• La mayor parte
de los que penden de la red, están en lengua inglesa. Aún
con la facilidad para acceder a éstos, ello no producirá
mejores lectores, advirtió Rosa Beltrán, directora
de Literatura de la UNAM
• Según cifras del INEGI, México cuenta con
casi 76 millones de libros en sus 13 mil 192 bibliotecas públicas,
pero las consultas físicas registran un decremento de 50
por ciento en los últimos 10 años. Este 23 de abril
se conmemora el Día Mundial del Libro
La compaginación del libro impreso
con el soporte digital continúa sin que el primero abandone
su protagonismo en la vida cotidiana. Y es que lo registrado en la
plataforma de los bits es un complemento, que en palabras
de Rosa Beltrán, directora de Literatura de la UNAM, “brinda
un acceso más fácil e inmediato, pero eso no significa
que terminará con los convencionales, eso es impensable”.
El libro, consideró, es uno de los
objetos más raros y de los inventos más extraordinarios.
Es la entidad que más nos define como humanos, porque tiene
como centro el lenguaje. La escritora amplió la definición
con la evocación a Jorge Luis Borges. “Si el azadón
es la extensión de nuestro brazo y el catalejo la extensión
de nuestra vista, el libro es el instrumento con que expandimos nuestra
imaginación”.
Beltrán apuntó que en el caso
de diccionarios, enciclopedias o ejemplares amplios en los que el
costo y gasto de papel son muy altos, es propicio utilizar la vertiente
digital, aún y que no sea el momento para emprender un reemplazo.
“El invento de Gutenberg me parece
todavía insustituible. La mayoría de los que quieres
leer no se encuentran en digital; es una era muy temprana para pensar
en que se suplantará al impreso. Solamente si eres un nativo
hablante de lengua inglesa pensarías que no es pronto, pues
la mayor parte de los que están colgados en la red se hallan
en inglés”, explicó.
Más libros, menos lectores
Según datos proporcionados por el
INEGI, México pasó de 10 mil 841 bibliotecas públicas
en el año 2000, a 13 mil 192 en el 2011; además, incrementó
su acervo bibliográfico de 58.4 millones a 75.8 millones en
el mismo periodo. Sin embargo, las consultas promedio registradas
decrecieron de manera dramática, casi en 50 por ciento de 2003
a 2011, al registrarse un descenso de 134.1 millones a 63. 6 millones.
Es penoso que nuestro país sea de
muy pocos lectores, y que a una buena parte de nuestras autoridades
les parezca raro, o hasta extraño un libro.
“Algo fascinante que tiene, es que
es uno de esos objetos que no permite que nadie se acerque a él
más que por gusto. Desde la Universidad, uno de los lugares
privilegiados donde no ha perdido su valor, es deseable construir
una nación de lectores, pero es difícil en una época
donde el giro cultural hace que se ponderen otros valores, objetos
y actividades, pues leer no requiere solamente educación y
tiempo, sino un estado del espíritu”, añadió.
Aún y que no puede imponerse la lectura,
sí pueden acercarse libros a la gente de maneras atípicas,
como en la Fiesta del Libro y la Rosa, a través de
actividades multidisciplinarias.
“No conocemos la cifra exacta de lectores,
pero sabemos que cada vez son menos y esto no tiene que ver con ningún
formato, sino con una pésima educación, con una falta
de apoyo a todos los programas; se considera que la lectura, desde
muy temprana edad, no es algo más que un acto suntuario, algo
prescindible. Un país de gente pensante y crítica sólo
se hace a partir de la lectura de las grandes obras”.
La también profesora de la Facultad
de Filosofía y Letras (FFyL), refirió que aunque la
lectura no es una actividad masiva, y no lo será, las páginas
digitales han permitido el acercamiento a géneros que no son
tan visitados por quienes acuden a las editoriales comerciales, como
la poesía, la crónica, el ensayo y el cuento.
“En la Dirección de Literatura
hay cinco publicaciones electrónicas: la página misma,
Material de Lectura, Periódico de Poesía, Punto
de Partida, y Punto en línea.
Material de Lectura (www.materialdelectura.unam.mx),
sin tener a los autores vivos la mayor parte de las veces, es la página
que más se consulta en la UNAM, con más de un millón
de visitantes. Esto prueba la potencia de la buena literatura si se
le acerca a los lectores de forma eficaz y creativa”.
Asimismo, señaló a los mecanismos
del mercado como corresponsables en la falta y calidad de la lectura;
“de manera engañosa nos han hecho pensar que los
best-sellers, o que los libros de autoayuda, realmente implican
una transformación del individuo que se acerca a ellos”.
Habría que pensar cuáles se
leen, qué tipo de obras son las que se dejan de leer, y en
que, pese a que existen los formatos electrónicos y que los
jóvenes tienen cada vez mayor acceso a ellos, esto no hará
mejores lectores, “no está ahí la respuesta”,
consideró.
Día Mundial del Libro
Como si se tratara de un pasaje de literatura
fantástica, el 23 de abril se escribe un capítulo peculiar
en la historia de las letras. Marca el natalicio y fallecimiento de
William Shakespeare, pero también el deceso de Miguel de Cervantes
Saavedra.
La fecha también coincide con el nacimiento
o la muerte de otros autores prominentes como Maurice Druon, Haldor
K.Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo.
Por ello, la Conferencia General de la UNESCO,
en 1995, decidió rendir homenaje universal a los libros y autores
en esta fecha, para alentar al mundo, y en particular a los jóvenes,
a descubrir el placer de la lectura y valorar las irremplazables contribuciones
de quienes han impulsado el progreso social y cultural de la humanidad.
Este 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro y del
Derecho de Autor.