Según un documento de seguridad de la cámara baja, hay
160 mil desplazados y casi 23 mil jóvenes reclutados por el
crimen organizado, refirió.
Lilian Paola Ovalle, coordinadora de Investigación
y Posgrado del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo de la
Universidad Autónoma de Baja California, comentó que
se ha naturalizado un sistema donde se excluyen y vulneran los derechos
a la salud, vivienda y trabajo de quienes no pueden o no quieren dejar
las drogas.
Como sociedad, debemos abrir espacios para
ellos y velar por sus garantías. La prohibición, sentenció,
impide la regulación del acceso y calidad de las sustancias,
y aumenta su peligrosidad y la vulnerabilidad de los consumidores,
a quienes se cubre de un manto de criminalización y estigmatización.
En la mesa moderada por el consultor independiente,
José Luis Stein, la investigadora del Instituto de Psicología
de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, Marisa Feffermann, sostuvo
que es una quimera pensar que en un contexto de inmensa desigualdad
social, con elevados índices de desempleo y subempleo, los
jóvenes atraídos por la posibilidad de una ganancia
económica rápida, serán intimidados por la simple
perspectiva de punición penal; eso revela la insuficiencia
de un modelo represor.
Norma Angélica Campos Larios, alumna
de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM,
e integrante de la asociación Students for Sensible Drug Policy,
expuso que algunos medios de comunicación han generado “mala
información” que contribuye a agravar el problema.
En su oportunidad, Andrés Roemer,
profesor en el Instituto Tecnológico Autónomo de México,
dijo que se debaten problemas del siglo XXI con prácticas y
análisis del siglo XIX. “Hasta los discursos son estructuralmente
idénticos, aunque ya estamos en el futuro; el problema es que
no entendemos la mente humana, y sin saber cómo opera, no servirán
las estrategias públicas”. La política prohibitiva
genera un mercado negro y es absolutamente ineficiente, consideró.
Plantas sagradas
El uso de alucinógenos (hongos, semilla
de la virgen, amanita muscaria, toloache, floripondio o daturas, entre
otros), como medicina terapéutica o para un ritual religioso,
es reflejo de los valores culturales de pueblos indígenas,
que deben ser respetados como parte de sus tradiciones ancestrales,
manifestó Rodolfo Stavenhagen, del Centro de Estudios Sociológicos
de El Colegio de México.
En la mesa Cultura indígena
y uso de drogas en México, el investigador informó
que, entre los pueblos originarios del continente americano, la utilización
de psicotrópicos –la hoja de coca, sobre todo en Sudamérica-
es muy antigua; peyote, entre los indígenas del norte del país;
hongos alucinógenos, en el sureste mexicano, donde habitan
los mazatecos.
En su turno, Carlos Zolla, coordinador de
Investigación del Programa Universitario México Nación
Multicultural (PUMC), de la UNAM, advirtió que la erosión
alarmante de las culturas tradicionales se debe, entre otras causas,
a la migración y presión del narcotráfico para
cultivar marihuana y amapola.
La mesa fue moderada por el etnólogo
José del Val Blanco, director del PUMC, que fustigó
que se homogenice falsa y perversamente el consumo de estimulantes
que han acompañado a las diferentes civilizaciones como parte
entrañable y significativa.
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