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Desde los efectos bioquímicos en el cerebro hasta las condiciones
familiares y sociales que favorecen conductas adictivas, el debate
debe centrarse en las personas, no en las sustancias, coincidieron
expertos en el Foro Internacional sobre Políticas de Regulación
del Consumo de Drogas que organiza la UNAM
• Apenas uno por ciento de los consumidores mundiales son
adictos desde el punto de vista médico, afirmó Humberto
Brocca, de la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Adicciones
• Aunque en México no existen cifras oficiales, la
gran mayoría de adictos por vía intravenosa en Tamaulipas
y Chihuahua, padecen hepatitis C, reveló Dan Werb, de la
Universidad de la Columbia Británica, Canadá
La adicción a las drogas es un problema
multifactorial y reversible que puede atenderse si se consideran los
efectos bioquímicos de las sustancias psicoactivas en el cerebro
y las condiciones familiares y sociales que favorecen conductas adictivas,
coincidieron expertos en el Foro Internacional sobre Políticas
de Regulación del Consumo de Drogas que organiza la UNAM.
Al moderar la mesa La adicción
derivada del uso de drogas ilícitas. El adicto, Javier
Nieto Gutiérrez, director de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM, resumió que el debate debe centrarse en las
personas, no en las sustancias.
Humberto Brocca, adictólogo, especialista
en medicina tradicional china y socio fundador de la Sociedad Mexicana
para el Estudio de las Adicciones, destacó que apenas el uno
por ciento de los consumidores en el mundo está en la categoría
de adictos desde el punto de vista médico. Además, la
droga más perjudicial es el alcohol, por los daños personales,
familiares y sociales que ocasiona; mientras que el tabaco es la médicamente
más dañina por sus implicaciones en varias enfermedades.
En griego, adicto significa esclavo, pues
se somete la voluntad a algo externo; mientras que droga significa
mentira. “Los jóvenes adictos transgreden reglas, inicialmente
por curiosidad, y en grado extremo se convierten en excluidos sociales”,
señaló. Tiene que desarrollarse investigación
en las ciencias naturales y sociales en este tema, pues las políticas
públicas de México están centradas en la lucha
contra el narcotráfico. “Han muerto muchas más
personas por el combate al narco que por la enfermedad de la adicción”.
Daniel Dolmoun Kumok, subdirector del Hospital
Psiquiátrico “El Peral”, de Chile, recordó
que la adicción es resultado de cambios neuroplásticos
en el sistema nervioso central, que determinan caminos neuroadaptativos.
Los estupefacientes, precisó, desencadenan el sistema de recompensa,
asociado a las sensaciones placenteras.
Su uso crónico altera la actividad
sináptica y produce adicción. “El cerebro se modifica
de tal manera que sin la droga no funciona; entonces, el individuo
inicia una búsqueda desenfrenada para elevar su estado de ánimo,
al que se quiere volver con más consumo, aunque luego haya
ansiedad”. En ese proceso participan aspectos genéticos
que forman el basamento de la conducta, así como factores familiares
y sociales, que influyen en las primeras etapas de vida y en la adolescencia,
momentos en que se forma la identidad cultural.
En su oportunidad, María Matilde Massa,
directora nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de
Salud de Argentina, destacó que los estupefacientes son hoy
una mercancía de cambio, de uso y de prestigio, así
como un facilitador que permite a los jóvenes incluirse en
su medio social.
De acuerdo con estudios internacionales,
de cada 100 personas que se drogan en el mundo, 70 realizan consumos
esporádicos, 25 los hacen con relativa repetición y
ritualidad de tiempo y espacio, mientras que sólo cinco lo
hacen en forma compulsiva. Recomendó trabajar desde los aspectos
médicos y educativos en la atención primaria, para que
no se avance hacia la adicción crónica.
En tanto, Silvia Lorenia Cruz Martín
del Campo, bióloga y toxicóloga del Departamento de
Farmacología del Centro de Investigación y Estudios
Avanzados (CINVESTAV), dijo que las adictivas afectan los sistemas
de neurotransmisores cerebrales, a veces con el bloqueo, y otras con
la estimulación de mecanismos. Todas las sustancias psicoactivas
liberan dopamina y activan el sistema de recompensa. Por ello, producen
fluctuación en los estados de ánimo, deseo intenso de
consumir y, en etapas avanzadas, deseo a pesar de la conciencia del
daño.
VIH y hepatitis C y B
Entre el 10 y el 12 por ciento de los consumidores
de drogas ilícitas en el mundo padecen enfermedades infectocontagiosas
como el VIH y hepatitis C y B, por los métodos de uso, que
generalmente se remiten a psicoactivos de forma inyectable, coincidieron
especialistas en la mesa Enfermedades infecciosas y trastornos
psiquiátricos vinculados con el uso de drogas ilícitas.
Los expertos concordaron también en
que, en promedio, casi el 50 por ciento de los consumidores de las
ilegales tienen vínculos con padecimientos psiquiátricos,
aunque no esté refrendado científicamente que la marihuana,
por ejemplificar, sea la causal de psicosis o esquizofrenia.
Dan Werb, especialista en adicciones y salud
urbana en el Centro de Excelencia en VIH/SIDA, en la Universidad de
la Columbia Británica, Canadá, explicó que en
sitios como Rusia, el 90 por ciento de los 1.5 millones de portadores
de VIH fueron contagiados por inyecciones de droga, principalmente
cocaína.
Asimismo, reveló que según
un estudio realizado en Tamaulipas y Chihuahua por la institución
a la que pertenece, la totalidad de los usuarios de las intravenosas
padecen hepatitis C, incluso sin saberlo. De manera global, esa afección
es padecida por 170 millones de individuos.
En su oportunidad, Liliana Martínez
Peralta, microbióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad
de Buenos Aires, Argentina, detalló que en su país el
VIH, la hepatitis C y B, en ese orden, son las principales enfermedades
de transmisión entre los consumidores por vía intravenosa.
“Hay ocasiones en que portan las tres al mismo tiempo, y eso
complica su tratamiento”, explicó.
Según cifras proporcionadas por Waleska
Teixeira Caiaffa, epidemióloga de la Facultad de Medicina de
la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil, existen en el planeta
alrededor de 200 millones de usuarios de sustancias psicoactivas no
lícitas, y de esta cifra, el 10 por ciento pertenece a la categoría
de adictos a las inyectables.
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