• La adicción
se propicia, en el caso de los opioides, porque se crea una sensación
de bienestar, placentera e intensa, comparable al orgasmo, dijo
Alfonso Efraín Campos Sepúlveda, de la Facultad de
Medicina
• La marihuana tiene un índice de heredabilidad, lo
que permitiría pensar que el 40 por ciento de su consumo
depende de los genes, acotó Oscar Prospero García,
de la misma entidad
El uso de drogas y su panorama puede cambiar
rápidamente; por ello, se requiere desarrollar políticas
específicas para cada una, así como contar con programas
robustos y consistentes para enfrentar su consumo, que afecta de forma
considerable la salud de los individuos, dijeron expertos en el Foro
Internacional sobre Políticas de Regulación del Consumo
de Drogas, organizado por la UNAM.
Al segundo día de trabajos del encuentro
acudió Wilson M. Compton, director de la División de
Epidemiología, Servicios e Investigación en Prevención
del Instituto Nacional de Abuso de Drogas, de Estados Unidos, quien
refirió que el año pasado descubrieron en ese país
la existencia de mariguana sintética, y que 11.4 por ciento
de estudiantes de secundaria la han consumido. Sostuvo que antes de
la legalización de sustancias se debe revisar el sistema legal
y su capacidad para regularlas.
En la mesa Tipos de drogas y consecuencias
de su uso en la salud de los individuos, Alfonso Efraín
Campos Sepúlveda, jefe del Laboratorio de Toxicología
del Departamento de Farmacología, de la Facultad de Medicina
(FM) de la UNAM, explicó que la adicción se propicia,
en el caso de los opioides, debido a que se crea una sensación
de bienestar, placentera e intensa, comparable al orgasmo. Consideró
que las sustancias sintéticas son cada vez más potentes
y tóxicas, y producen mayor deterioro orgánico, físico
y psiquiátrico; su consumo representa un problema de salud
pública, económico, social y de seguridad, por lo que
legalizarlas “sería un error”.
Robin Room, director del Centro de Investigación
sobre Políticas de Alcohol en el Turning Point Alcohol and
Drug Centre, Australia, indicó que se ha establecido, en diferentes
estudios, que la mayor intoxicación proviene del alcohol, seguido
de la heroína, la cocaína y el tabaco. Para las drogas
legales, “se requiere una mayor regulación, y en caso
de darse una legalización para otras, debería ser bajo
un régimen restrictivo”.
Al participar en la mesa moderada por el
director General de Incorporación y Revalidación de
Estudios de la UNAM, Ramiro Jesús Sandoval, el investigador
del Instituto Nacional de Psiquiatría, Ricardo Iván
Nanni Alvarado, expuso que los daños a la salud están
bien sustentados, sobre todo aquéllos relacionados con alteraciones
neuro-psiquiátricas que afectan la calidad de vida de los pacientes
y de la sociedad misma. Para atender el problema se deben articular
los diferentes servicios de atención y enfatizar que es más
fácil, barato y eficaz prevenir su uso.
La marihuana frente a otras drogas
En la mesa La marihuana (cannabis) frente
a otras drogas, Alicia Vélez, de la Facultad de Psicología
(FP) de esta casa de estudios, indicó que con base en estudios
neuropsicológicos se puede determinar que el uso de estupefacientes
afecta la corteza prefrontal del cerebro, lo que daña el proceso
conductual y la toma de decisiones. Las alteraciones cognitivas como
la distorsión del tiempo, balance y equilibrio, así
como la sensación de ansiedad, miedo, pánico, angustia
y alucinaciones se pueden presentar incluso en los periodos de abstinencia.
Por su parte, Oscar Prospero García,
de la FM, refirió que el cuerpo humano genera, de manera natural,
su propia marihuana endógena para alcanzar niveles de satisfacción,
como en el momento que se come o se tienen relaciones sexuales. El
investigador del Departamento del Fisiología añadió
que, con base en experimentación con animales, se calcula que
la marihuana tiene un índice de heredabilidad, lo que permitiría
pensar que el 40 por ciento de su consumo depende de los genes.
En su turno, Amanda Feilding, directora de
la Fundación Beckley del Reino Unido, propuso romper el tabú
para que la cannabis, con propiedades médicas, sea controlada
por los gobiernos y no por los cárteles; por el carácter
de sustancia ilegal, no puede ser prescrita aunque sus consumidores
aseguran que es mejor que las sintéticas.
Deborah Privat, coordinadora Pedagógica
de la Secretaría de Educación en Lauro de Freitas, Brasil,
se refirió a la exclusión social, desde el seno familiar,
que padecen los usuarios. Pese al relajamiento y pasividad que provoca
la marihuana, dentro de un núcleo de jóvenes se puede
traducir en acciones violentas, aseguró.
Por su parte, Diana Tonantzin Nava, miembro
del Capítulo México de la Asociación Students
for Sensible Drug Policy, y estudiante de Psicología en
la Universidad Autónoma Metropolitana, propuso terminar con
la estigmatización moralista y tradicionalista del uso y efecto
de la marihuana frente al alcohol y tabaco.
La mesa fue moderada por Héctor Castillo
Berthier, coordinador de la Unidad de Estudios sobre la Juventud,
del Instituto de Investigaciones Sociales de esta casa de estudios,
quien afirmó que no es prioridad de la sociedad estadounidense
atacar el uso de las drogas; para alcanzar verdaderas soluciones en
este tema, es razonable hacer un alto en el camino y reflexionar dónde
estamos con relación a dónde querríamos estar.
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